Extraordinaria inauguración de Londres 2012


Llegó el gran día. Ayer echaron a andar los Juegos Olímpicos de Londres 2012 y lo hicieron con una emocionante, atractiva y enternecedora ceremonia de inauguración a cargo del cineasta Danny Byle. Para gustos, los colores, naturalmente. A mí me encantó la ceremonia. Creo que fue un espectáculo precioso de inicio a fin. Comenzó mostrando la historia de Gran Bretraña de forma exquisita. Considero que esa primera parte de la ceremina fue inmejorable, iniguable. Muy emotiva la segunda parte, en la que se rindieron homenaje a los grandes persojanes de la literatura infantil británica. Más tarde asistimos a momentos memorables en los que se hicieron guiños al cine, la televisión y la música. Estelar, sin duda, la actuación del actor Daniel Craig como James Bond junto a la mismíma Reina Isabel II. Hubo espacio para el humor, con la intervención del célebre Mister Bean, y también bellas actuaciones musicales.

No optó esta ceremonia por mostrar la grandiosidad que reflejó la de Pekín. Menos cantidad en ese sentido, pero más calidad. Creo que fue un gran espectáculo, como quien ve una película sensacional o acude a una sala de teatro a presenciar una obra magnífica. Se miraron mucho el ombligo los británicos en esta ceremonia, podrán decir algunos, y no sin razón. Mostraron su historia, su música, su cine, sus libros, pero no creo que sea algo que se le pueda reprochar ni algo que no hayan hecho otros países. Es lógico. Mostraron lo mejor de su cultura, historia y deporte. Lo hicieron con maestría en un espectáculo que, como digo, tuvo momentos de grandiosidad y fascinación técnica, pero sobre todo destacó por su nivel artístico y su originalidad.

El acto de apertura de los Juegos tocó también la fibra en muchos momentos de la noche. La presencia de niños, un clásico, y hasta un recuerdo emocionado a ciudadanos anónimos que querrían haber asistido a la ceremonia pero fallecieron y a cuyos familiares la organización pidió que enviaran fotos para que también tuvieran su momento en la gala. Muchos homenajes a referentes culturales e históricos del Reino Unido y también grandísimos momentos. Entre estos últimos las escenas rodadas por Daniel Craig junto a la Reina, la de verdad, en el Palacio de Buckinham y en un helicóptero, del que sus dobles descendieron al estadio olímpico. También, por supuesto, el modo en el que David Beckham llevó la antorha olímpica al estadio. De lo que más me gustó, también, fue el recuerdo de la mítica escena de Carros de Fuego, con su banda sonora interpretada en el estadio y esa actuación humorística de Rowan Atkinson, el actor que da vida a Mister Bean.


Luego fue el turno para el emotivo desfile de las 204 delegaciones. Enternecedor ver a Jefes de Estado y de gobierno saludando emocionados a los representantes de su país. Ahí estuvo la Reina Doña Sofía agitando los brazos para animar a los nuestros. Pau Gasol, abanderado español, no podía ocultar su alegría y satisfacción por el momento que estaba viviendo y que, sin duda, jamás olvidará. Desfilaron los nuestros con alegría y ánimo de que empiece el baile. Y hoy mismo tendremos ya ocasión de ver a representantes españoles en liza, como es el caso de los ciclistas, porque hoy se disputa la prueba en línea masculina.


Volviendo a lo que fue la ceremonia, faltaba por conocer el momento más especial de este tipo de actos: el encendido del pebetero. Ahí creo que es casi unánime la opinion de que los organizadores de Londres 2012 se han apuntado un tanto, han sido muy originales y han ideado una nueva forma de llevar la llama olímpica al estadio. Por innovar, hasta han eliminado, en parte, la tradición del último relevista de la atorcha. No ha sido una persona, sino siete, quien ha encendido el pebetero. Y ninguno de los siete eran deportistas de élite con reconocida trayectoria profesional a sus espaldas. Fueron siete jóvenes anónimos designados por siete grandes deportistas los que, juntos, cada uno con su antorcha, encendieron el pebetero, que tampoco era un pebetero convencional. Magnífico el detalle de dejar el honor de encender el pebetero a estos siete jóvenes. Una forma extraordinaria de reflejar que los Juegos quieren dejar un legado en la juventud británica y también un motivo más para enternecer al personal. Sensacional este gesto.


No había pebetero como tal. El encendido del pebetero, allí donde está la llama olímpica, la que nunca se apaga, mientras que duran los Juegos, es sin duda uno de los momentos más esperados en cada cita olímpica. Todos recordamos la flecha que lo encendió en Barcelona 92. En los últimos Juegos, en Pekín, deslumbraron con un despliegue técnico grandioso. En Londres, también en este detalle, han optado por la originalidad. Con cada una de las 204 delegaciones que fueron desfilando por el estadio olímpico, había un joven con un mini-pebetero. Cada uno de esos cubos se montaron de forma extendida y conectada para que después, cuando los siete jóvenes las prendieron, se enciendieran todos. Luego se juntaron y formaron, de una forma nunca antes vista en el centro del estadio, el pebetero olímpico.

Empezaron así los Juegos de Londres 2012. Lo importante empieza ahora, que es la competición deportiva en cada disciplina, pero el arranque no ha podido ser más bello y atractivo. Sobresaliente alto para la ceremonia ideada por Danny Bayle. Fue emocionante, original, preciosa, enternecedora, entretenida, animada y espectacular. Que comience el espectáculo deportivo más grande del mundo.

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