El giocondo

Hace seis años que murió Francisco Umbral, uno de los mejores escritores españoles del siglo XX. Pero sólo mueren los olvidados, por lo que Umbral continúa vivo en la memoria de sus lectores y en su extensa obra literaria. Además de un gran escritor, Umbral fue uno de los más insignes ejemplos de una tradición que viene de lejos en la prensa española: la colaboración de grandes literatos en los periódicos, mostrando su visión de la actualidad en columnas de opinión. 

El escritor que nos ocupa deslumbró con su prosa cuidada y su descomunal despliegue de calidad literaria durante años, primero en El País (1976-1988), después en Diario 16 (1988-1989) y después en el diario El Mundo, hasta su muerte, donde se encargaba del artículo de contraportada en la memorable columna llamada Los placeres y los días. Artículos sobre personajes políticos y costumbrismo. Cualquier situación o noticia, bajo el prisma de Umbral, crecía siempre y servía al genial escritor madrileño para ensamblar una pequeña pero deliciosa obra literaria. 

Francisco Umbral es un referente de la cultura española con muchos libros a lo largo de su dilatada trayectoria. Gracias a un buen amigo amante de la lectura, cayó en mis manos una edición de 1975 de la editorial Planeta de El giocondo, una obra que Umbral escribió en 1970, todavía en plena dictadura franquista. En el libro se aprecia la categoría de Umbral como narrador, como orfebre del idioma. Cada página de la novela derrocha calidad y maestría narrativa. Hasta el más insignificante detalle, hasta el mínimo rasgo de un personaje, es narrado por el autor de manera excelsa. Leer a Umbral es deleitarse con la literatura con mayúsculas, con su tendencia a narrar de manera lírica cada situación y su empeño por encontrar hallazgos literarios jugando con el idioma. 

La obra muestra también la apertura de mente y la modernidad que siempre tuvo este autor. Como digo, es un libro de 1970, es decir, cuando a España aún le faltaban cinco años para ver morir en su cama al dictador Franco. Y por ello es un libro valiente, atrevido, provocador. Cuenta la historia de el giocondo, un joven homosexual que experimenta en la alocada noche madrileña. El libro, en realidad, es un retablo de los bajos fondos del Madrid de aquella época. Locales, discotecas, calles oscuras, chocolaterías donde comparten desayuno los noctámbulos y quienes se dirigen al trabajo (San Ginés, aún abierta), desenfreno sin fin. Un reportaje sobre la noche madrileña y sobre el amor "que no se atreve a decir su nombre". Tanto por el tema elegido, la homosexualidad, como por la forma en la que se cuenta en la novela, una obra así en aquellos años sólo puede salir de alguien adelantado a su tiempo, rompedor y valiente. 

La historia transcurre en una sola noche por Madrid, aunque hay recuerdos de los protagonistas y momentos del pasado que también son contados en estas páginas. Pero todo sucede en la madrugada madrileña, en clubs y discotecas por donde desfilan artistas, homosexuales, camioneros, maduras señoras con ganas de disfrutar de un ambiente desenfrenado y muy loco, busca ligues, prostitutas, drogadictos. Lo dicho, la noche de Madrid, sus bajos fondos. Todos, ellos y ellas, tientan a el giocondo, que esa noche busca perder la virginidad. O busca el amor. O reencontrarse con un joven del que enamoró. O simplemente experimentar y divertirse. Un personaje poco hablador, en torno al cual el autor logra crear un cierto halo de misterio y fascinación

Entre medias, conversaciones desenfadas entre esos peculiares personajes que van cerrando todos los locales de Madrid, charlas sobre temas sexuales, pero también sobre la revolución y hasta la literatura. Conversaciones en las que se destilan los sentimientos e inseguridades de los personajes de la novela. Cada situación y cada personaje están descritos con profusión de adjetivos y con el nivel lírico y la calidad literaria de la que hace gala el autor en cada relato, independientemente del tema que aborde y del género literario en el que esté escribiendo. En El giocondo, Umbral nos pasea por una noche de fiesta sin fin, de excesos y locura, por el Madrid clandestino del 1970. Y lo hace de tal forma que nos vemos allí, en esos locales, en esas calles oscuras y solitarias, en esas casas desordenadas expectantes por continuar la fiesta con la última copa. Siempre es una delicia leer a Umbral, insisto, más allá del asunto abordado que, en este caso, confiere también de valía este libro, por estar escrito en una época gris como aquella. Un libro escrito de manera magistral, como sólo escriben los genios irrepetibles que no mueren con el fallecimiento biológico, ya que perdurarán por siempre sus obras. Las más aclamadas y las casi clandestinas y poco reconocidas. Las novelas y los artículos de prensa. Cada conjunto de letras que el maestro Umbral construyó con su talento acostumbrado e imborrable, por más que pasen los años. 

Comentarios

Unknown ha dicho que…
Buenos días, soy una estudiante de periodismo que como trabajo de fin de carrera está estudiando la obra de Francisco Umbral, especialmente la obra El Giocondo, y este post de su blog me ha resultado tremendamente interesante, por lo que me gustaría, si usted lo desea claro, poder compartir con usted opiniones y teorías acerca de la obra, los personajes…etc. Le dejo mi e-mail para ponernos en contacto: marinamapi@gmail.com
Gracias de antemano, un saludo
Marina