Chacón pide que el PSOE "haga los deberes a tiempo"

Carme Chacón ha roto definitivamente su silencio que  decidió asumir tras perder las primarias por la secretaría general del PSOE contra Alfredo Pérez Rubalcaba. Vuelve al primer plano y lo hace para acuciar a la actual dirección socialista. Considera que un adelanto electoral pillaría al PSOE sin candidato claro y pide que se celebren primarias antes de lo que está previsto. Ese debate interno, por llamarlo de forma sutil, que se llevaba anunciando meses ha comenzado. Tras postularse Juan Mesquida como posible alternativa a Rubalcaba, al menos como cabeza visible de un movimiento que pide cambios en el partido y debate de ideas, Carme Chacón ha decidido dar un paso al frente. Mientras, Tómaz Gómez sigue a lo suyo y otros líderes socialistas presionan para que el partido adelante el proceso de primarias.
 
Ayer la dirección federal del PSOE reiteró que no tiene previsto adelantar las primarias. Consideran que lo que preocupa ahora a los españoles no es eso y que lo debe centrar los esfuerzos de los socialistas es construir una alternativa sólida al PP. No convencen esas palabras a algunos sectores del partido que piden debate de ideas, pero también cambio de caras. Sólo lleva un año en la oposición el PSOE y muchos recuerdan que para recuperarse de una debacle como la sufrida en 2011 hace falta más tiempo. Pero Chacón responde apelando a todos los recortes que el gobierno ha aplicado este año: "hoy un año equivale a lustros de otras épocas".
 
Una crítica clara a la dirección actual del partido. Considera la ex ministra de Defensa que "el socialismo no puede dar la impresión de que en medio de tanta destrucción y sufrimiento acelerado se da todo el tiempo del mundo porque mucha gente no lo tiene". Pide una política de oposición más dura contra el gobierno del PP. Asegura que los recortes es sólo una parte de lo que está haciendo "la derecha" y señala más aspectos de su política: "convertir en mercancías la sanidad, la educación, la justicia es una política dura, como lo es alentar el conflicto territorial y lingüístico, como lo es volver a la religión obligatoria en las aulas, como es perseguir a las mujeres que abortan".
 
Ha pronunciado estas palabras en un desayuno informativo en Madrid en el que ha presentado al alcalde de Zaragoza, Juan Alberto Belloch, que claramente ha pasado a un segundo plano. Porque la intervención de Carme Chacón ha sido un paso más en su oposición a Rubalcaba, una forma de postularse como candidata de nuevo, una clara crítica a cómo se está gestionado el PSOE y un llamamiento a adelantar las primarias. Ha vuelto. Es evidente que Chacón ha acelerado los planes que desarrolló tras caer ante Rubalcaba en el Congreso de Sevilla. Entonces cayó en la votación y calló durante meses manteniendo un perfil bajo. Pero los malos resultados del PSOE en las elecciones celebradas desde entonces y la nula recuperación del partido en las encuestas nacionales han hecho que las voces críticas se escuchen cada vez más alto.
 
El PSOE no ha sido este último año precisamente una balsa de aceite ni un remanso de paz, pero más o menos la división interna ha sido algo privado y no público. Pero ese tiempo ha pasado y nada hace indicar que la actual dirección del partido pueda frenar, como parece pretender, esta batalla interna. Es lógico que Rubalcaba, ganador del Congreso de Sevilla, se sienta legitimado para seguir liderando el partido. De hecho lo está. Pero los resultados de aquellas primarias mostraron una división casi a la mitad en la formación. Esa división continúa.
 
Pero hay más. Si a esa framentación interna se suma que la oposición socialista al gobierno no carbura, que su peso en la política nacional es más bien escaso, que han sufrido severas derrotas en Galicia, País Vasco y Cataluña, parece claro que el PSOE tiene un problema muy serio. Debe volver a definirse como partido fuerte, porque corre el riesgo de seguir siendo un actor residual de la política española como, no nos engañemos, es en la actualidad. El tiempo es un gran hándicap, porque aún tiene que arrastrar las responsabilidades de sus errores cuando estaba en el gobierno, pero en Ferraz deberían estar muy preocupados no por las batallas internas o los postulantes a discutir el liderazgo de Rubalcaba, sino por el propio futuro del PSOE. Está en su peor momento en muchos años. El Pasok ha demostrado en Grecia cómo un partido mayoritario puede hundirse y perder ese papel hegemónico de la izquierda.

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