Periodismo en España

Quiero comenzar la semana con tres reflexiones sobre el periodismo que se hace en nuestro país, sobre el marcado carácter ideológico de la mayoría de los medios españoles y sobre lo que los ciudadanos esperan de un periódico, de una radio o de una televisión. Tengo para mí que una parte importante de la población busca en un medio reafirmar sus ideas y prejuicios ideológicos. Es decir, alguien que se identifique como "de derechas", buscará un medio afín a esas ideas para no sentirse incómodo leyendo reflexiones o noticias que puedan cuestionar las decisiones de su partido político. Y, a la inversa, alguien que es "de izquierdas" no se molestará en dejarse caer por medios "de derechas", salvo para criticarlos severamente y zanjar que todos son unos extremistas radicales que desinforman a los ciudadanos.

 Confío en que haya mucha gente que no caiga en este comportamiento tan simplista e infantil, pero me temo que sí hay bastante gente de un solo diario de cabecera, de una sola radio, etc., que se guía por lo que dice su medio, que busca aquellos medios en los que sabe que verá reforzados sus pensamientos. Eso habla de una sociedad, o de una parte de la sociedad, inmadura y temerosa de leer o escuchar reflexiones de personas de ideas políticas opuestas a las suyas, no vaya a ser que tengan que hacer autocrítica o que se vean en la terrible situación de tener que replantearse algunas cosas. ¿Para qué contrastar ideas, leer lo que opinan personas desde distintos puntos de vista para luego formarme una opinión en base a lo que he recabado en medios de distintas líneas editoriales? Eso deben de pensar. Es triste y más lo es aún que haya periodistas y medios de comunicación encantados de haberse conocido que perpetúan este maniqueísmo de personas de izquierdas y de derechas, progresistas y conservadores. Son profesionales que jamás rebaten planteamientos de su partido político de cabecera, que incluso repiten como papagallos el ideario que les envía cada mañana en tertulias y columnas de periódico. 

Creo que en torno a esto deberíamos hacer una reflexión todos. Los ciudadanos y los profesionales de la información. Cada día tengo más claro que no es sano tener un único medio de cabecera. De verdad, es muy recomendable leer diarios que no le vayan a dar siempre la razón a sus pensamientos y a sus planteamientos ideológicos.  Estar bien informado pasa también por picar un poco de cada medio, porque si no estaremos viendo el mundo sólo desde un prisma. El que nos gusta y compartimos con ese medio afín, pero eso a riesgo de aislarnos a otras teorías o planteamientos que, por qué no, pueden aportarnos algo o pueden hacernos reflexionar sobre alguna de nuestras posturas. O no, quizá nos reafirme en ellas, pero en el proceso nos habremos enriquecido. 

Estos días he visto dos casos que me gustaría comentar aquí al hilo de lo que estoy hablando. Precisamente, uno de los ejemplos pone el acento en los medios de comunicación y su línea editorial que lleva a apoyar siempre a los mismos políticos y a ver la realidad de forma distinta según quién esté en el gobierno y el otro se fija más en esa cegación de algunos ciudadanos que sólo quieren leer artículos que reafirmen sus principios políticos e ideológicos. 

La primera es una comparación que circula por Internet de dos portadas del diario La Razón. La imagen lo dice todo. A la izquierda, una portada de octubre de 2011, con el PSOE en el gobierno, en la que el diario dirigido por Francisco Marhuenda lleva a toda página la cifra de desempleados de entonces, un auténtico drama que hacía muy bien en reseñar." 4.987.300 parados". ¿Qué ocurre? Que este viernes, el día después de conocer la EPA que certifica que España había superado por primera vez los 6 millones de parados, La Razón lleva esta noticia a un lugar mucho más modesto de su portada. Dramático y desolador era estar cerca de los cinco millones de parados en 2011. Pero, también lo será llegar a os 6.202.700 en 2013 con el PP en el gobierno. 


Creo que el ejemplo es claro. El otro caso es reciente y tiene que ver con la publicación en eldiario.es de un artículo del economista Ignacio Conde Ruiz que algunos de los socios de este medio califican de "neoliberal", que para estas personas debe de ser algo así como demoníaco. Algunos lectores de este medio amenazaron con darse de baja porque se encontraron en él un artículo que no cuadraba, Dios santo, con sus principios ideológicos. El artículo en cuestión se titula ¿Cómo es posible recaudar tan poco con los tipos marginales más altos de Europa? . Les dejo en enlace por si quieren leerlo. No tardan nada y no se les va a pegar ningún virus, creo. El caso es que el director de este periódico digital, Ignacio Escolar, ha tenido que salir a defender la publicación de ese artículo y a argumentar lo obvio, lo evidente, lo que no haría falta explicar, pero por lo visto, sí es necesario: que un medio de comunicación debe ser plural y dar cabida a opiniones diversas (otra cosa es que realmente eldiario.es lo haga en realidad y como algo frecuente).

"Eldiario.es es un medio plural y, como tal, su línea editorial no es un afilado rayo láser que separa el universo entre los buenos y los malos. Es un medio donde la opinión es libre y los hechos son sagrados, como dice el lema de The Guardian. Aquí publican cada mes unas 200 personas distintas y yo no le digo a nadie qué tiene que pensar ni escribir cuando se trata de opinión", explicó Escolar. Nada que añadir. Es cierto que este medio se financia a través de las aportaciones de sus lectores y que habrá quien pueda defender que, puesto que esto es así, los lectores pueden decidir lo que quieren leer. Entonces, ¿estos lectores que han puesto el grito en el cielo por leer en su medio una opinión distinta a la suya, qué concepto tienen del periodismo, de la libertad de expresión? ¿Les molesta que se dé voz a los que propugnan principios políticos o económicos diferentes a los suyos? Se lo deberían hacer mirar, pienso.

Ya que estamos hablando de periodismo, un último comentario. Vean por Internet si no lo pudieron seguir en directo el programa de ayer de Salvados sobre el accidente del Metro de Valencia. Una excepcional lección de periodismo con letras mayúsculas sobre un caso que se quiso silenciar, y de hecho se silenció, desde la Generalitat valenciana. Para eso, exactamente para eso, está el periodismo: para informar sobre lo que el poder quiere ocultar. 

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