Semana trágica por la violencia machista

Cuatro mujeres han muerto esta semana en España por culpa de la violencia de género. Cuatro días seguidos con el golpe mortal del machismo, de esta lacra que no conseguimos erradicar en nuestra sociedad. Una joven de 19 años el lunes en León, una mujer de 51 el martes en Córdoba, una joven de 22 años el miércoles en Llodio y una mujer de 29 años en Santander el pasado jueves. Cuatro vidas rotas, cuatro nuevas tragedias que  sumar a la lista negra de la vergüenza, esa que nos indica que ya son 22 las mujeres asesinadas a causa de la violencia de género en lo que va de año en nuestro país.

Ha sido esta una semana intensa en lo informativo, como todas. Politiqueos varios, cumbres europeas, sucesos internacionales... En medio de todas estas noticias, el terrible goteo de casos de violencia de género. Una lacra que nos sitúa como sociedad ante el espejo. Y no nos gusta lo que vemos. Nos desagrada profundamente. Porque somos una sociedad enferma y debemos curarnos. Hay que combatir esta fenómeno  de violencia contra las mujeres que nos hace peores, que nos obliga a todos individualmente y de manera conjunta a examinar qué estamos haciendo para erradicar la violencia machista. La respuesta debe ser autocrítica bajo cualquier circunstancia, porque mientras haya una sola mujer que muera a manos de su pareja o su ex pareja algo seguiremos haciendo mal.

El Congreso de los Diputados dedicó una declaración institucional a estos casos de violencia de género. A recordar a las víctimas, mostrar el apoyo a las familias y expresar la intención de luchar para que estas muertes no se vuelvan a repetir. En esa declaración hubo una cierta disputa por los términos, por las palabras empleadas en la misma. Fue el grupo socialista quien propuso la declaración y presentó un texto, que fue modificado después por la mayoría popular. La declaración salió adelante por unanimidad y el fondo de la misma se mantuvo intacto, por supuesto, pero volvió a dejar ese habitual choque entre distintas formas de denominar un mismo problema. Desaparecieron expresiones como "violencia machista", "mujeres asesinadas" o "el machismo mata". Son distintos enfoques. 

He escrito aquí en varias ocasiones sobre el lenguaje no sexista y sobre lo que opino de él. En una cuestión tan delicada como ésta, no logramos ponernos de acuerdo en un lenguaje común. El lenguaje es importante, porque es la forma en la que llamamos a las realidades que vivimos. No se ha logrado ese entendimiento en torno al fenómeno de la violencia de género, que algunos llaman así, otros violencia machista, etc. Lo importante, en cualquier caso, lo vital, es que desde la Administración se pongan todos los medios posibles para que casos como los cuatro asesinatos que hemos sufrido esta semana no se vuelvan a repetir. Luchar contra la violencia de género pasa por ofrecer la máxima protección a las víctimas. Que las mujeres que sufren este infierno sepan que cuando den el paso de denunciar a su agresor tendrán todo el apoyo de la sociedad. Que el agresor sepa que recibirá lo contrario, el repudio más absoluto. Que la justicia funcione rápida y bien. 

Todo es necesario, pero no es suficiente. También se debe poner el acento en la educación. Detrás de estos crímenes hay una mentalidad irracional y odiosa que se llama machismo. La creencia  que tienen algunos hombres de que son superiores a las mujeres. La perturbada idea de que se posee a la pareja, de que la mujer es propiedad del hombre. De que es un ser inferior, menos capacitado. De que el marido es quien debe marcar las normas en la casa. En resumen, esa mentalidad rancia y anticuada que, lamentablemente, no desaparece del todo en nuestra sociedad Muchos deseábamos que se tratara de algo generacional, pero algunas actitudes en personas jóvenes nos llevan a pensar que nuestro deseo no se correspondía con la realidad. Ahí está la edad de tres de las mujeres asesinadas esta semana: 19, 22 y 29 años. 

La violencia de género es algo que no conoce de clases sociales, de edades o de nivel de formación. Un fenómeno transversal que debe ser combatido teniendo en cuenta estas características. Por eso es esencial que desde las escuelas se trabaje en la igualdad plena entre hombres y mujeres. Desde pequeños se debe educar en esos valores. Es el primer paso para que en la sociedad de mañana no exista esa mancha vergonzosa que supone la violencia de género. Eliminando el machismo estaremos sembrando una sociedad más justa, más igualitaria, menos violenta. Es una labor a largo plazo que se debe combinar con la protección y la acción judicial en el presente. Hay que acabar con la violencia machista. Podemos lograrlo y no debemos parar hasta conseguirlo. 

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