Las dudas sobre España disparan la prima de riesgo y el bono a diez años

Definitivamente el rescate a la banca española anunciado el pasado sábado no ha traído la tranquilidad a los mercados. Más bien ha sido todo lo contrario. Esta ayuda ha generado muchas más dudas que certezas y ha llevado a una encadenación de malas noticias y a un aumento de la presión sobre España. Hay muchas incertidumbres y muchas dudas y, como bien sabemos, esto es malísimo para la economía. La agencia Moody´s ha rebajado la nota de la deuda de España en tres escalones hasta dejarla a un paso del bono basura con perspectiva negativa. Hoy la prima de riesgo se está disparando de forma alarmente hasta los 550 puntos básicos y el interés del bono a diez años está rozando el 7%, máximo desde desde que se creó el euro y nivel alarmante.

Se anunció que el rescate a la banca iba a caer bien en los mercados, pero no está siendo así. Lo que estamos viendo esta semana es una nueva semana negra en los mercados y constatamos que entre confiar en España porque cuenta con la ayuda europea para sanear su sector bancario o desconfiar de ella porque se ha visto obligada a pedir 100.000 millones de euros a Europa para solventar sus problemas los inversores han optado por la segunda opción. Moody´s cree que este rescate supone que a España le cuesta horrores acceder al crédito y tras esta rebaja de la calificación será aún más misión casi imposible. El interés por el bono a diez años está en niveles récord desde que comenzó la era euro y es uno de los indicadores en el que más se fijan los expertos, más incluso que en la prima de riesgo que es el diferencial con el bono alemán. Lo que dice ese 6,9% de interés por el bono a diez años es lo poco que confían los inversores en la deuda pública española, lo que les lleva a exigir un interés elevadísimo.

La agencia estadística europea, Eurostat, ha confirmado en las últimas horas que el pago de intereses por el rescate computará como déficit y que esa inyección de dinero irá a la deuda. Las dudas sobre el plan de ayuda a la banca, la rebaja de Moody´s y esta conformación de Eurostat de que los interés por el rescate irán al déficit están siendo el cóctel explosivo que ahoga a España en el día de hoy y aumenta la desconfianza sobre nuestra economía. A esto se suma la crítica situacíón de la Unión Europea en su conjunto, puesto que el domingo se celebran elecciones cruciales en Grecia que pueden complicar y mucho los planes de la UE. Los dos candidatos con opciones a ganar las elecciones, Nueva Democracia y Syriza, aseguran que renegociarán las condiciones del rescate. Esto añade muchas incertidumbres al proyecto común y hace aumentar los rumores sobre una salida de Grecia del euro al pedir cambiar las condiciones de la ayuda recibida.

Angela Merkel ha comparecido esta mañana ante el Bundestag y sigue sin ceder en algunos puntos de  sobre las recetas que se deben aplicar en Europa en este momento. Sigue aferrada al mismo discurso que viene ofreciendo todos estos últimos años, o al menos muy parecido. Ha dicho que España está pagando una década de gestión irresponsable y ha reiterado que la austeridad y la disciplina fiscal es clave e irrenunciable porque de lo contrario se volverían a cometer errores del pasado. Ha vuelto a descartar los eurobonos. Al tiempo que esto pasaba se reunían Moti y Hollande, partidarios de un cambio de rumbo en la UE que se aleja de esa estricta disciplina que impone Merkel. Lo que parece evidente es que la UE no puede enfrascarse más en debates estériles que no conduzcan a nada. Eso de dejar los acuerdos claves para próximas cumbres ha pasado. Ahora sí, estamos en el momento decisivo. La hora de la verdad ha llegado y el euro, y por ende el proyecto de la UE, se la juega en las próximas semanas. Si de la cumbre europea de finales de mes no sale algo parecidoa unasolución y a una decisión firme en el seno de la UE, el proyecto comunitario se tambalerará. Acabar con la crisis de la deuda es una tarea "hercúlea", en palabras de la canciller aleman. Tiene razón en eso. Afirma que se debe buscar una solución que pase por una mayor unidad política. No hay tiempo que perder. La cuenta atrás (menos de tres meses para salvar el euro según Lagarde) ha comenzado.

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