115
cardenales de 50 países elegirán a partir de las 16:45 horas de esta tarde al
sucesor de Benedicto XVI al frente de la Iglesia católica. A esa hora el Maestro de Ceremonias Pontificias, Guido
Marini, pronunciará la frase extra omnes (todos
fuera) y los cardenales quedarán encerrados en la Capilla Sixtina para dar comienzo al
Cónclave. Un ritual medido desde hace siglos por el que se elegirá al 266 Papa
de la historia.
Esta
mañana se ha celebrado uno lo de últimos actos públicos anterior al encierro de
los prelados en la capilla creada por Miguel Ángel: la misa pro eligendo pontífice, a cargo del decano del Colegio
cardenalicio, Angelo Sodano. En la homilía, celebrada en la Basílica de San
Pedro, Sodano ha pedido que “el Señor conceda pronto a la Iglesia otro buen pastor”
dispuesto a “dar la vida por sus ovejas”.
De
los 115 cardenales electores, aquellos que tienen menos de 80 años, 60 son europeos (28 italianos), 19
latinoamericanos, 14 norteamericanos, 11 africanos, 10 asiáticos y un
australiano. Todos ellos desfilarán en procesión a las 16:30 en dirección a la
Capilla Sixtina. Uno a uno, jurarán guardar secreto sobre todo lo que suceda en
el Cónclave. Después, se cerrarán las puertas bajo llave, siguiendo la
tradición de la Edad Media que da nombre a esta reunión cardenalicia de la que
saldrá el próximo Papa. El primer Cónclave en siete siglos que busca sucesor a
un Pontífice que ha renunciado a su cargo.
Es
necesario el voto de dos tercios de los cardenales electores, por lo que el
nuevo Pontífice requerirá de 77 votos. Aunque no están obligados a ello, se
espera que esta tarde procedan a la primera votación. De la chimenea instalada
para la ocasión en la Capilla Sixtina saldrá humo blanco (en el caso improbable
de que haya acuerdo de dos tercios de los cardenales electores en la primera
votación) o negro si, como se prevé, no lo hay. Según anunció el portavoz de El
Vaticano, Federico Lombardi, la primera fumata
se verá a partir de las ocho de esta tarde. Se han instalado unos focos para
iluminar el humo.
A
partir de mañana, celebrarán dos votaciones por la mañana y dos por la tarde.
Los cardenales se alojarán en la Casa de Santa Marta, dentro de El Vaticano.
Allí desayunarán entre las 6:30 y 7:30 de la mañana. A las 7:45 se trasladarán
hacia la Capilla Sixtina y, tras una misa, empezarán las deliberaciones a las
9:30. Terminarán a las 12:30 para regresar a almorzar a la Casa de Santa Marta.
La jornada de tarde empezará aproximadamente a las 16 horas y concluirá a las
20 horas. Aunque se harán dos votaciones en cada turno, sólo veremos una
fumata, es decir, no se comunicará con humo negro la falta de acuerdo de la primera votación.
Benedicto
XVI, el papa emérito al que se busca sucesor en el Cónclave, fue elegido en la
cuarta votación. Su antecesor, Juan Pablo II, en la octava. Sobre la duración
del Cónclave, el propio Lombardi ha declarado que una reunión de más de cuatro
días evidenciaría “una situación bloqueada, de falta de consenso, aunque no hay
motivos para pensar que se puede llegar a esta situación”.
Si hay tres días sin resultado positivo, se
dará paso a una jornada de reflexión
para reanudar las votaciones al día siguiente. Cuando algún cardenal alcance la
mayoría de dos tercios, el cardenal
decano de los electores, Giovanni Battista, preguntará al elegido “¿aceptas tu
elección canónica como Sumo Pontífice? Puede renunciar a ello. En caso de que
acepte, se vestirá en la Estancia de las
lágrimas, leerá un pasaje del evangelio, rezará junto al resto de electores
y entonaran juntos el Te Deum.
A
partir de ahí, y tras anunciar la noticia a través de la fumata blanca, el
nuevo Papa acudirá al balcón de la Basílica de San Pedro para pronunciar sus
primeras palabras como líder de la Iglesia católica. En caso de no ser el
elegido, el cardenal francés Jean-Louis Taurdan, en su calidad de protodiácono (el más antiguo de los cardenales diáconos),
será el encargado de anunciar al mundo la identidad del nuevo Pontífice tras
las palabras: Habemus Papam (tenemos
Papa). Será el final a un ritual con varios siglos de antigüedad que centra desde
hoy la atención mundial.
Comentarios