Soraya Sáenz de Santamaría, en el Club Bildeberg

Acaba hoy una semana de locos y de alta tensión (una más) para la economía española. Una semana en la que la prima de riesgo ha ido marcando día a día máximos históricos y en la que la Bolsa no ha hecho más que bajar sin tocar fondo volviendo a niveles de nueve años atrás. Se ha vuelto a agitar el fantasma del rescate, se ha debatido sobre la recapitalización de una importane entidad financiera con dinero público, nos ha dado algún que otro tirón de orejas desde Europa y, en general, los inversores se han puesto las botas, como de costumbre, mientras que aquí la preocupación crece más y más porque la presión sobre España no decrece. Para rematar la faena, los dirigentes europeos siguen dando un pasito para adelante y otro para atrás y entre lo que dicen, lo que dejan de decir y lo que luego matizan contribuyen a esta constante y agotadora situación de incertidumbre que vivimos en los últimos tiempos en España y en toda la UE. Total, que ha sido una semana dura, por lo que la reunión del Club Bildeberg que se celebra este fin de semana en un hotel de Virginia bien puede ser una válvula de escape haciendo divagaciones y hablando de gobiernos en la sombra y demás historias misteriosas que son carne de best seller. Ni las creo ni las dejo de creer, pero siempre me ha fascinado bastante este club de poderosos que nació en 1954 y se reúne cada mes de mayo en reuniones sin actas.

Allí que se ha ido Soraya Sáenz de Santamaría, vicepresidenta del gobierno, que recibió la invitación para participar en la reunión de Club Bildeberg de este año. Ya de paso se ha reunido, no de forma secreta en este caso, con la directora gerente del FMI, Christine Lagarde, y con el secretario de la Reserva Federal de Estados Unidos, Timothey Geithner. Parece que el FMI cree en la solvencia de España y asegura que ni ha recibido una petición de ayuda por parte del gobierno ni lo plantea, mientras que Geithner ve con buenos ojos la idea de que los bancos españoles puedan acudir al fondo de rescate sin que tengan que intervenir los Estados. Por ahí, parece que la vicepresidenta ha cosechado buenos resultados de su viaje a Washington que algunos inacutos creímos de urgencia, pero que al parecer estaba prevista porque Santamaría tenía la invitación del Club Bildeberg. Como a nosotros no nos llegó, no teníamos reservada la fecha.

Ciertamente, como digo, me sitúo en relación a los poderes ocultos y enormes del Club Bildeberg en una posición intermedia entre los que creen que son un gobierno en la sombra que decide absolutamente todo lo que sucede en nuestro planeta, crisis y guerras incluidas, y los que consideran que no es más que una reunión de varios peces gordos en hoteles de lujo para hablar de sus cosas sin mayores pretensiones. En fin, eso de ponerse a descubrir conspiraciones es algo siempre muy sugerente. No sé qué es realmente el Club Bildeberg, aunque no cabe duda que una reunión de personas poderosas e influyentes que además se celebra con el máximo secretismo es algo interesante y, como digo, al menos sirve para entretenerse un rato tras una semana dura como ésta en la que hemos terminado hartos de mirar la prima de riesgo, las Bolsas y las declaraciones patosas y torpes de los dirigentes de aquí o allí.

La reina Doña Sofía suele ser fija en las reuniones anuales del Club Bildeberg, aunque parece que a la de este año no asistirá. Sí estará por primera vez la vicepresidenta del gobierno. La presencia española se completa, según algunas informaciones difíciles de contrastar por el carácter secreto de este grupo, con personajes como Juan Luis Cebrián (Prisa), Juan María Nin (CaixaBank) o Joaquín Almunia, comisario europeo. Si es cierto que el Club Bildeberg es el gobierno mundial en la sombra, supongo que hablarán de cuestiones como la situación económica en Europa, aunque si es verdad que son ellos los que deciden lo que pasa y cuándo pasa, supongo que esta crisis que vivimos estaba planeada por ellos y en sus manos está nuestro futuro. De todos modos, supongo que Soraya Saénz de Santamaría disfrutará en esta reunión. Debe de ser interesante eso se sentirse parte del gobierno mundial en la sombra o, al menos, de un club de personas poderosas que se reúnen cada año para hablar de cuestiones totalmente secretas que nadie puede desvelar.

No sé si el Club Bildeberg es el gobierno mundial en la sombra o no. Sí pienso que el poder real de decisión que tienen los responsables políticos que los ciudadanos votamos en las elecciones no es tan grande como el que cabría esperar. Parece evidente que hay grupos poderosos con intereses ocultos y no siempre coincidentes con el interés general que, de un modo u otro, marcan la pauta y con los que los gobernantes deben contar. Es un mundo que se nos escapa al común de los mortales y desconocemos, entre otras cosas porque si no entonces no sería un gobierno en la sombra ni habría tanto misterio en torno a sus reuniones. En todo caso, se ha escrito que el Club Bildeberg toma decisiones importantes sobre el futuro de la humanidad. ¿Será para tanto? Lo que daríamos por estar en un rincón del hotel de Virginia donde se reúnen, ahí escondiditos, escuchando lo que hablan los poderosos del mundo sobre nuestro futuro. Por saber a qué atenernos en adelante.

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