Sesión de investidura en el País Vasco

Los dos candidatos a lehendakari, Iñigo Urkullu (PNV) y Laura Montegui (EH Bildu) han comparecido en el Parlamento vasco para presentar sus propuestas. Mientras el candidato del PNV, que será quien logrará formar gobierno por la composición de la Cámara de Vitoria, ha centrado su discurso en la reactivación económica, la líder de EH Bildu ha incidido sobre todo el en "derecho a decidir" de Euskadi. Urkullu también ha hablado de esta cuestión, ya que ha pedido "una Euskadi dueña de su propio destino", pero ha puesto en primer plano los grandes retos a los que se enfrenta hoy en día Euskadi.
 
Tres son los ejes de actuación del próximo presidente autonómico vasco: la recuperación económica, reforzar la convivencia tras el final de la violencia etarra y la búsqueda de ese nuevo estatus político de Euskadi. Todos los partidos de la oposición, así como la mayoría de los analistas, achacan a Urkullu que su discurso ha sido muy genérico, carente de concreciones. Ha llamado al resto de formaciones políticas a colaborar de forma responsable ya que, según ha destacado, "es tiempo de aportar y no sólo de exigir". Ha pedido alcanzar "acuerdos transformadores" ante los grandes retos actuales.
 
De esos tres retos, ha comenzado por la economía. Así, ha dicho que pondrá en marcha un plan de reactivación económica destinado a crear empleo. Cualquier gobierno en la situación actual que no anteponga a otros intereses buscar la salida de la crisis económica, parece un ejecutivo poco responsable. Es razonable que así sea, porque es la principal preocupación de los ciudadanos. En ese sentido, es correcto el orden de prioridades establecido por el futuro lehendakari. Habrá que ver cómo gestiona esos planes económicos. De entrada, ha hablado de una racionalización de la administración vasca y de las sociedades públicas, es decir, recortes para adelgazar la administración.
 
Asegura Urkullu que el 2013 será un mal año en lo económico, pero llama a "resistir" ante estos "malos augurios". Según ha señalado, pondrá en marcha varias líneas de trabajo dirigadas a emprendedores, empleo juvenil, internacionalización e innovación. "Podemos salir del atolladero", ha asegurado, asumiendo así el papel lógico de todo gobierno ante situaciones de dificultad. La falta de concreación de sus medidas económicas llama a mantener la cuatela antes de opinar sobre acciones concretas. Anteponerlo a cualquier otra cuestión sí parece algo sensato.
 
De los otros dos grandes retos, la gestión del final de la violencia y el nuevo estatus del País Vasco, Urkullu ha hablado también de forma muy genérica. Por ejemplo, no ha dado fechas sobre la posible consulta del nuevo estatus que estudiará un grupo de expertos en la Cámara vasca, y que en su programa electoral está fijado en 2015. Sí ha dicho que ese nuevo estatus deberá garantizar"el derecho de decisión". Ha llamado a alcanzar un acuerdo también en este punto, para construir "un proyecto compartido" de "la Euskadi del siglo XXI". Ha asegurado que Europa garantizará la "identidad propia" del País Vasco.
 
Sobre la ausencia de la violencia, Urkullu ha llamado a todos los parlamentarios a "compartir la voluntad de alcanzar acuerdos mediante el diálogo y el consenso". Para él, este nuevo tiempo tras el anuncio de la violencia etarra es "el gran reto de nuestra generación". En una clara alusión a la izquierda abertzle, ha señalado que "la reconciliación, en su caso, la concordia y la convivencia demandan una valoración crítica del pasado, el reconocimiento del daño causado y la reparación". Apuesta por reformular la ponencia de la Paz y mantener el Instituto de la Memoria.
 
Creo que Urkullu acierta al situar la crisis económica como gran asunto de esta próxima legislatura en Euskadi. Parece que, por el momento, dejará la cuestión territorial y soberanista para más adelante. Un ligero respira, quizás, para el gobierno central. No se aprecian en Urkullu las ansias por convocar una consulta ciudadana sobre la indepedencia y la irresponsabilidad manifiesta que sí vemos con claridad en CiU. Sobre la convivencia, es evidente que será el gran reto de esta generación. Tras décadas en las que una banda criminal y asesina se ha dedicado a matar a quienes no pensaban como ellos y ha atacado con dureza a la democracia y la libertad de los ciudadanos, es esencial afrontar con sensatez este nueva etapa.
 
Primero, teniendo en cuenta que ETA aún no ha entregado las armas ni ha desaparecido, cuestión no baladí, precisamente. Segundo, impidiendo que se corrompa y se pervierta la historia real de lo ocurrido en Euskadi estos últimos años con visiones falsas de quienes estuvieron bajo el cobijo de los terroristas y ahora pretenden dar lecciones, aunque sean unos recién llegados a la democracia, y veremos si convencidos o no de su mutación exprés. Tercero, reconociendo el daño causado y reparándolo, como muy bien señaña Urkullu. Y, cuarto y último, logrando tender puentes en la sociedad vasca para se alcance una convivencia plena en absoluta libertad. Son muchas las heridas abiertas, pero el gran reto será conseguir que la la Euskadi del mañana logre superar, sin olvidar jamás lo ocurrido, estas negras páginas de su historia. Para ello, se debe lograr la suma de todos sobre las bases de la democracia, la libertad y la ausencia total de la violencia. 

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