El Hermitage en el Prado


Acabo de regresar del Museo del Prado donde he podido disfrutar de la muestra El Hermitage en el Prado. Gracias al Año Dual España-Rusia, que se celebró en 2011, y a la prorrogación de esta deliciosa muestra, he aprovechado estos últimos días para ver esta maravillosa visita de 170 obras del importante museo ruso. El Hermitage en el Prado ofrece la posibilidad de disfrutar de muchas obras formidables de artistas como Caravaggio, Rembrandt, Rodin, Picasso, Tiziano, Velázquez y un largo etcétera. Me hubiera arrepentido una barbaridad de no haber ido a esta exposición excepcional que ha atraído al Museo del Prado a 500.000 personas. Es una auténtica gozada poder presenciar esta valiosa selección de las obras del Hermitage, una oportunidad única de trasladarnos sin coger el avión a este tesoro artístico ruso.

La exposición comienza con una primera parte donde se cuenta cómo es el edificio que acoge el Hermitage y cuál es la historia del museo. En gran medida su espectacular y valiosísimo conjunto de obras proviene de las colecciones privadas de los zares rusoso. El Hermitage pasó a ser un museo público nacional tras la revolución rusa de 1917. Más tarde, podemos disfrutar de piezas arqueológicas,algunas de ellas del siglo V antes de Cristo, y del resto de tesoros del museo ruso que han visitado Madrid estos meses, como preciosas pinturas, dibujos y esculturas de los siglos XVI al XX. Me han encantado dos expepcionales cuadros de Tiziano y Caravaggio respectivamente: San Sebastián y El tañidor de láud. Son impresionantes y preciosos, al igual que muchas otras exquisitas obras de arte de renombrados pintores de distintas épocas. Se puede disfrutar también de sensacionales esculturas, como La magdalena penitente, de Antonio Canova o La primavera eterna de Rodin. Las dos son maravillosas.

Hay obras de distintas épocas, como digo, y entre los artistas del siglo XX como Picasso o Matisse. Impactante también la Composición VI de Kandinsky, una gran obra abstracta. En resumen, es una muestra formidable de algunas de las joyas del Hermitage, una ocasión excepcional de acercarnos a estos tesoros en Madrid. Animo por eso a quienes tengan la oportunidad de hacerlo que se acerquen al Prado. Hasta las largas colas y las esperas que tendrán que soportar los que no estén a las puertas del museo a primera hora (abre a las 1o) valdrán sin ninguna la pena. Salí esta vez del Prado con esa misma sensación con la que salgo siempre de admiración a los grandes artistas y fascinación absoluta por sus obras, pero añadiéndole además la emoción de haber visto obras del Hermitage, el gran museo ruso que me pilla algo más lejos y algo menos accesible que el Prado. Los que vivimos en Madrid tenemos muchas ventajas (y algún inconveniente, como todo en la vida), pero sin duda una de las más maravillosas es estar tan cerquita de templos del arte únicos como el Museo del Prado.

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