BCE, esto nos suena

Dejá vu. Otra vez tras una comparecencia pública de Mario Draghi nos queda la sensación de haber vivido antes lo que está pasando, de haberlo escuchado con anterioridad. Cuando el presidente del BCE habla ante la prensa no sabemos lo que va a decir de antemano, pero sí tenemos la certeza de que diga lo que diga el resultado será más o menos el mismo. Ambigüedad, tibieza, por debajo de lo esperado, no cumple con las expectativas. Pues eso. Es cierto que esta vez fueron las palabras previas del propio Deaghi (eso de "haremos lo que esté en nuestras manos para proteger a la zona euro, y créanme, será suficiente") las que habían despertado tantas esperanzas de anuncios importantes. Pero al final pasó lo de siempre y se cumplió el acertado refrán castellano: vísperas de mucho...

Que si ha puesto el tiempo verbal condicional donde debería haber puesto el futuro, que si ha puntualizado esto aquí, que si ha añadido la palabra "condicionalidad" donde no esperábamos, que si no ha ido más allá donde confiábamos en escuchar compromisos determinantes. En ese plan. Total, que de un tiempo a esta parte las ruedas de prensa de Draghi más que escuchadas o analizadas son descifradas. Y no ha gustado nada a los mercados lo que ha dicho hoy. Tras hablar él no subió el pan, sino la prima de riesgo, y se desplomó la Bolsa (la española y las del resto de Europa).

Sin ser un experto de economía uno piensa que quizás es desproporcionado el poder que tiene la institución que preside Draghi. De lo que no tengo duda es de que carece de sentido que las palabras del presidentedel BCE provoquen estos terremotos o, al contrario, sirvan para bajar casi cien puntos en un par de días la prima de riesgo. Una palabra tuya bastará para sanarme. A esta frase que se lee en las misas suena lo de las intervenciones públicas de Súper Mario. El italiano está entre dos aguas permanentemente: los que piden al BCE que actúe en el mercado secundario comprando deuda de forma masiva y los que le recuerdan lo que dicen al pie de la letra sus estatutos y le sugieren que no vaya más allá. Lidera a este último sector Alemania. Y sí, parece que ha vuelto a ganar.

Draghi ha dicho que el euro es irreversible y que no tiene sentido la presión sobre la deuda de países de la UE en base a un posible fracaso del proyecto de moneda única. También ha declarado que el BCE está dispuesto a comprar deuda y a llevar a cabo "medidas no convencionales" para proteger a la zona euro. Eso sonó bien, pero acto seguido contó que no será de aplicación inmediata y que las ayudas irían acompañadas de "condicionalidad estricta y efectiva". Jarro de agua fría. Los gobiernos deberán pedir ayuda y entonces, amablemente, actuarán. "Aunque nosotros estemos listos para actuar, no habría base para hacerlo". Es decir, vuelta a la ortodoxia y a la lectura estricta de los estatutos del BCE que no está para auxiliar a países en apuros, vienen a decir. Otro anuncio de hoy del presidente del BCE es que los tipos de interés se mantienen en el histórico mínimo de 0,75%, como se esperaba.

Si sus palabras de hace unos días fueron un bálsamo a las tensiones en los mercados, las de hoy han sido una bomba de destrucción masiva. La prima de riesgo española ha rozado los 600 puntos y el IBEX 35 se ha desplomado un 5,16%. Todos los mercados europeos han recibio mal esta intervención de Mario Draghi. En parte porque las expectativas que él mismo había creado eran muy elevadas, y en parte también porque es cierto que lo de hoy suena mucho a echar balones fuera y a no mojarse, a dejar los deberes para el futuro, a no asumir ese papel activo que tantos le reclaman a gritos desde hace meses.

Ha pedido el presidente del BCE a los gobiernos europeos que sigan adelante con sus reformas estructurales y sus esfuerzos de consolidación fiscal. Ya sabemos que vivimos en un tiempo en Europa en que palabras como esfuerzo, sacrificio o dolor están muy bien vistas, sobre todo si se trata de que los derrochadores y alocados países periféricos paguen por sus pecados. Están preparados para operar en el mercado secundario. Hasta ahí pudo leer. Es decir, nada (o muy poco) nuevo bajo el sol. Tampoco concederá una licencia bancaria al fondo de rescate como habían pedido Italia y Francia para que pueda ser financiado por el Banco Central Europeo.

La prima de España ha subido de 524 hasta los 590 puntos básicos y la italiana supera los 500, cuando antes de su intervención estaba en 432. Los mercados no valoran sus palabras. Pero no sólo los mercados. No han tenido que hacer mucha gracia en varias cancillerías europeas esta postura del BCE. En Berlín habrán asentido con satisfacción, pero en Madrid, donde hoy se reunían Mariano Rajoy y Mario Monti, no ha debido de recibir muchos aplausos el señor Draghi. Eso sí, en público han optado por la prudencia. Rajoy dice que es reconfortante oír que el proyecto del euro es irreversible (suponemos que el presidente habrá oído otras cosas menos reconfortantes por boca de Draghi). No ha precisado si pedirá ayudas. Monti dice que lo estudiará, aunque ha descartado un rescate total a Italia (la tercera economía de la UE, recordamos).

Es de esperar que mañana también sea un día movidito en los mercados. Como digo, Italia y España no han criticado hoy la actuación de Draghi, pero habían pedido que actuara y es de suponer que a ellos les ha dejado tan descontentos como a los demás las palabras del presidente del BCE. Para elogios a su actuación ya está Alemania. El vicecanciller alemán y ministro de Economía, Philipp Rösle, ha aplaudido su decisión de no intervenir en el mercado de deuda. No nos sorprende. La situación sigue sigue siendo insostenible y las instituciones europeas no atajan la grave crisis. El tiempo de las declaraciones ha pasado, pero algunos parecen no entenderlo. Lo dicho, un dejá vu.


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