Madrid 2020


Concluyó la visita de los evaluadores del COI a Madrid. Esta semana han visitado algunas de las sedes de la candidatura olímpica para los Juegos de 2020, han preguntado por distintos aspectos del proyecto y han sido tratados a cuerpo de rey, ciertamente. Bueno, es de esas cosas que hay que hacer si quieres unos Juegos Olímpicos. Madrid los quiere y, además, los merece. Este tercer intento puede ser el definitivo, ¿por qué no? Sin duda han cambiado muchas cosas en nuestro país y en nuestra ciudad desde aquel primer intento de organizar los JJ.OO de 2012, sueño compartido de la inmensa mayoría de los madrileños y españoles. Muchas cosas que se resumen en una: la crisis. La crisis económica es la que ha provocado que, indudablemente, el apoyo popular a Madrid 2020 sea inferior a las dos candidaturas precedentes. 

Siempre lo digo, Madrid es una ciudad excepcional, maravillosa y alegre que respira vida siempre, vayas donde vayas y sea cual sea el momento o la hora del día. Pero nunca he visto tanta ilusión compartida en mi ciudad que con el intento de Madrid 2012 y, en gran medida, también con el del 2016. Recuerdo cómo todos, independientemente de colores políticos o demás disparidades de criterios, nos unimos en torno a esa esperanza común. Entonces recordamos los sensacionales efectos que la organización de unos Juegos Olímpicos provocó en Barcelona allá por el año 1992. Lo intentamos todos juntos, pero Londres nos ganó la partida. Muchos somos los que seguimos pensando que el de Madrid era el proyecto más sólido de aquella cita, pero lo pasado, pasado está. 

La ciudad volvió a intentarlo. Ya entonces hubo alguna que otra voz crítica con esa decisión, aunque estimo que la mayoría pensó que era una pena echar a la basura todos los esfuerzos de la primera vez. Se concluyó que era mejor volverlo a intentar y en esta ocasión fue un mapa, la exclusión de una zona geográfica de la Tierra reflejada con acierto por la candidatura brasileña, lo que le dio a Río de Janeiro la organización de los Juegos Olímpicos de 2016. La decepción fue mayúscula y, esta vez tras un proceso de reflexión algo más largo y ya con más voces contrarias a ir a por un tercer intento, el Ayuntamiento de Madrid decidió presentarse para la organización de los Juegos de 2020.

Entre medias, llegó la crisis. Eso rompió con el consenso por unanimidad entre todos los grupos municipales del Ayuntamiento (IU y UPyD se desmarcaron del proyecto) y también provocó que el entusiasmo popular sea mucho menos palpable que en anteriores citas. Entienden los críticos del proyecto que, en la situación actual, con tanto paro y tantos recortes económicos en materias esenciales como la Sanidad o la Educación, no es correcto ni sensato gastarse más dinero en esta aspiración de organizar unos Juegos Olímpicos. Están en su derecho de opinar esto y, ciertamente, su discurso tiene una parte indiscutible de razón y verdad. Es sensata. No dicen ninguna tontería. Es verdad que estamos padeciendo recortes dolorosos y es razonable que mucha gente considere que no estamos para Juegos.

Pero los que defendimos las dos candidaturas actuales y respaldamos con igual ímpetu y entusiasmo esta tercera, creemos que también tenemos nuestras razones. Razones que, obviamente, están alejadas de posicionamientos ideológicos o políticos concretos. Si algo valía la pena de verdad de Madrid 2012 y 2016, si algo nos podía enorgullecer era que en torno a ese proyecto se aglutinaron todos los partidos políticos representados en el Ayuntamiento de Madrid y todas las instituciones del Estado (desde la Comunidad hasta el Gobierno Central y la Jefatura del Estado). Entendimos que era un proyecto de ciudad, es más, que era un proyecto de país. Alejado de batallas partidistas. Era algo que nos ilusionaba a todos más allá de diferencias de cualquier tipo. Bien, yo sigo pensando que Madrid 2020 es un proyecto de país que debe unirnos a todos, que nos beneficiaría a todos y que debe ser visto como una oportunidad inmensa que está por encima de una coyuntura económica adversa.

No podemos olvidar otra cuestión. La mayor parte de las inversiones necesarias para poner en pie la candidatura ya se han hecho. El 80% de las infraestructuras están construidas y el gasto restante (unos 1.500 millones de euros) es asumible para las tres Administraciones (local, autonómica y estatal) en los próximos siete años. Así lo defiende la candidatura, pero así lo entiende también el propio Comité Olímpico Internacional (COI). Este tipo de proyectos no deben examinarse con miradas cortoplacistas, todo lo contrario, se debe atender al legado que dejan en la ciudad, a la transformación que llevan a cabo. Madrid es una ciudad formidable, extraordinaria y, sin duda, la organización de unos Juegos Olímpicos daría una proyección mundial de la ciudad y dejaría nuevos espacios deportivos y no sólo deportivos, tal y como ocurrió en Barcelona, tal y como ha ocurrido en tantas otras ciudades organizadoras de los Juegos que han ganado espacios a las ciudades, les han descubierto zonas que han sido dinamizadas y transformadas por completo gracias a los JJ.OO. 

Creo además que Madrid merece unos Juegos por el esfuerzo de las dos candidaturas anteriores y porque es la única gran capital europea que no los ha organizado. Ha quedado claro que podemos hacerlo, ahí está la exitosa organización de otros eventos deportivos de primer orden. El acontecimiento más seguido a nivel planetario de cuantos existen en la actualidad, los Juegos Olímpicos, son un escaparate inmejorable para una ciudad, amén de un motor renovador de la misma. Podemos hacerlo, nos lo merecemos y ojalá dentro de unos meses en Buenos Aires el presidente del COI pronuncie que los Juegos de 2020 van a la ciudad de Madrid. De momento, ayer los miembros del comité evaluador, que tampoco es que se mojen mucho, la verdad, dijeron que Madrid 2020 es mejor que las dos candidaturas anteriores, que la cuestión económica no será un problema para el proyecto y que se van "impresionados" (aunque dijeron esto último también en Tokio). Estambul, la otra ciudad candidata, será examinada en próximas fechas. A mí es la que más temor me da, sin despreciar a la candidatura japonesa. Veremos. Ojalá Madrid lo consiga a la tercera. ¡Vamos, Madrid!

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