Último adiós a Oswaldo Payá

Ayer fue enterrado en La Habana el disidente cubano Oswaldo Payá. Comenzábamos la semana con la terrible noticia de su muerte y la del también activista Harold Cepero. La disidencia pide una investigación independiente sobre lo ocurrido, mientras que la versión oficial de las autoridades cubanas es que el conductor perdió el control del vehículo y se estrelló contra un árbol. Conducía el coche el miembro de Nuevas Generaciones Ángel Carromero, que resultó herido leve en el accidente. Está siendo interrogado por las autoridades. Oficialmente no está acusado, sino que está colaborando en la investigación de lo ocurrido, aunque permanece retenido.

Es lógico y razonable que la disidencia cubana pida una investigación sobre el accidente, sobre todo teniendo en cuenta que Oswaldo Payá había sido amenazado en reiteradas ocasiones por la dictadura de los Castro contra la que combatió toda su vida. El tiempo dirá y lo deseable es que conozcamos la verdad de lo ocurrido. En todo caso, lo que no cambiará, se trate o no de un accidente es la terrible pérdida que supone para los activistas por la libertad, los derechos y la democracia en Cuba la muerte de Oswaldo Payá.

Él dedicó su vida a buscar la democracia en la isla. Amaba a su país y a su gente y jamás aceptó ni toleró la dictadura. Fue el impulsor del Proyecto Varela, en el que recogió firmas para pedir un referéndum sobre la democracia en Cuba. Presidía el Movimiento Cristiano de Liberación y era, sin duda, uno de los grandes referentes de la disidencia cubana. Fue de esas grandes personas que, en momentos terriblemente difíciles de ausencia total de libertad, optó por rebelarse y mantenerse fiel a sus principios. Luchó por la libertad y la democracia, y por decir lo que piensa fue amenazado y hostigado toda su vida. Pero él no se calló y su lucha iluminó a la disidencia y mereció multitud de reconocimientos internacionales como el Premio Sajarov de los Derechos Humanos que concede la Unión Europea.

Su familia llora su pérdida así como los cubanos que quieren ver la democracia en su país, que no consienten seguir viviendo bajo la terrible dictadura de los Castro. Por eso la oposición al régimen se queda huérfana, pero también es de esperar que su ejempo dé impulso al activismo por la libertad en Cuba y una las distintas corrientes de la disidencia. Sería, sin duda, el mejor tributo y reconocimiento a la valiente labor de Oswaldo Payá. Su trabajo, su honestidad, su ejemplaridad, su valentía, no pueden quedar (y no quedarán) en el olvido y no pueden caer (ni caerán) en saco roto. Él vivió una vida ejemplar, fue alguien admirable a quien todos los amantes de la libertad, los derechos y la democracia despedimos rotos de dolor y con enorme gratitud. Fue un espejo en el que mirarse.

Nunca he entendido, ni entenderé, que haya sectores que se dicen de izquierdas y, sobre todo, que se dicen demócratas, que defiendan o justifiquen la dictadura cubana. Es algo muy extendido en Europa y en España, por lo que se ve. Resulta nauseabundo escuchar ciertas declaraciones que, en definitiva, sólo retratan a quien las realiza. En todo caso, Oswaldo Payá no merece que estas líneas dedicadas a honrar su memoria se ensucien con cuestiones de tanta bajeza como éstas. Sólo diré que no es entendible que haya quien no sepa reconocer a los luchadores por la libertad y la democracia sean del país que sea y combatan el autoritarismo de quien sea, porque no hay dictaduras de izquierdas o derechas. O no han entendido eso, o hay quien sigue pensando que Cuba es un paraíso socialista en la Tierra.

Ayer, como digo, se enterró al líder de la disidencia cubana. La policía de los Castro, mostrando una gran torpeza, detuvo a decenas de activistas que acudieron al funeral de Oswaldo Payá y osaron pedir libertad en Cuba. Eso es algo que los secuaces de la dictadura no pueden soportar, y arrestaron a entre 40 y 50 personas. Parece ser que todos están ya en libertad. Muchos han querido ver avances en ciertas medidas tomadas últimamente por Raúl Castro, pero la realidad, tozuda ella, se empeña en demostrarnos que no es así. En Cuba sigue sin haber el mínimo de libertad, sigue habiendo presos políticos, se sigue deteniendo a gente por pensar diferente y no hay democracia. Contra todo eso luchó Oswaldo Payá en vida y su ejemplo, imborrable, llama a seguir haciéndolo a quienes están llamados a seguir su estela. Hoy sólo podemos decirle gracias, porque él vivió una vida digna y admirable. Descanse en paz.

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