Hollande gana la primera vuelta de las presidenciales francesas

Ayer se celebró la primera vuelta de las elecciones presidenciales en Francia, a las que concurrían diez candidatos. François Hollande, candidato socialista, hizo buenos los sondeos que le daban como vencedor y consiguió ser el más votado con el 28,56% de los apoyos. Nicolás Sarkozy, presidente saliente, se quedó con el 27% de los votos como el segundo más votado y disputará con el socialista la decisiva segunda vuelta del 6 de mayo. Las elecciones de ayer dejan muchos titulares. Uno de ellos, desde luego, el resultado del Frente Nacional de Marine Le Pen. El partido de extrema-derecha consiguió el 18,12% de los votos. Es el mejor resultado de esta formación en toda su historia. Supone un motivo de reflexión y análisis, además de resultar un granero de votos decisivo para elegir al próximo presidente francés. La formación de izquierdas de Jean Luch Mélenchon se ha llevado el 11% de los votos, mientras que el centrista François Bayrou cosechó el 9,3% de los sufragios.

Sarkozy se convierte así en el primer presidente francés que se presenta a la reelección y pierde en la primera vuelta. Podría engrosar en dos semanas la lista de mandatarios caídos por la crisis. Desde que comenzó la crisis económica, uno tras otro han ido cayendo los gobernantes que han tenido que gestionar esta delicada situación. Ha sido una tendencia generalizada en toda Europa y Sarkozy teme ser el siguiente. Además, Hollande está encantado con el papel de posible transformador de la política comunitaria en caso de ganar las elecciones francesas. Él declara ser consciente de que toda Europa le sigue de cerca y tiene puestas esperanzas en que cambien las cosas si resulta vencedor. Así es. Sarkozy era el gran aliado de Merkel hasta el momento. La canciller alemana era la guía de la UE por la senda del ajuste y la austeridad, acompañada por su fiel escudero francés. Ahora Hollande pretende cambiar la política europea, poner en valor la idea de que se necesitan estímulos para la economía, porque si no los recortes ahogan a los países y no permiten la ansiada recuperación económica.

El gran apoyo ciudadano que ha recibido Marine Le Pen es preocupante. A mí me lo parece. Responderá a mil y un motivos y podrá argumentarse de muchas formas. Pero el mensaje extremista del Frente Nacional está bien claro y que casi un 20% de los franceses que acudieron ayer a las urnas debe enceder una luz de alarma. Le Pen defiende un discurso racista y populista, de esos que tienen su caldo de cultivo ideal en situaciones de incertidumbre y crisis como la actual. Para empezar, es un discurso contrario a la Unión Europea, por lo que las propias autoridades comunitarias deben reflexionar bastante sobre esta cuestión. Una parte considerable de los franceses, no mayoritaria, pero sí considerable, apoya el mensaje del Frente Nacional. Sinceramente creo que es un síntoma alarmante. Desde muchos puntos de Europa se mira a Francia con la ilusión de que un nuevo presidente sea capaz de virar el rumbo de la nave comunitaria y cambiar la política económica de ajustes y severos recortes sin ir acompañados por estímulos de la economía. Pero también hemos de mirar con atención el crecimiento de la extrema derecha. No es una buena noticia.

Los votantes de Le Pen tendrán la la llave en la segunda vuelta o, al menos, serán muy importantes. ¿A quién apoyarán? No es fácil de decir, naturalmente, empezando porque cada cual votará a quien desee y no habrá un movimiento de apoyos en masa a uno u otro candidato de la segunda vuelta. Pero sondeos previos a la primera vuelta mostraban ya que menos de la mitad de los simpatizantes del Frente Nacional estaban dispuestos a apoyar a Sarkozy y hasta un 20% se decantaría por Hollande. Dicen hoy los analistas políticos que al partido de Le Pen le interesa una derrota de la Unión por un Movimiento Popular (el partido de Sarkozy) para dividir a esa formación e incluso presentarse como la voz fuerte de la oposición y el referente de la derecha francesa. Así como el candidato del Frente de Izquierdas expresó su apoyo a Hollande en la noche de ayer, habrá que ver qué sucede con los partidarios de Marine Le Pen, porque no es sencillo saber qué harán. Desde fuera, parece evidente que votarían antes a Sarkozy que a Hollande, pero no está tan claro. Se pueden quedar en casa y también pueden pesar más otras rencillas u otros cálculos tácticos. Veremos.

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