Malala fascina al mundo

Malala Yousafzai, la niña paquistaní que estuvo a punto de morir por el ataque de la intolerancia y el fanatismo de los talibán, cumplió el viernes 16 años. No fue un día cualquiera. Ni para ella ni para el resto del mundo. Malala volvió a cautivar a todos los que escucharon su discurso en la sede de la ONU. Un ejemplo de dignidad, de espíritu comprometido, de valentía. Malala, con sus 16 años, es un ser humano admirable, a quien debemos mucho y a quien hemos de tener como referente ético y moral. Fueron bellas y memorables sus palabras ante el Secretario General, Ban Ki Moon, y cerca de 1.000 estudiantes de todo el mundo que asistieron a la Asamblea de la Juventud en la sede de este organismo internacional en Nueva York. 

"Vamos a coger nuestros libros y bolígrafos. Son nuestra arma más poderosa. Un niño,  un profesor, un bolígrafo y un libro pueden cambiar el mundo. La educación es la única solución", explicó Malala, con dulzura y contundencia, admirando a todos los que la escucharon allí y a todos los que hemos seguido sus palabras por los medios de comunicación. En octubre, Malala fue atacada por los talibán, precisamente por defender el derecho a la educación de las niñas, algo que estos fanáticos extremistas no conciben para las niñas. Ella se comprometió desde el principio, sabedora de que se estaba jugando la vida, y creó un blog para defender ese derecho tan básico que es arrebatado a millones de niñas en todo el mundo. 

"El talibán pensó que la bala nos silenciaría, pero fallaron", dijo la joven activista paquistaní. Un motivo para creer en el ser humano, para reconciliarse con nuestra especie. Al final, entre tantas malas noticias, tanto odio, tanta insensatez, tanta maldad, hay personas que valen la pena, que nos demuestran que también somos capaces de hacer el bien, de plantar cara a quienes quieren impedir que el mundo avance, a los que violan los Derechos Humanos. Mientras sigan existiendo personas como Malala, mientras haya miles de personas en todo el mundo que se conmuevan con su determinación, el mundo tendrá salvación. Esto no estará acabado. No será tan negro y catastrófico como pensamos ante tantas desgracias. 

"Queridos hermanos y hermanas, yo no estoy en contra de nadie. Tampoco estoy aquí para hablar de venganzas personales contra los talibanes u otros grupos terroristas. Estoy aquí para defender el derecho a la educación de todos los niños. Quiero educación para todos los hijos y las hijas de todos los extremistas, especialmente los talibanes", contó. Otra de sus frases destacadas, aunque recomiendo ver el discurso entero, es la siguiente: "Los sabios dicen, el bolígrafo es más poderoso que la espada, y es verdad. Los extremistas tienen miedo del bolígrafo y los libros. El poder de la educación los asusta. Tienen miedo de las mujeres. El poder de la voz de las mujeres los asusta. Es por esto que ponen bombas en las escuelas todos los días. Porque tuvieron y tienen miedo del cambio, miedo de la igualdad que traerá la nueva sociedad". Por último, hizo un llamamiento a los líderes mundiales para que "luchen contra el analfabetismo, la pobreza y el terrorismo". 

Dos únicas palabras para concluir este artículo. ¡Gracias, Malala!

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