La dramática situación que vive España se refleja en miles de historias personales dolorosas, insufribles, insostenibles. Esas historias humanas, con rostro, con nombres y apellidos, se percibe en estadísticas como las que ofrece Cáritas sobre la pobreza en nuestro país. Otra vertiente de la crisis económica y de la falta de oportunidades en el país la retrata el dato de españoles empadronados en otros países del mundo, que no para de crecer. El 1 de enero esa cifra ascendía hasta 1.931.248, un 6,3% más que en la misma fecha del año anterior. Desde 2008, año del inicio de la crisis, han salido de España más de 450.000 personas.
Sólo un 27% de los empadronados fuera son nacidos en España, por lo que la mayoría de quienes han tenido que huir en busca de trabajo y una vida mejor son personas inmigrantes que llegaron a nuestro país hace años que han retornado a su país de origen o han buscado en otro destino la oportunidad laboral que no encuentran aquí. Con todo, los expertos recuerdan que la mayoría de los emigrantes que salen del país en busca de trabajo no se suelen inscribir en el censo de su nuevo lugar de residencia hasta que llevan allí unos años, por lo que alertan de que la cifra de esta huida puede ser mayor.
Quienes se han visto obligados a salir de España lo hacen, en la mayoría de los casos, forzados por su precaria situación laboral y económica. Esa falta de horizontes profesionales ha traído de vuelta a España una realidad que creíamos superada, al menos minoritaria: la pobreza. Según el último informe de la ONG Cáritas, tres millones de personas viven en situación de pobreza extrema en nuestro país. El estudio Desigualdad y Derechos Sociales. Análisis y Perspectivas 2013, elaborado por la Fundación Foessa dibuja un escenario terrible, una fotografía precisa y triste de la sociedad española actual.
La capacidad adquisitiva media cae hasta los 18.500 euros. No era tan baja desde el año 2001. Las personas atendidas en los servicios de acogida y asistencia de Cáritas son ya 1.015.000. Hay ya un 3,67% de hogares sin ingresos y un 31,8% tiene dificultades para llegar a fin de mes. Han caído especialmente los ingresos de las rentas más bajas y hay 223.940 beneficiarios de rentas mínimas. Los responsables del informe alertan de la gravedad de estos datos, de la extrema urgencia que reflejan. Es la imagen de un país empobreciéndose a pasos agigantados, la fotografía de una sociedad que atraviesa por un momento dramático en el que cada vez más familias lo pasan mal para llegar a fin de mes, en la que el paro no hace sino crecer, en la que cerca de medio millón de personas han tenido que emigrar para buscar lo que aquí no encuentran y en la que la cifra de personas en pobreza severa (30% de la renta mediana, 3.650 euros anuales) ha llegado a los 3 millones.
La realidad que presenta este informe debe encender todas las luces de alarma en todas las instituciones públicas. La Administración debe saber que está fallando y debe ser plenamente consciente de que ésta y no otra debe ser su auténtica prioridad. Lo dijimos aquí hace meses, ¿de qué le vale a un español presumir en la cola del comedor social de que su país ha cumplido el compromiso de déficit con la UE? ¿Estamos locos? ¿Hemos perdido el norte? Casi que vamos a ir quitando los signos de interrogación.
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