No olvidemos a Siria

Ayer por la tarde pensé ya en escribir esta entrada porque percibo que la dramática situación que vive Siria, bajo un alto el fuego que no se cumple, está pasando a un peligroso e injusto segundo plano. Es verdad que hay muchas noticias nacionales e internacionales de una gran importancia que restan espacio mediático a otras, pero creo que corremos el riesgo de olvidarnos de Siria. Es algo similar a lo que sucedió en su momento con Irak o Afganistán, donde los primeros atentados terroristas que causaban víctimas mortales ocupaban un lugar destacado en periódicos e informativos para, poco a poco, pasar a ser sólo parte de un breve. Es el riesgo a acostumbranos a la muerte, al dolor, al sufrimiento; el riesgo de hacer de lo que está sucediendo en Siria algo que damos por descontando, que sigue existiendo y ya forma parte de lo cotidiano o deja de ser noticia. No es así.

Digo que ayer ya pensé en escribir una entrada sobre Siria porque hoy, cuando abro la edición digital de los diarios, encuentro la noticia de una doble explosión  en Damasco. Es una noticia que nos devuelve a la realidad de lo que sucede en aquel país, a que la violencia sigue presente allí a pesar del supuesto alto el fuego. Nos devuelve al sufrimiento constante, a las casi diarias víctimas de esta terrible situación y al hecho de que la comunidad internacional sigue mostrándose incapaz de poner fin a esta masacre. Siria se sigue desangrando y el mundo no puede (prefiero pensar eso a creer que no quiere) parar tanta violencia y tanta muerte. La noticia de estas dos explosiones es muy reciente y no se conocen aún todos los detalles. Las autoridades sirias han dicho ya que se trata de un doble atentado terrorist simultáneo y algunas fuentes señalan que una de las explosiones se ha registrado en una sede de los servicios de inteligencia interna. Insisto, se irán conociendo los detalles con el paso del tiempo, aunque siempre con la dificultad de verificar lo que realmene ha sucedido, ya que las dos partes intentan utilizar cada acto de violencia en su propio beneficio y dan versiones muy dispares de cada explosión.

Allí en Siria, precisamente en Damasco, están los obersvadores de la ONU en el país. Están enviados allí para constatar si se cumple o no el alto el fuego. Unos días atrás vieron muy de cerca una explosión que se registró al paso del convoy en el que se transportaban, es decir, se salvaron por los pelos. No sé cuántas pruebas más necesitan para comprobar que el alto el fuego no se está cumpliendo y tampoco entiendo por qué la ONU continúa actuando de forma tan lenta. El tiempo político o diplomático no es el tiempo real de los ciudadanos sirios. Un par de semanas para comprobar si se está vulnerando el alto el fuego implica mucho más que catorce días, significa decenas de muertes. Por eso no entiendo esta lentitud y este afrontar de perfil la situación. No entiendo que los observadores de la ONU sigan en Siria si es para seguir haciendo lo mismo que hasta ahora: oír, ver y callar. ¿A qué espera esta organización internacional para dar más pasos? Creo que es loable el intento de solucionar la crisis siria de la ONU y su enviado especial al país, Kofie Annan, pero no están logrando parar la violencia y deben pensar ya dar nuevos pasos.

A todo esto, el lunes se celebraron elecciones legislativas en Siria a las que se pudieron presentar candidatos no pertenecientes al partido oficial. La oposición calificó la cita de "farsa", mientras que todo el aparato propagandístico del régimen se puso manos a la obra para vender unas elecciones libres en su país, el mismo en el que no ha cesado la violencia. En primer lugar, estas elecciones no son creíbles porque no está cumpliendo el alto el fuego y los primeros que lo están incumpliendo son los secuaces de Al Asad. En segundo lugar, el Consejo Nacional Sirio, que reúne a la mayoría de la oposición, no acepta estas elecciones ni está presente en el proceso electoral. Y en tercer lugar, ¿cómo vamos a creer en la limpieza de unas elecciones convocadas por un régimen que dispara contrasu pueblo y reprime a los que no piensan como ellos? ¿O es que el miedo de los sirios y la presión violenta sobre los ciudadanos por parte del régimen pueden ser compatibles con unas elecciones libres?

En Siria no habrá salida al conflicto si no es con la marcha de Al Asad. Una transición tutelada por el presidente actual no es creíble ni sería aceptada por los opositores, esos a los que el régimen ha reprimido y reprime de forma violenta. El paripé de las elecciones puede ser, en el mejor de los casos, un ligero avance, pero no es en absoluto suficiente. La ONU debe actuar de forma decidida, la comunidad internacional no puede seguir dejando que este conflicto se enquiste y sería muy injusto que nos olvidáramos de un pueblo que sigue sufriendo cada día ante la indiferencia del resto del mundo.


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