La (decepcionante) noche del Rey

Para esto, mejor era no conceder ninguna "entrevista". La Casa Real ha cambiado de política de comunicación y en esa apertura obligada por la crisis de imagen tras el escándalo de Botsuana y la imputación de Urdangarin, entra la concesión de una "entrevista", así la llamaron, a TVE. En primer lugar, no fue en absoluto tal cosa. Llamar a lo anoche entrevista es ser demasiado generoso. Una charla, veinte minutillos de peloteo a cargo del periodista y de frases manidas totalmente irrelevantes a cargo del monarca. Poco se podía esperar de esta charla, ya que TVE y la propia Casa Real habían adelantado que no se hablaba en ella de Botsuana o de Urdangarin. Pero incluso partiendo de unas expectativas bajas, fue enormemente decepcionante.
 
El director de los Servicios Informativos de TVE; Julio Somoano, nos presentó la "entrevista" como algo histórico, buscado durante décadas, como un documento de gran valor. No lo es en absoluto. Todo lo más que aporta, y perdón si suena un poco fuerte, es un total para el día que fallezca el monarca (que ojalá sea dentro de muchos años) hablando sobre cómo quiere que le recuerden los españoles: como el que les unió y con el que recuperaron la democracia y la monarquía. Y pare usted de contar. Lo de anoche no dio para más. La actitud de Jesús Hermida, entrevistador, fue complaciente, cortesana, de un peloteo extremo en todas y cada una de las preguntas, que en realidad no eran preguntas, sino larguísimas reflexiones que incluso tuvieron que editar en TVE. Las respuestas de Don Juan Carlos fueron imprecisas, apagadas, carentes de garra, mal construídas, irrelevantes.

Dijo el Rey estar fuerte y con ilusión, pero no es eso lo que podemos interpretar de lo visto ayer. Le vimos cansado, apagado y poco concreto. No entró en detalles porque él no quiso, evidentemente, e impuso una "entrevista" blanda, amistosa, amable. Censuró , en definitiva. Pero creo que es un error. No pienso, ni mucho menos, que la imagen del Jefe del Estado salga favorecida por una pseudoentrevista como la de ayer, por un publirreportaje tan poco interesante. De alguna manera dio la impresión de que Don Juan Carlos cree que todo lo que tenía que hacer por los españoles, lo ha hecho ya. La Transición a la democracia, fundamentalmente. Aunque habla de los retos del futuro y de las preocupaciones del presente, en todas sus respuestas destila cierta nostalgia, cierto toque melancólico. Nosotros ya hicimos nuestro trabajo, parece querer decir, ahora le toca a los jóvenes.
 
Y esa es otra. Durante gran parte de la entrevista, Hermida y el Rey hablaron de su generación. Puede parecer comprensible cuando te censuran los temas de actualidad realmente importantes y cuando se está conmemorando el 75 cumpleaños del monarca, pero da una imagen nefasta. La de un Rey hablando con un periodista de su quinta sobre lo mucho que sufrieron, lo bien que lo hicieron todo y cómo debe ser llamada su generación. "Nuestra generación" para arriba, "nuestra generación" para abajo. Y venga a hablar de su generación. Es un tiempo pasado, del que pueden sentirse razonablemente orgullosos, pero que no volverá. Eso de contemplar tu obra pasada, porque ya lo hiciste, queda muy bien en el anuncio de Campofrío, pero es decepcionante en una entrevista con un Jefe del Estado que pretenden presentarse con fuerzas e ilusión por salir adelante y afrontar los retos del presente.
 
Creo que la imprecisión del Rey en sus respuestas, la censura de cualquier tema de actualidad y verdadero interés o la brevedad de la "entrevista", con todo, no es lo pero de lo visto anoche. Lo peor es la sideral distancia con la realidad actual de España que mostró el monarca. Dejó caer que le preocupa lo qe ocurre en Cataluña, "las intransigencias que conllevan maximalismos y políticas rupturistas" y reconoció que "a España le falta vertebración del Estado". Fue lo más actual que dijo el Rey. Las palabras que dedicó a los jóvenes y a las familias en apuros económicos por la falta de empleo, sonaron poco creíbles, no convencieron, no llegaron.  "Me duele mucho que los jóvenes tengan que irse", declaró. "Nos falta una España más igualitaria y más justa". Pero lo dijo como lo podría decir el vecino del quinto cuando te lo encuentras por la escalera, no como el Jefe del Estado que es.
 
Don Juan Carlos ha sido un personaje central de la historia de España, sin duda así será recordado. El Rey que heredó los poderes absolutos de Franco y guió a nuestro país hacia la reinstauración de la democracia. Nadie podrá borrar jamás esa aportación al país y a los españoles, pero da la impresión de que el Rey se ha echado en brazos de la nostalgia. Sabe que no podrá volver a protagonizar un avance histórico como aquel, que lo mejor que podía dar ya lo ha dado. Por eso se siente más cómodo hablando de lo que pasó que de lo que está por venir. Es importante echar la vista atrás, pero nunca se puede perder la referencia del momento en el que se vive y del futuro, del legado que se dejará a las generaciones venideras. Y da la sensación de que el Rey, aunque se esfuerza mucho en demostrar lo contrario, está en otra cosa.
 
Cuando se le preguntó por la principal virtud y el principal defecto de España como país y de los españoles, respondió que ambas cosas es la pasión. Imagino que dará pie a malévolas interpretaciones esta respuesta. Habló sólo de dos personas durante la "entrevista", de su padre, al que dedicó un sentido recuerdo, y de su hijo, el Príncipe Don Felipe, del que dijo sentirse orgulloso y al que señaló como el príncipe más preparado para ejercer sus responsabilidades. Habló de la barbarie terrorista como lo peor de su reinado. Y ya está. No dio para más la decepcionante charla con Jesús Hermida. Después empezaron a sonar pasodobles y TVE invitó a todos los españoles a un ejercio de nostalgia continuado que, quizás, sin el publirreportaje del Rey como telonero habría despertado en mí mayor interés.
 
2,7 millones de personas vieron la "entrevista" con el Rey. La cifra no casa con el "ya es historia" con el que nos presentó el espacio Somoano. Un 14,7% de cuota de pantalla, menos que una película de Harry Potter en Antena 3. Por lo que se ve, la no-entrevista despertó poco interés. Es lógico. Para la Casa Real, fue una ocasión perdida y para los espectadores 20 minutos escasos en los que no escuchamos nada realmente interesante. La "entrevista" de ayer pasará a la historia quizás por ser la de menor contenido que se recuerda. La España de hoy no se sintió reflejada en la charla, porque no se habló de ella, porque quien debería haberlo hecho se mostró distante, a otra cosa. Una lástima. Era una gran oportunidad para mostrar a un Rey cercano, conocedor de la realidad del país; a un Rey humano que hablara de los grandes momentos que ha vivido en su reinado, pero nada de eso vimos ayer. Tampoco habló de la Reina, algo que, en otro orden de cosas, también parece muy triste. ¿Qué sacamos de la entrevista de ayer? Nada en absoluto. ¿Y qué sacó la Casa Real? Pues eso, que la apertura en la política comunicativa es otra cosa.

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