Suspenso en comunicación

Es cierto que la situación en la economía española es tan crítica que centrar los análisis o los comentarios en la estrategia de comunicación del gobierno puede parecer un error a la hora de estabecer prioridades y hasta una frivolidad. A mí no me lo parece. Tal vez no es lo más importante ni lo más urgente que tenemos que afrontar comparado con la escalada de la prima de riesgo y el hundimiento de las bolsas, pero no son cosas distintas o separadas. Precisamente porque la situación es crítica se necesita más que nunca que la estrategia comunicativa del gobierno corrija los errores de bulto que viene cometiendo estos últimos días. Recuerdo cómo desde el PP se criticaba (con ánimo partidista, pero con razón) que el gobierno de Zapatero no tuviera una sola voz y que fuera muy frecuente que un ministro dijera una cosa, otro afirmara lo contrario y terminara saliendo un tercero para desmetirlos a ambos y terminar de enredar la cuestión. Exactamente eso está sucediendo ahora con el gobierno, pese a que se nos presentó a Rajoy como un gobernante serio y responsable y a su equipo como un cambio sustancial a mejor en el gobierno de España.

Mariano Rajoy y comunicación son dos términos que no casan, casi diríamos que antagónicos. Ya siendo líder de la oposición el presidente era único en guardar silencia sobre asuntos relevantes y enfríar los problemas todo lo que fuera necesario. Nunca le ha gustado mucho a Rajoy eso de dar la cara y explicar a los ciudadanos sus medidas y sus propuestas. Prefiere anunciar un recorte de 10.000 millones de euros en Sanidad y Educación en una nota de prensa o que su ministro de Economía adelante los planes del gobierno en una entrevista en un periódico alemán. Menos mal que hoy en día podemos traducir todos los idiomas gracias a Internet, porque si no tendríamos que aprender alemán para saber qué intenciones tiene nuestro gobierno. Claro que, bien mirado, sería una ventaja lo de aprender idiomas y, viendo el panorama, no son muchas las que nos ofrece la actual situación. Ayer De Guindos habló en la Ser de cobrar por algunos servicios sanitarios a las rentas superiores a los 100.000 euros anuales. Después Carlos Floriano, número 3 del PP, dijo que eso sólo era una reflexión personal del ministro. Ya por la tarde, el gobierno emitió una nota de prensa en la que, de tapadillo, anunciaba un recorte de 10.000 millones de euros en Sanidad y Educación. Uno agradece que los días sólo tengan 24 horas, porque si duraran más, más contradicciones y mensajes contrapuestos llegarían desde el gobierno a diario.

Yo me haría mirar esa deficiente estrategia de comunicación. Naturalmente, lo más importante es el fondo de la cuestión, pero las formas también importan. El pasado fin de semana nos enteramos de que las próximas reformas del gobierno serían en Educación y Sanidad porque lo leímos en un periódico alemán y ayer conocimos la cuantía del recorte gracias a que el gobierno tuvo el detallazo de emitir una imprecisa y breve nota de prensa en la que, al fnal, nos daba la noticia. Como cuando llamas a alguien por teléfono porque te quieres enterar de algo en concreto, pero no quieres que se de cuenta y tienes que alargar la conversación y, ya cuando vas a colgar, le sacas el tema. Pues más o menos igual. Ah, se nos olvidaba, hemos decidido recortar 10.000 millones de euros en Sanidad y Educación. Pues muy bien. Importan las formas, importan las contradicciones y la poca claridad del gobierno e importa mucho su actitud oscurantista y opaca a la hora de anunciar sus reformas y, sobre todo, cuando toca explicarlas. Sencillamente no se molestan en hacerlo. Asumen que son impopulares, nos cuentan que la cosa está muy mal y ahí termina todo. Sólo se le suelta algo la lengua de vez en cuando en medios internacionales o cuando toca contentar a los socios europeos o a los mercados, ante los que alardeamos de reformas agresivas y huelgas que nos convocan los malvados sindicatos porque hacemos lo que tenemos que hacer.

A este gobierno no parece preocuparle mucho la cuestión de la comunicación (siempre que no se trate de sembrar sospechas sobre RTVE). Es una torpeza se mire por donde se mire. Lo es desde un punto de vista político, porque sus votantes empiezan a estar algo mosqueados de que no se conformen con incumplir sus promesas electorales, sino que además nadie considere necesario explicar en profundidad por qué lo hacen. Y lo es desde un punto de vista institucional, porque todo gobierno debe atender como es debido a sus ciudadanos y explicar el porqué de sus medidas, más aún cuando son medidas que inquietan a la población. Y el recorte en Sanidad y Educación inquieta, le pese a quien le pese. Si alguien cree que la ciudadanía se conformara con las generalidades que se están leyendo en la prensa sobre la inviabilidad del sistema y sobre lo insostenible de la situación, creo que está muy equivocado. Creo que en Sanidad y Educación se están cometiendo errores de gestión y se podrían hacer modificaciones (más que nada porque sería lo único donde los gobernantes estarían haciéndolo bien y sin cometer fallos), pero la actuación del gobierno no parece, de entrada, la más adecuada o tranquilizadora.

No seré yo quien critique las medidas del gobierno sin conocerlas, pero no entiendo que el ejecutivo anuncie un recorte de 10.000 millones de euros en Sanidad y Educación (7.000 y 3.000 respectivamente) sin precisar absolutamente nada más y sin concretar en qué consistirán estas reformas. Dicen Montoro y De Guindos, que en eso sí se ponen de acuerdo, que las reformas en Educación y Sanidad estaban en la agenda del gobierno antes del aumento de la presión de los mercados y que no tienen relación con ella. Cada uno se lo puede creer o no. Pinta, desde luego, sí tiene de ser un sacrificio a los mercados como cuando en los tiempos pasados se sacrificaban animales como ofrenda a Dios. De eso tiene pinta, pero puede ser que no sea el caso. Como el gobierno es tan poco amigo de la claridad y de dar explicaciones, nos quedaremos con este barullo imposible de entender que provocan las mil y una declaraciones enfrentadas del ejecutivo. Tiene un problema gordo con su estrategia de comunicación. Es verdad que más gordo es el problema que tenemos todos con la crítica situación de la economía española y la presión creciente de los mercados, pero una cosa no es incompatible con la otra.

Puede que no sea así, pero lo que parece es que el gobierno atiende a los mercados y a Europa antes que a sus ciudadanos. No se molesta en explicarle sus reformas a la población, pero sí concende entrevistas a medios alemanes, le explica los pormenores de los presupuestos al partido de Merkel y adelanta las medidas a la UE, para que le den su bendición. ¿Los ciudadanos? Ya se enterarán cuando abran un periódico, escuchen la radio o abran una web de información. Ellos ya hicieron lo que tenían que hacer (votarnos), debe de pensar alguno. Quizás esto último es una malicia y muy probablemente no casa con la realidad, pero el gobierno debe dejar de ignorar a los ciudadanos. Mal nos parece que hagan tantos recortes, pero que al menos tengan la decencia de explicarnos sus razones. Entre otras cosas, porque puede que incluso muchos termináramos dando (al menos en parte) la razón al gobierno. Porque la situación es crítica y todo lo que está haciendo ahora el gobierno está encaminado a evitar el rescate. Parto de la base de que si el gobierno toma estas medidas duras es porque entiende que no le queda otra opción y porque cree que es lo mejor para España. Eso no significa ni que no se esté equivocando con sus medidas, ni que debamos contentarnos con estas insuficientes explicaciones que nos ofrecen de vez en cuando.

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