Esperado desencuentro entre Rajoy y Mas

Artur Mas ha salido descontento de la reunión que ha mantenido esta mañana en La Moncloa con Mariano Rajoy porque el presidente del gobierno le ha dicho que no está dispuesto a estudiar el pacto fiscal que reclama Cataluña. El presidente catalán ha dado cuenta de lo ocurrido en el encuentro desde la sede de la Generalitar en Madrid, que ya sabemos que estas pseudo embajadas son cuestiones identititarias y, por lo tanto, algo en lo que no se puede recortar aunque se esté con el agua al cuello y casi en bancarrota. Lo que ha sucedido está mañana se daba por descontado, podríamos decir, recordando la célebre novela, que ha sido la crónica de un desencuentro anunciado. El día que le iban a decir que no a su plan pacto fiscal, Artus Mas entró en La Moncloa...
 
No podía haberle dicho otra cosa Rajoy, no se esperaba algo distinto del presidente. Tampoco ha habido grandes sorpresas en la comparecencia ante la prensa de Mas. Por lo que ha dicho, como eso de que "se ha perdido una oportunidad histórica de entendimiento", como por lo que no ha dicho pero ha dejado caer y somos capaces todos de leer entre líneas, cuando ha dicho que la semana que viene se tomarán decisiones y que hace pensar que el president convocará elecciones autonómicas en breve. Mas ha dicho que la Constitución no puede ser una barrera para las aspiraciones de Cataluña como nación y ha añadido que "hay pueblos, como Cataluña, que se sienten nación y esto no lo van a cambiar por una Constitución, ni por declaraciones por muy alto rango que tengan, ni por presiones ni metiendo miedo". "No lo cambiaron ni las dictaduras.
 
Esa alusión a declaraciones de alto rango se refiere al Rey, supongo. Don Juan Carlos tampoco nombró directamente a Cataluña en la carta que publicó en la nueva web de la Casa Real donde pedía trabajar en lo que nos une y no perseguir quimeras, pero estaba claro a quién iba dirigido el debut del monarca como bloguero. No veo nada sorpredente en esas palabras de Jefe del Estado. Que defienda la unidad de España y ejerza así esa función moderadora que le encarga la Constitución no debe ser algo criticable y sí muy comprensible. Ésa y no otra es la reacción lógica ante un desafío de proporciones tan serias como el del independentismo catalán. La actitud de Rajoy apelando a la Constitución y mostrándose inflexible a la hora de pactar un pacto fiscal tampoco debe extrañar a nadie. Aquí cada cual está siguiendo su papel.
 
Hay un problema que se debe afrontar de cara y se debe intentar resolver dialogando. En ese sentido, la peor noticia es que de la cita de hoy en La Moncloa no hayan salido nuevas vías de diálogo, de conversación para acercar posturas. Si Mas ha presentado su propuesta de pacto fiscal y Rajoy le ha dicho que por ahí no tiene nada que rescar, y punto, sí creo que no se está actuando con responsabilidad. Uno y otro deben estar dispuestos a seguir hablando y a buscar el entendimiento, pero más bien parece que lo de hoy ha sido el desencuentro y la ruptura total de cualquier posibilidad de pacto entre el gobierno central y el de la Generalitat. O sea, que tenemos una confrontación seria y tensiones territoriales que vuelven al primer plano en el momento menos indicado para enfrentamientos de cualquier estilo. Y todo hace indicar que desembocará en una convocatoria de elecciones en Cataluña. Todo lo contrario de la estabilidad deseable en estos momentos.
 
Ya digo, pienso que lo peor de lo sucedido hoy es que no se hayan tendido puentes. Pacto fiscal o nada, parece que ha sido la actitud de Mas. Pues hala, no habrá pacto fiscal, vuelva por donde ha venido, podría haber sido la respuesta de Rajoy. Una y otra deberían haber sido más abiertas a buscar acuerdos, puntos intermedios en común. Pero tenemos un encontronazo serio que, por otro lado, no sorprende a nadie porque se daba por hecho que así sucedería.
 
Parece que Artur Mas convocará elecciones. No le queda otra que seguir adelante con esta apuesta arriesgada por la independencia que ha hecho. Llega tras la constatación de que Cataluña está en un estado ruinoso, próximo a la bancarrota, y que necesita pedir un rescate de 5.000 millones al Estado español del que se quiere separar. Por eso no han faltado análisis que señalan que esto es una especie de huida hacia adelante del president que prefiere abrir el melón de la independencia y emprender este camino antes que consentir que el debate se centre en su mala gestión económica o en la ruinosa situación de las cuentas catalanas. Probablemente presentar esta estrategia de Mas como una excusa para centrar los debates en torno a cuestiones identitarias para camuflar su fracaso en la gestión de la crisis es algo simplista, aunque también es cierto que nadie es tan cándido como para pensar que este giro en el discurso de Mas y esta explosión del sentimiento independentista es fruto de un proceso natural del pueblo de Cataluña y no algo estrechamente ligado a la actual situación económica.
 
Es un clásico eso de que se impulsen sentimientos nacionalistas en épocas de crisis. Más aún si se junta la irresponsabilidad de un dirigente político con las ganas de encontrar culpables de su situación de una sociedad que lo está pasando mal. Ante la necesidad de pedir un rescate a España a través del Fondo de Liquidez Autonómica (el FLA), los nacionalistas de CiU han optado por hacer de su debilidad su fuerza y por darle la vuelta a la situación. No es que estemos actuando de forma incoherente al pedir auxilio económico al mismo Estado español del que nos queremos separar, es que pedimos lo que es nuestro ya que España ha estado maltratando a Cataluña durante décadas, vienen a decir. Y en torno a eso construyen una película poco consistente mientras incentivan el sentimiento nacionalista, labor mucho más sencilla en situaciones como la actual en la que todo marcha mal en lo económico y es muy liberador encontrar malvados culpables de nuestras desgracias y excitar los más simples sentimientos como el nacionalismo.
 
La pregunta que cabe hacerse ahora es, ¿qué pasará en adelante? ¿Qué pasos dará Mas? ¿Cómo debe reaccionar el gobierno central? ¿Y el resto de partidos? Eso lo iremos viendo en los próximos días. De momento, dejo otra pregunta en el aire: ¿de verdad Artur Mas es tan irresponsable como jugar con fuego de esta manera y emprender la senda de la independencia de España en un momento tan delicado como el actual por una huida hacia adelante que sirva para ocultar su fracaso en la gestión de la crisis y la debilidad económica de Cataluña? Insisto, este planteamiento tiene bastante de simplista, pero lo que es un hecho es que la crisis económica abre un nuevo motivo de preocupación y un nuevo riesgo político, y no menor.
 


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