¿Cambio de rumbo en Europa?

El debate sobre la política económica de la Unión Europea se ha abierto definitivamente. Parece que ha sido algo repentina esta cascada de declaraciones de responsables políticos reclamando cambios para no centrarse tanto en la austeridad y llevar a cabo políticas de estímulo para impulsar el crecimiento económico. No sé si ha sido algo repentino, si se debe en gran medida a que Hollande tiene todas las papeletas para ganar las presidenciales en Francia o si responde este cambio de discurso a la constatación de una realidad: las políticas de disciplina fiscal, recortes y austeridad severa no han dado buenos resultados. El caso es que uno tras otro muchos dirigentes europeos han mostrado su interés por poner el acento en el crecimiento económico. Desde la Comisión, el Consejo, el Parlamento y desde distintas cancillerías llegan voces pidiendo cambios.

Se convocará una Cumbre sobre crecimiento para dentro de dos semanas. Pase lo que pase el próximo domingo en las elecciones francesas, a la Cumbre irá Sarkozy en representación de Francia, pues será presidente en funciones por entonces. No dejará de tener su aquel ver a Sarkozy asistir a una cumbre en la que se puede poner en cuestión la política impulsada por él y, sobre todo, por la canciller alemana, Angela Merkel, que incide especialmente en la austeridad y la reducción del déficit olvidando el crecimiento económico. Sarkozy puede asistir al final de la doctrina impuesta por Merkozy. Veremos. Parece claro que hay un cambio de discurso, pero tendremos que ver en qué se concreta y si realmente se producen cambios sustanciales en el rumbo de la política económica europea. Merkel ha dicho ya que el nuevo pacto fiscal que consagra las teorías de la disciplina y la austeridad es "innegociable", pero se puede estar quedando sin aliados.

El mensaje que escuchamos con fuerza esta semana en boca de Durao Barroso, Herman Van Rompuy o Mario Monti es conocido y no es algo nuevo que haya nacido así de repente. Es un discurso que reclama cambios en la política económica de la UE para impulsar el crecimiento. No se habla tanto de aparcar la austeridad y la disciplina fiscal, sino de acompañar esos compromisos de políticas de estímulo para favorecer el crecimiento económico. La tesis defendida por todos estos dirigentes y que es pieza central del discurso electoral de Hollande es que la política que ha llevado hasta la fecha la UE está ahogando la economía y obstaculiza el crecimiento. Por eso piden que haya estímulos, que habrían de venir de más gasto público. Introducir el debate del crecimiento es algo necesario, imprescindible en Europa.

Puede que nos estemos equivocando. Van Rompuy dijo esta semana algo muy interesante sobre la reducción del déficit y la austeridad. Afirmó que el compromiso de austeridad no es un fin en sí mismo, sino un prerrquisito para un crecimiento sostenible. Y así debe ser entendido. Da la sensación de que se nos ha ido la mano con la reducción del gasto y la obsesión por sanear las cuentas y reducir el déficit. Se nos ha ido tanto la mano que hemos ahogado la economía y nos encontrams con un panorama en el que puede que logremos nuestros objetivos de déficit, o puede que no, pero lo que es seguro es que lo habremos hecho a costa de estrangular la economía, de asfixiarla hasta el límite.

Ayer el gobierno español presentó su programa de austeridad que incluye sus previsiones para los próximos años. Prevé el gobierno que en 2016 alcanzaremos el déficit cero, pero también que sólo crearemos empleo en 2014 y que en 2015 la tasa de paro seguirá estando por encima del 22%. ¿Nos compensa realmente alcanzar de esta forma nuestra objetivo de déficit? ¿De verdad no hay otras alternativas? ¿No se puede posponer un par de años? Bienvenido sea el debate sobre el crecimiento y un posible cambio de rumbo. No sabemos cómo nos irá si se cambia la política, pero lo que sabemos es cómo nos está yendo con la actual. Y no nos gusta nada lo que vemos.

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