Último adiós a Concha García Campoy

Esta semana recibíamos la terrible e inesperada noticia de la muerte de Concha García Campoy a los 54 años de edad. Una extraordinaria profesional del periodismo que ha despertado en su adiós, pero también antes, una gran unanimidad por su maestría, su educación y su honestidad. Un ejemplo profesional y humano. Enferma de leucemia desde hace dos años, García Campoy combatió contra la enfermedad con coraje y determinación. Un espejo en el que mirarnos, su última gran lección. Un ejemplo de actitud ante la vida, de vitalidad. Se aferró a la vida, luchó contra este obstáculo y pensábamos que había logrado superarlo. Lamentablemente, una complicación hepática repentina nos arrebató a esta inolvidable voz y a esa inigualable sonrisa el pasado miércoles. Pero, como se recuerda siempre cuando se van los grandes, sólo mueren los olvidados. Y Concha García Campoy será recordada por varias generaciones de españoles. Los que se informaron gracias a ella y todos los que la tendremos siempre como referencia profesional.

Concha García Campoy trabajó en innumerables medios de comunicación. Comenzó en una radio de Ibiza, donde contrajo esa pasión por la radio que recorre las venas de quienes adoran este medio único, una pasión que nunca abandonó, aunque también hizo mucha televisión y colaboró con medios impresos, donde destacaban sus excepcionales entrevistas. Televisión Española, Onda Cero, Cadena Ser, Antena 3 Radio, Punto Radio, Telecinco, Cuatro... Una trayectoria semejante, en tantos medios de primer nivel, sólo está al alcance de los mejores. Y Concha García Campoy lo era. Tenía un estilo propio, una voz prodigiosa y una capacidad de conectar con el espectador o el oyente que tan difícil es conseguir. 

Su intensa carrera profesional y su talento indiscutible hacen que periodistas de los más dispares grupos de comunicación de nuestro país hayan trabajado con ella. Por eso, son muchos los que han despedido totalmente desolados a su compañera y amiga. Todos esos profesionales recuerdan su legado, sus cualidades profesionales y humanas. En el periodismo, fue pionera en la información televisiva en los informativos de TVE con Manuel Campo Vidal, actual director de la Academia de Televisión y gran amigo de García Campoy. En radio, debemos a esta gran periodista el nuevo concepto del matinal radiofónico de los fines de semana, con un ritmo mucho más pausado que entre diario. Ella lo creó con A vivir que son dos días en la Cadena Ser. Desde entonces, todas las emisoras llenan su parrilla del sábado y el domingo con tertulias más pausadas, casi charlas, con entrevistas en profundidad, con contenidos que tienen más poso que el de los matinales de lunes a viernes. 

En televisión, como digo, triunfó. No hay más que ver que trabajó en TVE, Telecinco y Cuatro. Su último trabajo precisamente fue en Telecinco, donde se puso al frente del programa informativo matinal de la cadena. Tuvo que abandonar este trabajo a causa de la leucemia que finalmente le ha costado la vida. Antes, presentó con su frescura y calidad habitual Las mañanas de Cuatro en la cadena hermana de Mediaset. La otra gran cualidad profesional que destacan sus compañeros es su habilidad en las entrevistas, con eso tan complicado y que tan pocos periodistas logran que es conectar con el entrevistado y lograr así crear un clima de confianza que terminará dando titulares. Ahí está la presencia en su funeral de actores, políticos y otros personajes públicos que fueron entrevistados por ella. 

Me gustaba su profesionalidad, el ritmo que imprimía a sus programas, su estilo propio. Recuerdo que Concha García Campoy acudió a un acto con motivo de la campaña electoral de 2011, creo, en la Universidad Carlos III de Madrid, donde estudiaba periodismo. Acudió junto a otros profesionales del periodismo a una mesa redonda en la que hablaron sobre el seguimiento de la campaña electoral en los medios de comunicación. Es la única vez que la vi en persona, de lejos, pero fue un placer escuchar su voz y presenciar su elegancia y exquisita educación. Lamento que fuera la última. Que no puede haber nuevas ocasiones de disfrutar de su profesionalidad como espectador o aspirante a periodista que verá siempre en ella a un ejemplo a seguir. Descanse en paz. 

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