El ex tesorero y ex senador del PP, Luis Bárcenas, llegó a tener 22 millones de euros en una cuenta en Suiza. Todo eso mientras ocupaba puestos de responsabilidad en el partido, concretamente el de responsable de las finanzas. Es uno de los imputados por el Caso Gürtel, en el que se la acusa de delitos de cohecho, blanqueo y contra la Hacienda Pública. No tributó por ese dinero que tenía en Suiza y ahora se investiga la procedencia del mismo.
En esa cuenta en el Dresner Bank de Ginebra (Suiza), de la que, según el juez "resulta acredito" que Luis Bárcenas era el beneficiario hay cantidades millonarias a partir de 2005. Ese año registra cerca de 15 millones de euros. En 2006 llega hasta los 19 para alcanzar su tope en 2007 con 22 millones. Un año después, la cuantía descendió hasta la nada despreciable cifra de 13,6 millones. En 2009 tenía 11 millones. Luis Bárcenas fue tesorero del PP desde junio de 2008 y dimitió del cargo en julio de 2009 tras conocerse su implicación en el caso de corrupción Gürtel.
Bárcenas, por cierto, declaró ante el juez según leemos hoy en la prensa que viajaba mucho a Suiza porque era amante del esquí y del alpinismo. Últimamente se habla mucho de Suiza en España, demasiado. Un país en el que se repite con tanta frecuencia la expresión "qué vergüenza" no puede ir bien. Y no lo digo, naturalmente, por los que la empleamos como señal de indignación por el tufo a corrupción que emanan tantos cargos públicos y tantos políticos, sino por la desvergonzada e inaceptable actitud de estos tipos que, uno tras otro, van saliendo a la palestra. Menudas fiestas se tenían que montar en Suiza todos los presuntos delincuentes riéndose del ciudadano que dicen defender.
La gente honrada, que parece habitar más en la base que en las altas esferas, empieza a estar harta. No puede entender este grado de inmoral y desvergüenza, esta corrupción generalizada. Es insoportable ver a esos grandes defensores de la patria, la democracia o lo que quieran decir, marchándose con la pasta a Suiza, defraudando a los ciudadanos y, mientras tanto, pidiéndoles esfuerzos o cometiendo incluso la desfachatez de erigirse en representantes de sus pueblos. Si sacan todos los trapicheos y los delitos que he cometido, vienen a decir en ocasiones estos señores de las altas esferas allá por el norte, no están investigando un posible fraude, están atacando a un país y la voluntad de un pueblo. Y todas esas pamplinas. Es de esperar que quienes están siendo robados no se traguen las milongas. De momento, la pregunta en la mente de los ciudadanos honrados es sencilla: ¿quién será el siguiente? Ojalá Falciani, el ex trabajador de un banco suizo con una lista con todos los defraudadores, tire de la manta de una vez y podamos poner cara a todos los estafadores.
Comentarios