Debate de Presupuestos

Hoy prosigue el debate sobre los Presupuestos Generales del Estado para el próximo año. El ministro de Hacienda, Cristóbal Montoro, fue el encargado de defender el proyecto en el Congreso de los Diputados. Dentro, la práctica totalidad de los diputados de la oposición (exceptuando a UPN y Foro Asturias) tildaron los Presupuestos de poco creíbles. Fuera, un grupo de personas menor a la convocatoria anterior el 25-S se reunieron en las inmediaciones de la Cámara para pedir la dimisión del gobierno y las Cortes en pleno para abrir un proceso constituyente. Los de fuera decían que los de dentro no les representaban pero, una vez más, es obligado señalar que un grupo de unos pocos miles de ciudadanos representan mucho menos al conjunto de la sociedad española que unos políticos que han sido votados por millones de españoles.
 
Hoy me centraré en lo que pasó dentro. Montoro adoptó una postura optimista y complaciente: estos Presupuestos son los más sociales de la democracia, estamos cerca de cumplir el objetivo de déficit para este año y 2013 será el último año de recesión. Ojalá esta última afirmación sea verdad. En la filas de la oposición no se creen muchas de las cosas que dijo el ministro en su intervención. Hoy continuarán interviniendo el resto de grupos de la Cámara, pero ayer ya escuchamos las críticas del PSOE y de CiU. Alfredo Pérez Rubalcaba habló del proyecto de Presupuestos, pero no de lo suyo. Eso queda para hoy. Lo cierto es que el gobierno recibirá un rechazo frontal del resto de formaciones políticas, ya que tiene que hacer frente a 11 enmiendas a la totalidad
 
El ministro de Hacienda defendió que "de cada 100 euros, 63 se dedican a gasto social". Asegura que eso nunca había pasado antes en democracia. Repitió el mantra de la reducción del déficit y reconoció que el gobierno está pidiendo esfuerzos, "pero esos esfuerzos no olvidan a los más débiles y están comprometidos con los que más necesitan, incluyendo la subida de impuestos, que está siendo ponderada y equitativa". Además de esto, Montoro aseguró que los últimos datos de déficit público le hacen ser optimista sobre el cumplimiento de nuestro objetivo con Bruselas y que el 2013 será el último año de recesión. La oposición dijo de la intervención del ministro que no era creíble ni respondía a la realidad. Desde CiU, Duran i Lleida recordó que nada tienen que ver el panorama que pintó Montoro con el recogido por el propio Banco de España.
 
Sobre la intervención del ministro de Hacienda de ayer hay dos aspectos más que quiero destacar. En su intervención en el Congreso, el portavoz de CiU, Josep Antonio Duran i Lleida, echó en cara a Montoro su actitud en muchas intervenciones públicas con risas y mostrando cierta autosuficiencia o hasta chulería y prepotencia. "El país no está para sornas", le dijo el político catalán a Montoro. Y tiene razón. Fue una crítica acertada. Imagino que el ministro de Hacienda tendrá asesores y personas cercanas que le podrán ratificar la imagen que da en muchas de sus comparecencias, cuando se presenta como un profesor magistral que va a enseñar a los pobres párvulos, que cuando se ríe parece reírse de la falta de conocimientos del resto del mundo y que ofrece una imagen prepotente. Se lo debería hacer mirar.
 
Y otra crítica más al señor Montoro. Ayer estaba presentando en el Congreso el proyecto de Presupuestos Generales del Estado para 2013. Es un debate importante porque las cuentas públicas son la base de la acción de gobierno durante todo un año. Un debate siempre algo aburrido, por aquello de los números y las cifras, pero de gran importancia donde, desde mi punto de vista, se espera algo distinto a lo que ofreció ayer Montoro en alguna intervención. Lo que se espera de un ministro de Hacienda en un debate importante como el de ayer no es que se dedique a las batallitas políticas. Recordó a Rubalcaba la derrota del PSOE en Galicia y el País Vasco y le dijo que esperaba de él un discurso político y no un discurso económica de tercera. Lo que esperamos de un ministro es que hable con rigor y seriedad de su labor de gobierno, no que entre en escaramuzas estériles e inútiles contra sus rivales políticos. A esa imagen engreída que suele dar el ministro Montoro se suma su irrefrenable tendencia a las contienda política, a eso que en momentos importantes no conduce a nada, que no sirve a los ciudadanos, pero en lo que los políticos se entretienen alejados de lo que en realidad esperan de ellos los ciudadanos.


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