Parálisis política en Italia

Pier Luigi Bersani, líder del centro-izquierda italiano, fracasó en su intento de formar gobierno. El presidente transalpino, Giorgio Napolitano sabía que el encargo que le había hecho era casi una quimera. Él mismo es ahora el encargado de buscar salidas al bloqueo que vive el país. Ya ha dicho que se tomará un tiempo para estudiar posibles alternativas. El escenario político dibujado por las elecciones del 24 y 25 de febrero es inestable y pone casi imposible formar un gobierno estable. El Movimiento 5 Estrellas de Beppe Grillo ha centrado su campaña en atacar a la casta política, por lo que su resistencia a dar su apoyo a un gobierno de Bersani o de cualquier otro político tradicional era previsible. El apoyo del partido de Monti a la formación de un ejecutivo del líder del Partido Democrático no es suficiente y una alianza con Berlusconi sería contra natura y extraña incluso en Italia, donde se ha visto de todo en política y el caos es casi el hábitat natural. 

¿Qué se puede hacer? ¿Qué alternativas tiene Napolitano? Son pocas. No hay razones para pensar que la inmovilidad en su postura de cada partido vaya a cambiar así por así. El Partido Democrático sabe que un pacto con Berlusconi, además de contrario a sus principios, sería un golpe mortal de cara al electorado. Además, no nos engañemos, sería algo poco duradero. ¿Cuánto tardarían en llegar los desencuentros insalvables en ese gobierno de coalición entre rivales políticos? El partido de Grillo sabe que tiene las de ganar. Si pactara con partidos tradicionales defraudaría a su electorado y daría la vuelta a su exitosa campaña política. No lo va a hacer. Todo su discurso se centra en atacar a la casta y en proponer cambios radicales. Los partidos tradiciones están muertos, agonizando. Es el discurso que ha llevado a Cinco Estrellas a ser el partido más votado de las elecciones y no le pasará factura, más bien todo lo contrario, mantenerlo sine die. 

Si finalmente se forma un gobierno de concentración nacional, Grillo tendrá un nuevo elemento a su favor en la campaña mediática: los partidos tradicionales hacen lo que sea por pervivir, están en las últimas y a la desesperada intentar resistir apoyándose entre ellos. Sería el escenario ideal para el cómico, siempre analizando esto desde una perspectiva de confrontación política y una previsible nueva convocatoria de elecciones. Si se analiza la actitud de 5 Estrellas de forma racional se percibe un bloqueo insensato a cualquier salida política que puede ser dañino para su país. Pero es que todos los italianos que le han votado lo han hecho porque respaldan su discurso contra los políticos tradicionales, por lo que Grillo no está haciendo otra cosa que ser fiel a su palabra en campaña electoral.

El escenario de un gobierno de concentración entre el Partido Democrático de Bersani y el Pueblo de la Libertad de Berlusconi es uno de los escenarios que están sobre la mesa, de momento descartado por el líder de centro-izquierda. Otra sería que Bersani gobernara en minoría gracias a la abstención en las votaciones importantes de la coalición de Berlusconi. A cambio, el partido de Il Cavaliere pediría la presidencia de la República, ya que el mandato de Napolitano toca a su fin y a partir del 15 de mayo deberá ser elegido un nuevo Jefe del Estado para los próximos siete años. Dicen que Berlusconi sueña con llegar al palacio del Quirinale. 

También se estudia otra opción que sería un ejecutivo de tecnócratas o de políticos de bajo perfil. Es lo que se hizo para desbloquear la elección de los presidentes del Senado y el Congreso: elegir a personas de perfil técnico. Se estudiarían algunos pocos puntos fundamentales como la reforma electoral (parte de la culpa de la parálisis actual se debe al cambio en la ley electoral que hizo Berlusconi) o cambios en la financiación de los partidos. Quizá un gobierno así sí lograría el respaldo del Movimiento 5 Estrellas. Otra opción de la que se habla sería la convocatoria de nuevas elecciones en verano. Pero hasta en esto hay dificultades importantes, ya que Napolitani (que se marchara en mayo) no puede convocar elecciones en los seis últimos meses de su mandato. Así está recogido en la ley. Por eso incluso se habla de una posible dimisión de Napolitano para que su sucesor, que deberá contar con el respaldo de esta misma Cámara dividida y con falta de acuerdo, convoque los nuevos comicios. Un lío que puede volver a ser una amenaza, otra más, para la estabilidad política de la zona euro cuando resuenan aún los efectos del corralito en Chipre. 

Comentarios