Respuesta de la comunidad internacional a las atrocidades del régimen sirio

Desgraciadamente la masacre de Hula, que provocó la muerte de 108 personas, no es en absoluto en hecho aislado y, según denuncian los opositores y asocaciones en defensa de los Derechos Humanos en Siria, la represión de Al Asad y sus secuaces continúa y no pasa un sólo día sin que se denuncie la muerte de decenas de personas inocentes por culpa de la sinrazón del tirano y sus tropas. Siguen los bombardeos en otras ciudades del país y 98 personas murieron ayer por los enfrentamientos entre el ejército del dictador y los opositores. ¿Cómo responde la comunidad internacional ante esta terrible y dramática situación? De entrada, no de forma tan contundente como sería deseable. Eso es al menos lo que pensamos cuando vemos que la violencia continúa y que los esfuerzos de Naciones Unidas para parar la barbarie no surten efectos.

Kofi Anan, el mediador internacional para el conflicto sirio, se reunió el lunes con Basar Al Asad en Damasco. El exsecretario general de la ONU y enviado especial de este organismo y la Liga Árabe al país intentó pedir explicaciones al régimen sirio y reclamarles el cumplimiento del plan de paz que, en teoría, aceptaron. El alto el fuego incluido en ese plan no se cumple y nunca se ha cumplido desde que entró en vigor el 10 de abril. No se conocen muchos detalles de la reunión, pero lo que sabemos de esa cita no es muy alentador. Annan dijo que las autoridades sirias condenan la matanza de Hula, lo cual es un ejercicio de hipocresía y maldad inaceptable, porque parece fuera de todas dudas que fue el régimen y sus tropas leales quienes provocaron la masacre. Por otro lado, un ministro del gobierno sirio declaró que ellos sí están cumpliendo el alto el fuego y que son los rebeldes los que lo incumplen. Además, acusó a la comunidad internacional de apoyar a los opositores. Como digo, poco podemos esperar de estos contactos por muy voluntariosos que sean por parte del señor Kofi Annan.

El mero hecho de reunirse con este tirano que se ha burlado y se burla del plan de paz propuesto por Kofi Annan y que sigue violando de forma sistemática los Derechos Humanos es ya algo discutible. No sé cuál será el punto de inflexión para que la ONU y la comunidad internacional en su conjunto se conciencien de que es inútil intentar dialogar con las autoridades sirias, porque mientras Al Asad se reúne con Annan en un despacho de Damasco, en otra ciudad del país sus tropas están ajusticiando a sangre fría a civiles inocentes. El régimen sirio firma con una mano el plan de paz y con la otra aprieta el gatillo para asesinar sin piedad a hombres, mujeres y niños. El mediador internacional no puede seguir actuando como si nada hubiera pasado. La tragedia de Hula y la constatación evidente de que la violencia no ha cesado en el país, más bien todo lo contrario, deberían hacer pensar a Kofi Annan porque empeñarse en poner en valor su plan de paz aunque está claro que se cumple y con personas qe le mintieron y están dispuestas a seguir haciéndolo no es una actitud razonable.

Comprendo perfectamente que la comunidad internacional quiera buscar soluciones diplomáticas y dialogadas a conflictos como el de Siria, pero hay que tener otras vías previstas por si, como es el caso, las reuniones y los contactos no sirven para nada. ¿Qué más necesitan para comprobar que el régimen sirio continúa reprimiendo a su pueblo? ¿Cuántas matanzas como la de Hula serán necesarias para que la comunidad internacional dé un paso adelante y responda con la debida contundencia a Al Asad y su banda de asesinos? No hablo necesariamente de una operación militar destinada a derrocar al dictador, pero tampoco creo oportuno descartarla por completo. En este sentido, François Hollande, presidente francés, declaró ayer en una entrevista que "la intervención armada no está excluida a condición de que se haga mediante una decisión del Consejo de Seguridad". Eso sí, aseguró que sería deseable no llegar a ese extremo y buscar otras salidas al conflicto como la reunión del Grupo de los Amigos de Siria que se celebrará a principios de julio en París. No creo que debamos esperar hasta julio para buscar soluciones al conflicto.

Las palabras de Hollande son interesantes porque habló sobre Rusia, uno de los grandes aliados del régimen sirio. El presidente francés se reunirá el viernes con Putin y tiene claro lo que le va a decir: "Rusia es, junto China, el más reticente a las sanciones. Hay que convencerla de que no se puede dejar que Asad masacre a su pueblo". La presión internacional contra el régimen sirio va en aumento y varios países occidentales como Francia, Reino Unido, Alemania, España, Italia, Canadá o Bélgica han expulsado a los embajadores de los respectivos países. Es un paso más para mostrar su repulsa contra las últimas matanzas provocadas por el régimen de Al Asad.

La matanza de Hula ha conmocionado al mundo. Hemos visto todos los terribles imágenes de los cuerpos sin vida de decenas de niños en esa ciudad. Hemos conocido varios detalles sobre lo ocurrido en Hula que no hace sino aumentar esa sensación de horror ante lo inhumano de la acción de las tropas leales al dictador. Se bombardeó la ciudad, pero la mayoría de los 108 muertos fueron ejecutados a sangre fría por los soldados del tirano. Entraron en las casas y dispararon sin piedad contra hombres, mujeres y niños. Algunas ONG y el Alto Comisionado de Naciones Unidas para los Derechos Humanos han hablado con testigos de la masacre y sus testimonios son escalofriantes. Por ejemplo leíamos ayer en la prensa el relato de una mujer que estaba en su casa con varios nietos y nietas y distintos familiares. Entraron en la vivienda los matones del régimen sirio, ella se escondió aterrorizada por los disparos que escuchaba en una estancia del hogar y, cuando salió al salón, vio que toda su familia había sido cruelmente asesinada. Muchos relatos como éste que deberían hacer reflexionar a la comunidad internacional y comprometerse de forma mucho más clara contra el régimen de Al Asad y, sobre todo, a favor del pueblo sirio que está siendo masacrado mientras el mundo mira para otro lado o se pone de perfil de mala manera. Cobardía de los mandatarios mundiales que cuesta la vida de decenas de personas cada día.




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