Cómo hemos cambiado

Ayer vi haciendo zapping (que es como se ven estas cosas) la película El turismo es un gran invento, de Paco Martínez Soria. Sólo un ratito, la parte final. Yo no viví ni de lejos aquel periodo histórico que cada sábado por la tarde muestra La 1 de TVE en su espacio Cine de barrio, pero si esas películas son reflejo de la sociedad de su época, y parece que es así, resulta francamente asombroso lo mucho que ha cambiado este país en relativo poco tiempo. Ahora estamos rodeados de los restos del naufragio económico que lo llenan todo, pero también resulta un interesante motivo de reflexión el cambio de mentalidad y modo de vida de la sociedad española en los últimos tiempos. De repente, recordé que esta semana la Fundación BBVA había hecho público un estudio internacional sobre estilo de vida, valores y creencias. Total, que el artículo de hoy estaba cantado.

En el estudio se preguntó a 15.000 personas a partir de 18 años en 10 países europeos: Alemania, Dinamarca, España, Francia, Italia, Países Bajos, Polonia, Reino Unido, República Checa y Suecia sobre cuestiones éticas, de estilos de vida y de creencias personales. Las conclusiones son ciertamente interesantes. A grandes rasgos, se aprecia una apertura a nuevas formas de convivencia o paternidad. Por ejemplo, vivir junto a la pareja antes del matrimonio tiene una media de aceptación de 7,7 en el conjunto de países estudiados (la misma que en España). El divorcio cuenta con una aceptación en España de 7,5 (superior a la media, que es de 6,9), y lo mismo sucede con la opción de ser madre o padre soltero (aceptación de 7,5 en España y de 7 en la media).

De todas las cuestiones por las que son preguntados los encuestados, el aborto es la que más divide a la sociedad española. Un 44% está a favor, mientras que un 39% no lo considera una opción aceptable. Es casi el único aspecto donde el grado de aceptación no se sitúa por encima de la media. Por ejemplo, el 56% de los españoles considera que es aceptable el matrimonio entre personas del mismo sexo, frente al 41% de la media europea, y el 52% está a favor de la adopción por parte de parejas homosexuales, por encima del 38% del conjunto de países estudiados. Además, el nivel de aceptación de que estas parejas conciban un niño recurriendo a donantes de semen u óvulos es superior a la media europea (5,2 frente a 4). 

Por cierto, el matrimonio sigue siendo una institución con vigencia entre los españoles (aceptación de 6,4 sobre 10), por delante de quienes creen que está pasada de moda (3,8) o que vivir sólo permite tener una vida más interesante (3,5). O sea, que no peligra el matrimonio ni la familia tradicional, como algunos sectores de la sociedad temían ante la aprobación, por ejemplo, de la ley de matrimonio homosexual. 

En general, Dinamarca, Suecia y Países Bajos se encuentran en la parte alta de aceptación de cuestiones controvertidas desde el punto de vista moral. España se sitúa en la parte media-alta junto a Francia y Reino Unido. Por detrás se encuentran República Checa y Alemania. En la parte baja, con un menos grano de aceptación de estas prácticas que generan cierta controversia, están Italia y Polonia, los dos países que más abiertamente religiosos se muestran en este informe. 

Hay consenso en relación a la necesidad de que la religión esté separada de la política. Esta afirmación cuenta con un 8,1 de aceptación a nivel europeo y con un 8,2 en España. Un 6,5 de media europea (6,6 en España) cree que el Estado no debe prestar ayuda económica a ninguna religión. Eso sí, el 66% de los europeos pertenece a una religión y este porcentaje se eleva hasta el 71% en España. El nivel de religiosidad declarado, con todo, es de 4,6 sobre 10 en Europa y de 4,4 en España. Particularmente relevante es la pregunta sobre si los ciudadanos consideran que "es necesario creer en una religión para tener valores y actuar de un modo ético). Esta afirmación tiene una aceptación de 4,2 sobre 10 en Europa (3,2 en España). 

Respecto a los elementos más valorados por los ciudadanos, destacan la familia y la salud, que reciben notas de entorno a los 9 puntos en una escala sobre 10. Les siguen, por debajo de 8, los ingresos del hogar, la relación de pareja y los amigos. La tolerancia y el respeto a los demás (69%), el sentido de la responsabilidad (60%) y la autonomía personal (45%) son considerados los valores principales que deben inculcarse a los hijos. 

En resumen, España está en la parte media-alta en este informe sobre nuevos estilos de vida y formas de convivencia. Lejos de los siempre modélicos países escandinavos, pero bastante por encima de otros países que por tradición han seguido un desarrollo similar al nuestro a lo largo de la historia con un enorme peso de la religión en el modo de vida como Italia y Polonia. El grado de religiosidad en nuestro país es menor y nos encontramos por encima de la media en aceptación de cuestiones como el matrimonio homosexual. Sobre la religión, es importante la división que se hace entre ésta y la ética, así como la postura sobre la separación entre Iglesia y Estado, de la que es partidaria una amplia mayoría de españoles. 

Vuelvo al comienzo. Cómo hemos cambiado. Qué distinta la sociedad de nuestros abuelos a ésta en la que vivimos. Si de algo podemos sentirnos orgullosos es de esa apertura que España ha tenido en los últimos años. ¿Dónde estaríamos en un informe similar elaborado en los años 70, por no irnos más atrás? Incluso en los 80. La sociedad española ha avanzado a pasos agigantados y, aunque seguro que habrá quien lea en este tipo de informes la perversión y la degradación de los valores morales de la ciudadanía, lo cierto es que agrada ver que, poco a poco, nos vamos homologando a los países más avanzados de Europa, al menos, en lo que se refiere a valores y estilos de vida.

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