Malala vuelve a la escuela

Sin ningún género de dudas, la mejor noticia de ayer fue esta. Y merece hablar de ella entre tantas preocupaciones y miserias que inundan los medios estos días. Malala, la joven paquistaní que fue agredida por los talibanes por ser una férrea defensora del derecho de las niñas a la educación, ha vuelto al colegio. Es una noticia maravillosa. Un formidable ejemplo de superación, de comportamiento cívico, de compromiso con los Derechos Humanos. Una muestra de lo mejor del ser humano. Una persona admirable de verdad que merece ser tomada como referente en todas las partes del mundo. Una adolescente abanderando el derecho de las niñas a recibir una educación igual que los niños en un país donde el radicalismo y el fanatismo campa a sus anchas. 


Malala volvió ayer a la escuela en el Reino Unido, concretamente al instituto Edgbaston de Birminghan. Esta imagen es la de una niñade 15 años acudiendo al colegio, pero en realidad es mucho más que eso. Es todo un símbolo de la lucha por la igualdad. "Este es el momento más feliz, el de regresar al colegio, es lo que soñaba, que todos los niños puedan ir a la escuela porque es su derecho". Hace tres años, cuando tenía 12, Malala creó un blog para contar al mundo las atrocidades de los talibanes paquistaníes en la región del valle del Swat, de donde procede esta heroína moderna. Desde ese momento se convirtió en objetivo para los radicales. 

El pasado 9 de octubre, fue tiroteada cuando se dirigía a la escuela. Recibió un disparo en la cabeza y otro en el cuello. Afortunadamente pudo recuperarse en el hospital británico al que fue trasladada poco después de la brutal agresión y ha conseguido salvar su vida y volver a la normalidad. Ayer regresó a la escuela simbolizando muchas cosas en esa escena tan habitual en miles de escuelas de todo el mundo, la de una niña entrando en la escuela, pero que supone un riesgo para la vida de quienes osan hacerlo allá donde manda el fanatismo religioso

"Estoy muy orgullosa de llevar el uniforme, porque demuestra que soy una estudiante, que estoy viviendo mi vida y estoy aprendiendo", declaró Malala feliz. Los que estamos aprendiendo mucho con su ejemplo somos todos nosotros. El mundo ha recibido una maravillosa lección, un impresionante ejemplo con el comportamiento de esta joven paquistaní de 15 años que defiende algo tan elemental como el derecho a la educación de las niñas. Un bofetón a las concepciones más radicales del Islam, a los fanáticos, al machismo odioso que no terminamos de erradicar, a las tradiciones que discriminan a la mujer por el mero hecho de serlo. Le debemos mucho a Malala. 

Ver a esta joven paquistaní regresando a la escuela es una noticia maravillosa, la mejor del día. Probablemente la mejor noticia que vamos a recibir esta semana. No abundan. Claro que esta información tiene también un lado enormemente negativo. La agresión que recibió, la doctrina del odio que hay detrás de quienes la agredieron, el hecho de que tenga que regresar al colegio en el Reino Unido y no en su país natal, porque allí siguen actuando los repugnantes y criminales fanáticos que la pusieron en su punto de mira por defender el derecho de las niñas a recibir una educación. La que les falta a estos energúmenos que, apoyados en una interpretación radical del Islam, degradan a la mujer a un segundo plano y la consideran un ser inferior, subordinado al hombre. Es un drama que sigan existiendo países donde imperen doctrinas extremistas como ésta y si algo nos ha enseñado Malala es que tenemos que seguir luchando, con valentía y sabedores de que tenemos la verdad y la razón de nuestra parte, para lograr que ninguna niña sea discriminada. Tenemos que combatir sin miedo y a las claras cualquier fanatismo que atente contra los Derechos Humanos. La joven y admirada Malala nos ha enseñado el camino. Sirvan estas líneas para volver a mostrar mi más profunda admiración por esta joven. ¡Gracias y buena vida!

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