Más recortes en Portugal

La Unión Europea ha llegado a una situación en la que lo difícil no es  saber si vendrán nuevos motivos de inestabilidad, porque eso se da por descontando, sino adivinar de dónde procederán. Eso es para nota. Chipre, con su confiscación de ahorros superiores a 100.000 euros; Italia, con su parálisis política para la formación de un nuevo gobierno y ahora Portugal, con la decisión de su Tribunal Constitucional de echar abajo un paquete de recortes del gobierno luso que deja un agujero en las cuentas que, según anunció ayer el primer ministro, Pedro Passos Coelho, se llenará con nuevos recortes en sanidad, educación y seguridad social. Las medidas que derribó el alto tribunal portugués consistían en la eliminación de la paga extra de los funcionarios y los pensionistas. 1.500 millones que ahora el gobierno del país vecino tiene que ahorrar de otras partidas, apretado como está por la troika (recordemos que Portugal está rescatado y debe cumplir las asfixiantes exigencias de reducción de gasto de la UE). 

También podría haber empezado el artículo de otro modo. Tal que así. La Unión Europea ha llegado a una situación en la que lo difícil no e saber si vendrán nuevos ataques al estado del bienestar, porque eso se da por descontando, sino adivinar de dónde procederán. Porque a estos recortes en servicios públicos esenciales que anuncia Portugal los precede un severísimo ajuste en el Reino Unido que mete la tijera en todo: empezando por la prestación por desempleo y siguiendo por cualquier otra ayuda pública que pueda imaginarse. Pero volvamos a Portugal. Tras la decisión de su Tribunal Constitucional, el país se encuentra, en palabras de su primer ministro, en un estado de "emergencia nacional".  Después del fallo judicial, todas las opciones se pusieron encima de la mesa: dimisión en bloque del gobierno y convocatoria de elecciones, crisis ministerial, petición de un nuevo rescate. Finalmente, para evitar ésta última, el gobierno de Portugal apretará aún más las tuercas a sus ciudadanos en sanidad, educación, seguridad social y transporte. 

"Tenemos que evitar un nuevo rescate. La alternativa a o cumplir con nuestros socios es precisamente esa, la de pedir una nueva ayuda. Pero eso no se evita con buenas palabras y con buenas intenciones, sino con hechos concretos. No será fácil. No hay mucho margen", explicó ayer el conservador Passos Coelho. El préstamos que la troika concedió a Portugal en 2011 fue de 78.000 millones de euros y el paquete de recortes tumbado por el Constitucional era importante para pagar los intereses de la línea de ayuda. Ahora, Portugal busca nuevos lugares donde hacer recortes y mira a los servicios sociales.

Parto de la base de que quien presta dinero es el que tiene que poner las condiciones y que no vivimos en un mundo yupi en el que uno puede dejar de pagar sus deudas y aquí no ha pasado nada. Eso nunca ha sido ni será así, no puede serlo más que en nuestra imaginación. Es importante partir de esa base, porque algunas críticas parecen algo utópicas y demasiado alejadas del mundo real que, para bien o para mal (probablemente para mal) vivimos. Ahora bien, dicho esto, ante lo que está pasando en Portugal y en otros países europeos me surgen varias dudas que quiero plantear, porque hay cosas que no entiendo. 

En primer lugar, ¿por qué lo llaman rescate si en realidad con él se está asfixiando a los que en teoría se quiere ayudar? Segundo, ¿qué estamos sacando de positivo de esta extrema austeridad y esta reducción del gasto a tanta velocidad, a qué se debe esta masoquismo? Tercero, ¿por qué no se puede flexibilizar el pago de los intereses del rescate o los plazos de cumplimiento del objetivo de déficit si de verdad todos somos "socios", como tanto se cacarea? Una última cuestión, ¿no se da cuenta quien está imponiendo esta política económica en la Unión Europea de los efectos devastadores para la recuperación de la crisis que está teniendo? ¿De verdad no alcanzan a comprender que una Europa en recesión, ahogada por fuego amigo y por exigencias de los "socios" terminará siendo el peor contexto posible para sus propias economías, para sus exportaciones de las que tanto dependen? La crisis pasará pero, como sigamos así, se va a llevar por delante buena parte del Estado de bienestar y nos va a dejar a todos con la duda de por qué se ha optado desde el principio por una política económica que consiste en estrangular aún más a las economías ya de por sí maltrechas. 

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