La RAE y el lenguaje no sexista

La Real Academia Española de la Lengua (RAE) cumplirá tres siglos dentro de dos años. Desde que fue fundada el 2 de octubre de 1714 es la institución cultural más prestigiosa y válida en cuestiones lingüísticas del idioma español. Ayer aprobó un informe en el que criticaba duramente las guías de lenguaje no sexista. El revuelo ha sido considerable y, como viene siendo habitual con todo el mundo que se sale de unas directrices y principios marcados por no sé sabe muy bien quién en cuestión de defensa de la mujer, los insultos y las desacreditaciones no han tardado en llegar. Comenzaré escribiendo brevemente lo que la RAE defiende en ese informe que, tres siglos después, la desacredita a ojos de ciertas personas. El informe lo presentó el académico Ignacio Bosque (pobrecillo, no sabe la que le espera) y concluye que, si se aplicarán los consejos de algunas guías de lenguaje no sexista "no se podría hablar".


Por ejemplo, la RAE recuerda que el uso genérico del masculino para designar a los dos sexos "está firmemente asentado en el sistema gramatical español". También se lamenta en el informe que, en efecto, "existe la discriminación hacia la mujer en la sociedad actual" y que es necesario "extender la igualdad social entre hombres y mujeres y lograr que la presencia de la mujer en la sociedad sea más visible". ¿Le salvarán estas palabras a los académicos? ¿Lograrán huir de la hoguera? Pues parece que no. Total, no hay motivo para que la institución acreditada en cuestiones del lenguaje se moleste porque un grupo de supuestos expertos hagan guías para decir que hay que incumplir las leyes de la RAE para hablar con corrección, o que la Academia se muestre concienciada con la defensa de la igualdad entre hombres y mujeres debe de ser algo así como un disfraz para esconder su verdadera cara machista. Uno se da cuenta de que algo va mal, muy mal, cuando defender posturas sensatas es una osadía enorme, un acto valiente que te puede suponer llevar la etiqueta de "machista" o "rancio" de por vida.


Por encima de todo, lo que hace la RAE es poner un poco se sentido común en este tema. Lo suyo sería que respetáramos su acreditación en cuestiones lingüísticas y que no diéramos más importancia a las guías de unja universidad o un sindicato que a las directrices de una Academia con tres siglos de historia y enorme prestigio en todos los países de habla española. Pero bien sabemos que eso no va con el carácter español. Va mucho más atribuirnos a nosotros mismos la capacidad para sentar cátedra sobre todo tipo de cuestiones, aunque no tengamos mucha idea sobre ellas o cometamos absolutas burradas. Es cierto que la RAE debe adaptarse al paso de los tiempos porque el lenguaje es algo vivo, pero yo no daría todo el poder sobre cuestiones lingüísticas a lo que se habla en la calle, porque corremos el serio riesgo de que se normalicen las muchas patadas al diccionario que escuchamos y leemos cada día. Sinceramente, me alegra que haya una institución de expertos que vigilen el buen empleo del lenguaje, aunque esos expertos puedan cometer, y cometan, errores, como todo el mundo (aunque en cuestiones del idioma, sus errores son infinitamente menores que los autores de estas guías y sus defensores).

¿Por qué una persona que hable de miembros y miembras o que sustituya ciudadanos por ciudadanía es más feminista o está más comprometida con la igualdad entre hombres y mujeres que alguien que defiende que para ponerla en valor no es preciso machacar nuestro idioma? Ciertos grupos feministas se atribuyen en exclusiva la capacidad para otorgar carnés de auténticos feministas y, por el contrario, para etiquetar a las personas que no comulguen con sus tesis. Así, quien apoye el sentido común en el empleo del idioma, pasará a ser conocido como "machista" o "facha" de una forma inmediata. Creo que muchas personas piensan que ellas hacen mucho más por la mujer y sus derechos cuando dicen "amigos y amigas, compañeros y compañeras" y un largo etcétera, que quienes realmente están luchando por llegar al fondo de la cuestión y eliminar de una vez por todas la discriminación a las mujeres.

No creo que sea necesario cambiar las normas lingüísticas de forma generalizada para defender a las mujeres. La discriminación hacia las mujeres y el machismo son actitudes absolutamente inaceptables y vergonzosas, pero no es preciso comulgar con ruedas de molino para luchar contra ellas y lograr erradicarlas y construir una sociedad igualitaria y respetuosa con todo el mundo donde la discriminación no tenga lugar. Quizás sea un bicho raro, pero a mí me preocupan muchísimo más ciertas cuestiones como la dicriminación salarial o la violencia machista que saludar a un grupo donde haya mujeres y hombres con la frase "Bienvenidas y bienvenidos". Porque la lucha por lograr una efectiva y real igualdad en la sociedad a todo el mundo independientemente de su sexo u otras cuestiones como raza o religión no se hace así. No creo que vayamos a conseguir una sociedad más igualitaria aplicando estas guías. Si acaso una sociedad algo más estúpida y mal hablada, pero nada más. Quizás también una sociedad más simplista.

El fundamentalismo en el lenguaje, como en todos los demás ámbitos, no conduce a nada bueno. La RAE debería tener más mujeres miembros y se deberían revisar ciertas definiciones concretas que se han quedado anticuadas y no se ajustan a la realidad actual, pero insultarla y desacreditarla por defender obviedades y argumentos sensatos es de locos (y locas).

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