Lo que sabemos del Papa Francisco


Habemus Papam. Ayer a eso de las siete de la tarde la fumata blanca anunciaba al mundo que los cardenales electores reunidos en la Capilla Sixtina habían elegido al sucesor de Benedicto XVI. El elegido es Jorge Mario Bergoglio, de 76 años, jesuita argentino que ha elegido para su pontificado el nombre de Francisco. Será el primer Papa que adopte el nombre del santo de los pobres. No estaba en ninguna de las quinielas, por lo que las redacciones de todo el mundo hicieron ayer una labor frenética para ofrecer a sus lectores, oyentes o espectadores un perfil detallado del nuevo Pontífice. De su biografía hasta el momento, porque en realidad del Papa Francisco no sabemos nada. Su historia empieza a escribirse a partir de ahora. De lo que ayer nos empapamos es de la historia de Jorge Mario Bergoglio, una vida que se transforma radicalmente desde el momento de su elección como Papa y que nos ofrece algunos rasgos esperanzadores y una gran sombra.

Bergoglio, arzobispo de Buenos Aires, es argentino de descendencia italiana. Como buen jesuita ha estudiado mucho y ha dado clase durante años. Tiene una gran formación intelectual. Se le reconoce por ser un hombre modesto, sencillo y austero. Vivía sólo en cuarto de un edifico anexo a la Catedral, se hacía su comida él mismo, viajaba en Metro y solía dar misa en los barrios más pobres y subdesarrollados de la ciudad. En muchas ocasiones ha criticado con ferocidad los excesos del capitalismo y ha denunciado la injusticia de la pobreza. En su país es célebre el enfrentamiento que ha mantenido con los Kirchner (tanto con Néstor Kirchner como con su viuda, Cristina Fernández). El roce llegó hasta el punto de que la presidenta argentina decidió cambiar una celebración que históricamente se celebra en Buenos Aires (el Te Deum con motivo de la fiesta nacional) para no coincidir con él.

Culto y cercano a las clases más desfavorecidas. Es el perfil que han dibujado la mayoría de los medios. Eso en cuanto a su parte más positiva. Se le considera un representante del ala más moderada, o menos conservadora, de la Iglesia. Según la revelación del diario de un cardenal que participó en el Cónclave de 2005, Bergoglio fue la alternativa liberal a Joseph Ratzinger en aquella cita. El cardenal argentino habría dado un paso atrás y pidió que no se le eligiera a él. Ahora es el nuevo Papa. Pese a esa fama algo más progresista, se ha opuesto con claridad al matrimonio homosexual, a la inseminación artificial o al aborto. Eso sí, en ocasiones ha dado síntomas de mayor apertura en cuestiones morales. 

La primera impresión, y éste es otro aspecto positivo,  es que además de alguien sencillo y humilde el Papa Francisco tiene buen sentido del humor. En ese sentido, sus primeras palabras ayer, después de dar las buenas partes, fueron en tono de broma: "Queridos hermanos y hermanas, sabéis que el Papa es obispo de Roma. Me parece que mis hermanos cardenales han ido a encontrarlo casi al fin del mundo. Pero estamos aquí, y os agradezco la acogida". Justo después, pidió a los católicos que recen por él. La primera impresión, sencillo incluso por la cruz de madera colgada al cuello, con ese tono tranquilo e incluso amable, transmitió buen feeling a muchos que, tras leer sobre su vida, creen ver en el Papa Francisco a un nuevo Juan XXIII, a un renovador de la Iglesia que buscará potenciar el acercamiento a los pobres y la vida sencilla y austera que en teoría deberían llevar los representantes de Dios en la Tierra. Puede parecer una cuestión menor, pero elegir el nombre de Francisco también ha sido algo bien recibido por quienes esperan, desde dentro o desde mayor distancia, que la Iglesia se renueve. También se recibe como una esperanzadora novedad que sea el primer Papa no europeo, un Papa americano (el 40% de los católicos del mundo viven en aquel continente). 

Vamos con esa sombra del nuevo Papa, una sombra no menor. Durante la dictadura de Videla, Bergoglio era el líder provincial jesuita en Argentina y se le acusa de haber denunciado ante la dictadura a dos sacerdotes de la Compañía de Jesús, Orlando Yorio y Francisco Jalics, que finalmente fueron liberados tras padecer torturas durante cinco meses. Bergoglio niega haberlos entregado o haberlos dejado sin protección. Según su versión, se reunió con Videla para negociar la liberación de sus dos compañeros. Lo cierto es que tuvo que declarar como testigo ante la justicia argentina. También se pidió que se llamara a declarar al hoy Papa por un caso de robo de bebés en la dictadura de Videla. En suma, la gran sombra de duda que cae sobre el Papa Francisco es su comportamiento durante aquellos años de dictadura (1976-1983). Es la única pega de su pasado que podemos ponerle, pero ciertamente es una cuestión de gran relevancia. Con todo, nunca se ha podido demostrar a ciencia cierta que Bergoglio denunciara a sus dos compañeros jesuitas. 

¿Qué líneas marcarán el Pontificado de Francisco? ¿Supondrá una auténtica renovación? ¿Un cambio tranquilo como dicen algunos? Estos días leeremos con atención muchos análisis sobre la figura del nuevo Papa y sobre los cambios que podría implicar. Hay algo que está claro y es que no ha ganado ni un candidato de la Curia ni un representante de la línea más dura de la Iglesia. Del lado de quienes quieren ver en este cambio un giro real en el timón de la Iglesia católica está también el hecho de que sea el primer Papa americano y que se haya caracterizado  por su cercanía con los pobres, con las personas más necesitadas. Hay ya quien habla del descontento que ha provocado la elección en las corrientes más conservadoras de la Iglesia católica, directamente proporcional a las moderadas esperanzas de transformación que ha creado en quienes desean desde hace años una renovación. 

Desde luego, su elección fue sorprendente y no es de extrañar que hoy se destaque en algunos medios que la Iglesia logró ayer sorprender al mundo. No era lo que se esperaba y eso genera siempre una expectación mayor que la que hubiera creado la elección de alguno de los papables de los que se han escrito páginas y páginas en los diarios estos días. La atracción que provoca lo nuevo e inesperado está de su parte. También su perfil más social. Es pronto para ir mucho más allá. La primera impresión ha sido buena, creo, con la salvedad de su pasado en el tiempo de la dictadura de Videla. A partir de ahora empezaremos a conocer al Papa Francisco. Veremos cuál es su relación su antecesor, el Papa emérito Benedicto XVI, y si tiene manos libres para emprender todas las transformaciones en el seno de la Iglesia que pueda tener en la cabeza. Recordemos que se enfrenta a grandes retos con el Vatileaks y todo lo que hay detrás de esta filtración de documentos implica. Él empezará a escribir la historia de su Papado. La historia del Papa 266 de la Iglesia católica. El primer Papa Francisco. 

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