Política de mitin y a golpe de tuit

Esta semana hemos vuelta a tener la ración habitual de discursos facilones, baratos y poco elaborados que nos suministran sin falta nuestros políticos. Hay excepciones, afortunadamente, pero el nivel de la clase política española está por los suelos. Ésa es al menos la sensación que queda a quien sigue a diario sus peleas insustanciales y poco argumentadas y sus mensajes mitineros y a golpe de tuit. Hay ejemplos concretos para regalar en todos los partidos políticos. Es una deriva preocupante y que deja en muy mal lugar a nuestros dirigentes. Se comprende que los ciudadanos señalen a los políticos como el tercer problema que más les preocupa en estos momentos. Puede deberse a eso tan clásico de culparde todo  al gobierno y a los dirigentes cuando algo va mal, pero sobre todo se debe al patético espectáculo que nos suelen ofrecer cada día y, por supuesto, a los casos de corrupción que tan frecuentemente les dejan en evidencia.

El caso es que tanto los medios de comunicación como algunos ciudadanos, más los primeros que los segundos, terminan entrando en esa dinámica de los políticos que conduce a constantes enfrentamientos estériles e inútiles que buscan identificar claramente al enemigo, a negar cualquier error propio y a soltarla más gorda que el rival para que su eslogan se oiga más fuerte que el del contrincante. Cometemos ese error de entrar en su juego y no hacer lo que deberían hacer los medios y lo que ya sienten muchos ciudadanos: denunciar que nuestros políticos se dediquen a sus batallitas absurdas mientras el país sufre una grave situación que ellos deben gestionar, que para eso les hemos votado y para eso les pagamos. No se comprende que cuando se habla en el Congreso de la grave crisis económica que afronta nuestro país los políticos, los que están en el gobierno y los que están en la oposición, mantengan el nivel de confrontación y continúen en su habitual actitud de echar balones fuera y culpar a los otros.

La culpa siempre es del otro. Así, el gobierno actual no tiene la más mínima responsabilidad sobre las medidas que está tomando, porque el anterior engañó y deja a España hundida. Tanto que les debería dar vergüenza salir de su casa. Mientras tanto, los que antes estaban en el gobierno y ahora en la oposición no se paran un solo minuto a hacer una oposición constructiva, ésa que tanto pedían al PP en el pasado, y entran a saco contra el gobierno sin importarles lo más mínimo, a unos y a otros, quedarse tuertos si el rival se queda ciego. Pero los que sufrimos esta situación somos los españoles, el resto de ciudadanos, el común de los mortales. Los que les votamos cada cuatro años, eso los que aún no nos hemos cansado de ellos y no hemos caído en el comprensible desencanto en el que ya se cuentan por legión quienes no esperan nada de los políticos. Luego están los que, como Cayo Lara, proclaman satisfechos  que ya la culpa de todos los parados del primer trimestre es de Rajoy. Qué bien. Supongo que será una alivio para quienes hayan perdido el empleo.

El PP ha incumplido mil y una promesas electorales, el PSOE pretende hacernos creer que ellos no tienen nada que ver con el estado de la economía española, IU lleva desde noviembre contando los minutos para poder culpar de todos los males habidos y por haber a la malvada y despiadada derecha, los nacionalistas siguen pidiendo lo suyo antes que mirar por el interés general...Y así suma y sigue hasta que son muy pocos quienes pueden salvarse. Pero hablaba de la política de mitin y a golpe de tuit, de los esloganes que lanzan los políticos y de la transformación de la política en el puro marketing.

No está mal que los políticos suelten frasecitas ingeniosas de esas que leemos cada día en Twitter o se pueden ver en las pancartas de las manifestaciones. No es eso lo peor. Lo triste y preocupante es que detrás de su eslogan no hay nada. Absolutamente nada. No es que nos presenten sus ideas en un envoltorio de ingenio, cual papel de regalo, sino que se limitan a colocar su frase, preferentemente inferior a 140 caracteres para poder ser citada en Twitter, y breve, para que pueda entrar en un corte en la radio o en la televisión. Insisto, si detrás de sus frasecitas simpáticas e ingeniosas hubiera algo más, no me preocuparía tanto su actuación. Pero no hay nada más. Elena Valenciano dice que al PP le quedan 25 Consejos de Ministros para terminar de incumplir todas sus promesas electorales. La frase es ingeniosa, no lo negaré, pero sería redondo si detrás hubiera propuestas serias y actitud constructiva y responsable del principal partido de la oposición. Soraya Saénz se Santamaría critica que el PSOE llame a la gente a salir a la calle y proclama que si ella hubiera dejado el país como lo han dejado los socialistas le daría vergüenza salir a la calle. Ja. Muy graciosa si no fuera porque de una vicepresidenta del gobierno se esperan otras cosas.

Antaño pensaba que era muy peligroso cuando los políticos acuden a sus mitines y sus actos de fin de semana, pero lo que es realmente preocupantes es que ya rara vez tienen otro tipo de discurso reservado para convencer de lunes a viernes. Si algunos políticos tuvieran tanta capacidad de gestión como ingenio para pensar sus frasecitas (si es que las piensan ellos), serían los mejores dirigentes de la historia del país. Pero se han entregado a la política de mitin, de eslogan y de tuits. Una vez han soltado su frasecita, se quedan tranquilos y, cuando todavía algún inocente espera el mensaje de fondo, las ideas que están detrás del eslogan, el político continúa diciendo cosas insustanciales. Ya ha colocado su frase. Ya tiene el tuit calentito y los medios podrán poner ya el corte que quiere que salga. Y los medios, claro, van y lo ponen. Mientras tanto, los ciudadanos nos evadimos como podemos de este bochornoso espectáculo de tan bajo nivel.

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