Fallece Gregorio Peces-Barba

La democracia española está de luto. Ha muerto a los 74 años de edad Gregorio Peces-Barba, uno de los padres de la Constitución de 1978. Fue presidente del Congreso de los Diputados de 1982 a 1986, abogado y profesor universitario. Se va con él un hombre clave en la historia reciente de España. Uno de esos grandes hombres de la Transición española a la democracia, personas a las que debemos gratitud y permanente reconocimiento. Como español que nació en libertad y bajo una democracia hoy quiero honrar la memoria de esta persona excepcional que honró la política y que también hizo una labor muy destacada por el mundo académico en este país.

No se puede tener nostalgia o añorar una época que no se ha vivido, pero admiro profundamente a todas aquellas personas que hicieron grandes esfuerzos para sacar adelante la Transición española a la democracia. Gentes de ideologías distantes que se sentaton en torno a la misma mesa para buscar acuerdos en momentos de especial relevancia. Personas que supieron estar a la altura y tuvieron la inteligencia, el sentido de responsabilidad y la altura de buscar lo que les unía en lugar de ahondar en las heridas dolorosas por las que aún sangraba la sociedad española del momento. No actuaron como frentes, no miraron atrás, no se dejaron llevar por odios ni rencillas. Se juntaron para devolver la democracia a España y por eso todos les debemos tanto.

Gregorio Peces-Barba fue uno de esos hombres. Él fue uno de los siete padres de la Constitución del 78, pero ya mucho antes había mostrado su compromiso con la democracia en nuestro país. Durante la dictadura franquista, ya como abogado en ejercicio, defendió a condenados del Tribunal de Orden Público y se destacó en contra de la pena de muerte. En 1963 fue uno de los fundadores de la revista Cuadernos para el diálogo, donde españoles de toda ideología se unieron contra la dictadura y en favor de la democracia. En 1966 empezó su carrera como profesor de Filosofía del Derecho en la Universidad Complutense de Madrid. El Derecho y el mundo académico, los otros dos campos además de la política donde destacó Peces-Barba.

En el año 1971 fue detenido y al año siguiente se afilió al entonces clandestino Partido Socialista de España. Fue elegido diputado a las Cortes por Valladolid en 1977. Fue secretario general de su grupo en el Congreso y su representante en la ponencia constitucional encargada de redactar el borrador de la Carta Magna. El 18 de noviembre de 1982, tras la victoria de Felipe González, fue elegido presidente del Congreso de los Diputados. Al finalizar esa legislatura, no se presentó a las elecciones y se reincorporó a su labor docente en la universidad. Fue el alma máter de la creación de la Universidad Carlos III de Madrid, de la que fue rector desde su nacimiento (curso 1990-1991) hasta el año 2007. Allí impartió clases como Catedrático de Derecho Moral y Político hasta su jubilación en el 2008.

También fue nombrado Alto Comisionado para la Atención de las Víctimas del Terrorismo en el año 2004, en el primer gobierno de Zapatero. Abandonó el puesto a petición propia dos años después. Era miembro de la Real Academia de Ciencias Políticas y Morales desde 1993, doctor honoris causa por la UNED y Medalla de Oro de la Rey Juan Carlos entre muchos otros galardones. En el año 2010 el Rey le entregó el Premio Pelayo, que reconoce a juristas prestigiosos, y en diciembre de ese mismo año el gobierno le concedió la Medalla al Mérito del Trabajo.

Una vida intensa en la que deja un gran legado por el que siempre será recordado. Era alguien respetado por todos. En el ámbito político, fue un auténtico hombre de Estado, justo lo contrario que la política de bajos vuelos que con tante frecuencia vemos últimamente. De principios y valores inquebrantables, siempre estaba abierto al diálogo. Esa característica de buscar el entendimiento con personas que no piensan como uno, incluso con quienes están casi en las antípocas ideológicas, es una virtud que caracterizó a los políticos de la Transición. Una época de personas responsables y conocedoras de su cita con la Historia que supieron estar a la altura de las circunstancias y ceder para legarnos la democracia que hoy disfrutamos.

Fue uno de los padres de la Constitución. Todo en esta vida tiene sus fallos, pero quienes redactaron la Carta Magna y negociaron cada uno de sus artículos pusieron negro sobre blanco las ansias de libertad y democracia del pueblo español. Ellos hicieron una magnífica labor, un inmenso servicio a España que siempre se les reconocerá. Es bueno que en nuestro país mantegamos esa admiración, esa gratitud, esa veneración, incluso, por los padres de la Constitución y los grandes hombres que  protagonizaron ese periodo histórico muy complejo en el que cada uno puso lo mejor de sí mismo al servicio del interés general.

Gratitud también a Gregorio Peces-Barba como estudiante de la Universidad Carlos III de Madrid que soy. Él trabajó incansablemente en su creación. Si en el mundo de la política, como presidente del Congreso y padre de la Constitución, dejó una huella imborrable, lo mismo hemos de decir del mundo académico. Él impulsó el nacimiento de la Universidad Carlos III y fue clave en su crecimiento posterior. Sin duda el mundo de la universidad también debe rendir homenaje a este gran hombre que siempre fue un amante de la docencia y que dio clases hasta su jubilación, que regresó a casa de su paso por la política y dio todo su esfuerzo y dedicación a la universidad. Se va un amante del Derecho, de las libertades y de la democracia. A personas como él le debemos eterna gratitud y le tenemos, además, absoluta admiración. Descanse en paz.


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