Rescate a Chipre. Toma 2

La troika lo intenta por segunda vez. Tras traspasar una frontera hasta ahora infranqueable, la de la seguridad de los depósitos bancarios, en su primer plan de rescate a Chipre (rechazado por unanimidad por el Parlamento de este país) ahora presenta un nuevo plan de rescate que implica severas condiciones al sector financiero chipriota. En este caso se repite también la escenografía de una reunión maratoniana que termina a altas horas de la madrugada. Uno va a terminar pensando que lo hacen adrede, para dar impresión de ser incansables trabajadores. Quizás les ha dado envidia la juez Alaya, que encadena horas y horas en la investigación de los ERE andaluces. 

Bromas aparte, la reunión de diez horas entre el FMI, el BCE, la Comisión y el Consejo europeo ha concluido con un nuevo plan de rescate a Chipre que elimina la confiscación de parte del dinero de quienes tienen en los bancos menos de 100.000 euros. Aún así, las condiciones impuestas son muy duras y transformarán por completo el panorama del sector bancario en Chipre que, dicho sea de paso, ha servido de lavadero de dinero para grandes fortunas rusas durante todos estos años. Se impondrán quitas elevadas a las cuentas superiores a 100.000 euros (no se conoce aún el porcentaje exacto, pero algunas fuentes la sitúan por encima del 40%). Se castigará a los tenedores de deuda y a los accionistas de los grandes bancos chipriotas y se liquidará la segunda entidad financiera más importante del país, Laiki.

Este acuerdo supone salvar de la quema a los pequeños ahorradores y despejar, al menos de momento y siempre que sea aprobado por el Parlamento, el temido escenario de una salida del euro de este pequeño país que tendría más valor como precedente que por su importancia real sobre el PIB de la UE (0,2%). Pero también tiene lados oscuros, mucho más tenebrosos. Mejor (o menos malo) es imponer una quita a las fortunas que a quienes tienen menos de 100.000 euros, pero no se deja de lanzar un mensaje preocupante. La seguridad de los depósitos bancario es una utopía en la Unión Europea, es la señal que se lanza con este rescate a Chipre. Algo más presentable esto que confiscar también dinero a los pequeños ahorradores, pero en absoluto presentable del todo. No deja ser una confiscación importante a quienes tienen su dinero en el banco con la seguridad que eso debería otorgar. Cierto es, y es un factor a tener en cuenta pero que no atenúa la gravedad de la medida, que gran parte de los afectados por la quita a las cuentas superiores a 100.000 euros son de ciudadanos rusos acaudalados que utilizaban Chipre como su paraíso fiscal propio.

No es menor tampoco el efecto negativo sobre los inversores que puede provocar otra de las medidas que lleva aparejadas este rescate. Los tenedores de deuda "senior" también pagarán. En palabras del presidente del Eurogrupo, Jeroen Dijsselbloem, "pagarán primero los accionistas, luego acreedores de deuda de mala calidad, después bonistas senior y, por último, depósitos no asegurados". El préstamo será de 10.000 millones de euros y se obliga a una reestructuración enorme en el Banco de Chipre, la primera entidad financiera del país.

Se imponen también condiciones al gobierno chipriota para no sobrepasar unos límites marcados de deuda y déficit. Así, habrán recortes de gasto y severos ajustes como los que han acompañado a todos los rescates de países de la UE que se han llevado a cabo en esta interminable crisis de la zona euro en la que nunca se sabe cuál será el próximo capítulo. Se ha salvado un match ball, con un acuerdo que, según todos los líderes europeos, servirá para tranquilizar la situación. Se volverá, pues, a la calma tensa con la certeza de que, antes o después, llegará una nueva turbulencia a la eurozona. ¿Las dificultades para la formación de un gobierno en Italia, quizá? 

Comentarios