Lo mejor de cada casa

El diario El Mundo publica hoy que Diego Torres, ex socio de Iñaki Urdangarin en el instituto sinónimo de lucro Noós, también se acogió a la amnistía fiscal. Según cuenta este medio, regularizó 160.000 euros de una cuenta que tenía en Luxemburgo. Día a día vamos viendo que a esta medida vergonzosa e injusta del gobierno, que además ha sido completamente inútil y ha supuesto la regularización de una ínfima parte de lo que esperaba el ejecutivo, se ha acogido lo mejor de cada casa. Luis Bárcenas, ex tesorero del PP, aquel genio de las finanzas y las inversiones en bolsa que acumuló varios millones de euros en cuentas suizas y que dice en una entrevista que ve su futuro con optimismo. Hay sospechas de que más imputados en el caso Gürtel también se han acogido a esta medida. 

La amnistía fiscal es una medida, de por sí, impresentable. Lo es para los ciudadanos honrados (que haberlos, haylos) que pagan religiosamente sus impuestos. El mensaje que se está dando a estos ciudadanos es que se va a perdonar a quienes han defraudo a Hacienda, a quienes se han llevado sus fortunas a Suiza o a otros paraísos fiscales. Por ser rigurosos, se traslada el mensaje de que se les va  a permitir regularizar ese dinero pagando un porcentaje ridículo. Aunque con la medida se hubiera logrado aflorar todo el dinero que esperaba el gobierno, seguiría siendo algo bochornoso. Pero resulta que ni siquiera salió bien desde ese punto de vista, porque el dinero regularizado fue una nimiedad en comparación con la que de forma grandilocuente explicó el ministro Montoro que iban a lograr atraer con la "regularización fiscal", que el término amnistía no les gusta.

La medida en sí es bastante patética. Ver a un gobierno dirigirse a los defraudadores a venderles las bondades de una amnistía fiscal como si fueran vendedores a domicilio es algo ciertamente triste. Venga, que sólo tienes que pagar un 10%. Esta oportunidad no te presenta todos los días, amigo. ¿A qué espera para regularizar su dinero negro? No lo dude, diríjase al Ministerio de Hacienda y retorne su dinero a España. No se arrepentirá. En fin. Patético fue también cómo el gobierno dijo a todos estos patriotas adinerados y amantes de las montañas suizas que esta ocasión era la última y nunca más volvería a abrirse un proceso de amnistía fiscal. Una de dos, o a los defraudadores les importa más bien poco porque no les parecen serias  las amenazas de un gobierno que se aviene a perdonar los pecados a quienes le han defraudado, o no le dan credibilidad a esas palabras. El caso es que regularizaron su dinero unos pocos. Algunos, viejos conocidos. 

Lo mejor de cada casa, como digo. Bárcenas, ahora Diego Torres. El juez Castro preguntó si los duques de Palma también se habían acogido a este proceso. En fin. Hay una escena en la serie Crematorio, basada en el libro homónimo de Rafael Chirbes, que es la radiografía de los años de las vacas gordas y el exceso en España al calor de la burbuja inmobiliaria  en la que una amiga intenta consolar a la pareja sentimental de un constructor en apuros que ha sido detenido por la policía. "No te preocupes, querida. Esto pasa en las mejores familias. De hecho, es en las únicas que pasa". Pues algo de eso vemos con la amnistía fiscal. Al final están saliendo los nombres de personas de las mejores familias. Socios de duques, tesoreros del partido del gobierno. En ese plan.

La lista Falciani, esa que tiene en su poder un ex trabajador del HSBC suizo, contiene información de 3.000 cuentas de esa entidad helvética. Más de 600 corresponden, al parecer, a españoles. Recientemente el diario El País informó de que esta lista conducía hacia imputados en el caso Gürtel; entre ellos, dirigentes del PP. No podemos hablar en base a especulaciones, pero ¿hasta qué punto nos sorprendería encontrar en esa lista a personas de las altas esferas que van de patriotas y amantes de su país? Ayer mismo, El Mundo informó que Don Juan de Borbón, padre del actual rey, no murió casi pobre como se nos había contando estos últimos 20 años, sino con varias cuentas en Suiza que habrían heredado sus hijos, entre ellos Don Juan Carlos. Molesta y daña mucho encontrar en Suiza a los grandes hombres y líderes del país, a esos referentes de distintos sectores que no parecen predicar con el ejemplo. En fin, estas cosas pasan en las mejores familias. 

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