Plan para el crecimiento de 130.000 millones de euros


La minicumbre de ayer en Roma en la que se vieron las caras los mandatarios de las cuatro principales economías de Europa hizo honor al nombre con el que fue bautizada: cumbre del crecimiento. Al menos en cierto modo. Mario Monti, Mariano Rajoy, François Hollande y Angela Merkel comparecieron juntos ante la prensa para dar cuenta de los acuerdos de la reunión. Todos coincideron en contar que había sido un encuentro amistoso, cordial y fructífero. El gran titular que deja la cumbre de ayer es que los cuatro dirigentes pactaron promover en la Unión Europea un plan para el crecimiento y la creación de empleo al que se destinará el 1% del PIB europeo, unos 130.000 millones de euros. Es una prupuesta francesa que los otros gobernantes aceptaron. Monti se ha mostrado en las últimas fechas claramente partidario de explorar la vía del crecimiento y Rajoy también aceptó la medida. Quien más oposición podría haber puesto fue la canciller alemana, porque ella viene defendiendo siempre que la receta adecuada para salir de la crisis es seguir aplicando la austeridad y el control del gasto a rajatabla.

El acuerdo en torno a este plan de crecimiento puede interpretarse como una victoria del presidente francés. Durante la campaña electoral fue eje central de su discurso la idea de cambiar la política económica de la UE para llevar a cabo políticas de estímulo a la economía que ayuden así a generar empleo y reactivar la situación. Con la cómoda mayoría absoluta en el Parlamento francés tendrá manos libres para cumplir sus promesas en el interior y también se muestra decidido a jugar un papel clave en la escena internacional, concretamente en la Unión Europea, pero de forma distinta a su antecesor. Sarkozy estuvo en todas las citas en las que se decidió la línea a seguir en cuestiones de economía en la UE, pero casi siempre dando la razón en todo a la canciller alemana y sin discutir sus medidas. Sin embargo Hollande cree que no se está yendo por la senda correcta y por eso defiende que se debe incluir en la agenda el crecimiento económico y la creación de empleo. Punto para él. Hablar de un plan de impulso de 130.000 millones de euros hace apenas un mes resultada imposible en la Unión Europea.

Merkel declaró ayer en la comparecencia de prensa conjunta que las cuentas sólidas y el crecimiento son dos caras de una misma moneda y que, por lo tanto, la austeridad y la búsqueda del crecimiento económico van de la mano y no son incompatibles. La canciller alemana reconoció, no obstante, que "el tema del crecimiento y del empleo tiene que abordarse más enérgicamente después de que nos hemos ocupado del pacto fiscal". Para Hollande es un éxito que se haya incluido esta cuestión en la agenda europea y destacó que es importante desarrollar un calendario para aplicar este paquete de impulso a la economía. Mario Monti declaró que lo hecho hasta ahora es insuficiente y que se debe apostar por buscar el crecimiento y la creación de empleo. Mariano Rajoy, por su parte, declaró salir de esta reunión muy satisfecho y destacó los muchos puntos de acuerdo entre los cuatro dirigentes en cuestiones como la búsqueda futura de una unidad bancaria y fiscal así como una mayor unidad política y económica. Más Europa, vinieron a decir los cuatro.

Los dirigentes de las cuatro mayores economías europeas acordaron también apoyar la creación de una tasa a las transacciones financieras. A Merkel no le hace mucha gracia esta medida, pero la oposición socialdemócrata alemana se la ha puesto como condición para apoyar el pacto fiscal. En todo caso, nada se dijo sobre de dónde saldrá ese dinero para el plan de estímulo económico y tampoco se especificó a qué tipo de proyectos se destinará o en qué se empleará. Es, de todos modos, una buena noticia y puede ser un primer paso en el anunciado cambio de rumbo en la política económica de la Unión Europea. Quedan muchos pasos por dar y muchas cuestiones en las que aún no se ponen de acuerdo y en las que Merkel no cede como la creación de eurobonos o las ayudas directas a los bancos sin pasar por los Estados.

Los cuatro mandatarios se presentarán a la cumbre europea del 28 y el 29 de junio con el acuerdo del plan para el crecimiento y el de la creación de la tasa a las transacciones financieras. Esa cita comunitaria será clave para el futuro del proyecto europeo y de la moneda única. Ayer los cuatro defendieron el euro y expresaron su convicción de que es un proyecto irreversible y que defenderán con todas sus fuerzas. Quedan incógnitas, problemas y decisiones por tomar, pero la reunión de ayer deja al menos una buena noticia (el plan de estímulo de 130.000 millones de euros) y ciertas muestras de un cambio de postura en la estricta y ortodoxa canciller alemana. Es cierto que el 1% del PIB europeo parece poco y claramente insuficiente, sobre todo si lo comparamos con lo que se ha dedicado a rescatar a los bancos en toda Europa, pero puede ser un buen primer paso. Y es una gran noticia que el presidente español esté en los foros donde se decide el futuro de la UE y los pasos a tomar. España, con todos sus problemas, es la cuarta economía de Europa y bueno es que así se reconozca y que lo hagamos valer.


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