Un ERE dejará en la calle a 149 trabajadores de "El País"

Hoy es un mal día para el periodismo en España, pero en los últimos años decir eso no es contar ninguna novedad porque raro es el día que no conocemos alguna noticia negra para esta profesión en nuestro país, y fuera de él. Hoy la empresa Prisa, editora del diario El País, ha anunciado las condiciones del Expediente de Regulación de Empleo que adelantó la semana pasada su consejero presidente, Juan Luis Cebrián. 149 personas se irán a la calle. Es la respuesta de la empresa a la "grave pérdida de los ingresos" del diario.
 
El ERE en El País es un mazazo para el periodismo en España que no es un precisamente un hecho aislado. Se calcula que desde el año 2008 han sido más de 6.000 los periodistas despedidos por la crisis. En este periodo han desaparecido hasta 58 medios de comunicación. Cifras de una situación de emergencia que reflejan que la profesión periodística ha sido de las más afectadas por la crisis económica (a la que se suma la crisis del actual modelo de negocio de la prensa escrita y la irrupción de Internet). La prensa vive un momento crucial que habrá de determinar su futuro y que, por lo pronto, está resultado demoledor en cuanto a la destrucción de puestos de trabajo. Muchos periodistas veteranos están perdiendo su empleo, los jóvenes recién licenciados saben que sus perspectivas laborales se debaten entre una beca casi eterna o buscar cualquier empleo en cualquier otro campo y, entre medias, se resiente la calidad de los medios de comunicación y, por ende, se debilita un elemento determinante para el buen funcionamiento de la democracia.
 
128 trabajadores del diario El País serán despedidos y a ellos hay que sumar 21 prejubilaciones para mayores de 59 años. En total saldrán del periódico 149 profesionales. Los trabajadores que permanezcan en la redacción y no se vean afectados por el ERE sufrirán una reducción de su salario del 15%. Ya saben, Cebrián dice les dijo a los trabajadores eso de que "no podemos vivir tan bien". Nada comentó entonces de lo que él cobra (en torno a los 13 millones de euros). Sí había hablado de ello antes. Para el presidente del grupo Prisa esta remuneración es lógica en el mercado y presume de ser transparente sobre lo que cobra. Todavía habrá que darle un premio.
 
Pero no quiero quedarme en la entrada de hoy ni con la figura del señor Cebrián, ni con el hecho de que Prisa aplicará la reforma laboral aprobada por el gobierno y contra la que se ha mostrado muy duro en su línea editoral, porque hoy lo importante es otra cosa: esos 149 profesionales que van a perder su puesto de trabajo. Es cierto que percibimos una gran incoherencia en la actitud de la empresa, pero también me desagrada hoy ese cierto regocijo con el que algunos señalan que Prisa va a despedir a trabajadores con las nuevas condiciones de la reforma laboral aprobada por el gobierno del PP. Quienes se quedan con eso ya han hecho la gracieta y el politiqueo de bajos vuelos. Muy bien. Enterito para ellos.
 
Lo triste hoy es esa destrucción de puestos de trabajo en El País. El Comité de empresa de Prisa ha aprobado una huelga de 18 días en protesta por esta medida. También acordaron reprochar a Juan Luis Cebrián "su falta de lealtad a la plantila y su nefasta gestión". Por otro lado, le exigen que devuelva parte de los millones de euros que ha cobrado en los últimos años. La respuesta de los trabajadores de El País a esta medida es sin duda entendible y razonable. 
 
Está claro que nadie puede discutir que el sector de la prensa está afrontando una doble crisis brutal y que es necesario buscar con urgencia un nuevo modelo de negocio. En ese sentido, todos sabemos perfectamente cuál es la situación por la que están atravesando la práctica totalidad de los medios de comunicación. Ésa es la cuestión de fondo en este asunto. El diario El País ha entrado en pérdidas por primera vez en su historia, fijándonos en el caso que nos ocupa. No hay un gran medio de comunicación en España que no haya acometido regulaciones de empleo en los últimos cuatro años. Y la situación no es sólo nacional, pues esta crisis que afronta el periodismo y especialmente la prensa escrita se vive en todo el mundo.
 
Internet, esa maravillosa herramienta, ha de ser parte de la solución y ese nuevo modelo de negocio que se debe encontrar ha de pasar por la red y las nuevas tecnologías. Pero a día de hoy el gran problema es que las visitas a las ediciones online de los diarios no logran amortizar, ni de lejos, las grandes pérdidas por publicidad de las ediciones en papel. Y encima se debe hace frente a la cultura del gratis total que impera en la Red. El panorama es preocupante. Creo que, sí o sí, el nuevo modelo tiene que partir de la base de que se debe pagar por el trabajo periodístico bien hecho, como sucede con todas las demás profesiones.
 
Así como a nadie se le ocurre entrar en una panadería y llevarse las barras que uno quiera sin pagar, debemos entender que acceder a noticias, reportajes o entrevistas de medios de comunicación de todo el mundo sin pagar absolutamente nada es insosenible. No tiene sentido ni futuro. Porque hacer buen periodismo es caro. Muy caro. Y se debe valorar ese trabajo, porque si no es así sucede lo que estamos viendo con claridad en los últimos años: que el periodismo se debilita. Y un periodismo débil con miles de periodistas en paro y medios de comunicación deficitarios y en penuria económica es un escenario muy poco deseable porque la función de control al poder y la labor de servicio público que debe desarrollar el periodista queda en el aire. Eso es muy arriesgado para la democracia y para todos. Porque la crisis brutal de los medios de comunicación y la situación lamentable en la que está la profesión periodística es mala para los periodistas y los que aspiramos a serlo, naturalmente, pero también es muy negativa para la sociedad en su conjunto. Cada medio que desaparece, cada buen profesional que pierde su puesto de trabajo, cada periódico, radio o televisión que se debilita es una pésima noticia para todos. Ánimo a los profesionales del diario El País.


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