Obama gobernará cuatro años más

 
"Four more years" (cuatro años más) pedía Barack Obama en todos los actos de campaña. Los cuatro años de su segundo, y por ley, último mandato, para terminar sus promesas electorales y dejar la impronta de su paso por la Casa Blanca. Lo ha logrado. Obama ha conseguido la victoria en las elecciones presidenciales frente a Mitt Romney ganando con claridad en los votos electorales (303 frente a 206 de su rival) y también en el voto directo con 59.725.608 votos (un 50%) frente a los 57.098.650 del candidato republicano (un 48% de los votantes). Obama ha obtenido su reelección con una victoria más holgada de lo que auguraban las encuestas, que presentaban esta carrera como la más igualada de los últimos años.
 
Además de presidente, los estadounidenses renovaban ayer con su voto la Cámara de Representantes y un tercio del Senado. El escenario seguirá siendo parecido al existente desde el año 2010, con los republicanos controlando la Cámara de Representantes y los demócratas haciendo lo propio en el Senado. Es decir, Obama volverá a tener que buscar el consenso y el pacto con el otro gran partido estadounidense. Esto por presentarlo de forma positiva y optimista, porque bien podríamos decir que el escenario sigue dejando una situación arriesgada ante un posible bloqueo en la acción política de Estados Unidos como hemos visto estos últimos años en algunos aspectos. El tiempo dirá. Tras las elecciones de ayer, los republicanos tendrán 232 escaños por 191 de los demócrata. En el Senado, el partido de Obama tendrá 51 representantes por 45 de los republicanos.
 
En sus discusos de la noche electoral, vencedor y vencido han apelado a la unidad y a la búsqueda de acuerdos entre los dos grandes partidos por el bien del país. En los próximos meses veremos hasta qué punto cala o no ese mensaje en los representantes de uno y otro partido en el Congreso y en el Senado. Por lo pronto, la situación de análisis de la derrota, búsqueda de responsabilidades y análisis interno en el seno del Partido Republicano marcará en cierta medida el futuro próximo del panorama estadounidense. ¿Adoptará una actitud de bloqueo sistemático a las propuestas presidenciales la mayoría republicana en la Cámara de Representantes? El mal resultado de los representantes del movimiento conservador Tea Party en estas elecciones, una parte del Partido Republicano, podría invitar a pensar en una mayor disposición al entendimiento, pero será algo que tendremos que comprobar con el paso del tiempo.
 
Romney ha sido el primero en comparecer esta noche electoral, madrugada en España, para reconocer su derrota. El candidato republicano le ha deseado lo mejor a Obama y ha dicho que rezará por él y la labor del gobierno. También ha pedido acuerdos y diálogo entre los dos grandes partidos por el bien de Estados Unidos. Obama también ha incidido en este aspecto en su discurso de celebración de la victoria. En uno y otro lado analizarán las causas de este resultado. Por parte de los demócratas, se señala al papel decisivo de Bill Clinton durante la campaña, a la imagen de consenso y presidencial de Obama en la atención a los afectados por el Sandy y, sobre todo, a una cuestión central que es el apoyo masivo de las minorías (afroamericanos, hispanos, jóvenes...) que ha vuelto a tener Obama como hace cuatro años. Por parte republicana, se vuelve a poner en cuestión el poco magnetismo con los electores de Romney y se señala también a algunas declaraciones desafortunadas de algunos republicanos en las que mostraron una imagen demasiado conservadora, muy poco centrista. Los análisis serán variados y habrá, seguro, para todos los gustos.
 
Es importante señalar el escenario en el que tendrá que gobernar Obama estos próximos cuatro años. Será su último mandato y en él se suele decir que los presidentes tienen las manos menos atadas sin la presión de tener que luchar por la reelección en las urnas dentro de cuatro años. Por eso suele ser en este segundo mandato donde los presidentes que gozan de la confianza de los estadounidenses durante dos elecciones, que han sido la mayoría a lo largo de la Historia, se preocupan especialmente por el legado que dejará su mandato, por redondear alguna acción de gobierno por la que ser recordado. Obama, que cuativó hace cuatro años a una parte importante de la sociedad estadounidense, tiene la opción de plasmar alguna de esas ideas conciliadoras, modernas y novedosas con las que provocó tantas ilusiones.
 
Lo cierto es que el panorama en el que se producirá este segundo mandato de Obama será, al igual que desde 2010, ciertamente complejo, porque no cuenta con mayoría en las dos Cámaras. Lejos de eso, la Cámara de Representantes seguirá controlada por los republicanos. Eso obligará a Obama a intentar pactar con el partido de la oposición sus proyectos estrella. Uno de ellos, la nueva ley de inmigración, fue bloqueado por esa mayoría republicana. Por lo tanto, no es un obstáculo menor para él, que en absoluto tendrá un campo de acción ilimitado. Como decíamos ayer, el primer gran reto al que tendrá que enfrentarse Obama es evitar el precipicio o el abismo fiscal. Si no se negocian cambios, a principios de 2013 entrarán en vigor, a la vez, un gran recorte de gastos y una subida de impuestos que supondrían unos 500.000 millones de dólares entre las dos partidas. Implicaría consecuencias nefastas para una economía, la estadounidense, que tampoco anda como para tirar cohetes. Precisamente este riesgo de abismo fiscal se debe a la negociación entre demócratas y republicanos hace un año. Los republicanos impusieron estas condiciones que ahora pueden ahogar a la economía si no se pactan modificaciones.
 
En política exterior, Obama se habrá de enfrentar al conflicto latente con Irán y su programa nuclear. Israel, tradicional aliado de Estados Unidos, está dispuesto a realizar una operación militar contra el país árabe, mientras que la Administración Obama siempre ha mostrado partidaria de apurar todas las vías diplomáticas para resolver el conficto. De hecho, en los últimos días de la campaña salieron a la luz unas informaciones sobre encuentros entre representantes de Estados Unidos e Irán para debatir sobre este punto caliente del programa nuclear iraní. Fue desmentida por ambas partes. La retirada de las tropas estadounidenses de Afganistán, en el año 2014, o la creciente amenaza de China como primera potencia mundial serán otros retos a los que tendrá que hacer frente Obama en estos próximos cuatro años. 

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