Copago sanitario en Cataluña

Pues ya está aquí. Mucho hablamos de él, mucho temimos que llegara y ya lo ha hecho. El Parlamento catalán aprobó ayer la ley de medidas fiscales y financieras que, entre otras cosas, implanta el copago sanitario: habrá que pagar un euro por receta. La noticia es importante porque, salvo contadas excepciones, ningún político se había atrevido hasta el momento a debatir sobre el copago sanitario, y mucho menos a aplicarlo. En Cataluña todos los ciudadanos, menos los que reciban una pensión no contributiva o de la renta mínima de inserción, y con un máximo de 62 recetas al año para el resto de los ciudadanos. No es la única subida de impuestos aprobada ayer, ya que también se subirá el canon del agua y se establecerá una tasa por pernoctación turística. La medida de agua parece abusiva y desesperada, y la tasa por estancias en los hoteles parece una gran torpeza, pero el copago sanitario es la medida más peligrosa de las aprobadas ayer porque abre una senda al resto de comunidades, rompe el hielo para introducir este debate y, para colmo, cuenta con la abstención del PP catalán, que dejó hacer al gobierno de CiU.


Es muy importante, como digo, por lo que supone para la mayoría de los ciudadanos catalanes que tendrán que pagar a partir de junio un euro por receta, pero también por el riesgo de que Cataluña emprendiera ayer un camino con difícil vuelta atrás. La presidenta del PP catalán, Alicia Sánchez Camacho, dijo que la abstención de sus diputados se debió a "un acto de responsabilidad" y a que será una subida de impuestos temporal. Personalmente no estoy tan seguro. El gobierno catalán ha logrado ya introducir el copago sanitario y es fácil prever lo que sucederá en adelante. Buscarán demostrar que el mundo no se hunde por esa medida y, poco a poco, se irán poniendo de ejemplo, se felicitarán por la responsable y valiente medida y terminará permaneciendo. Las subidas de impuestos frenan el consumo, lo cual no es muy inteligente en un momento económico como el actual, pero el copago sanitario va un paso más allá y es todavía más importante. No es una tasa más. Tener que pagar un euro por receta supone poner en cuestión el Estado de bienestar y hacer tambalearse el sistema sanitario actual. Y si hay un único motivo por el que los ciudadanos siguen creyendo algo en este invento y siguen manteniendo el chiringuito es porque saben que tendrán protección cuando caigan enfermos y que aquí hay un Estado de bienestar. ¿Habrá una sola razón por la que de verdad nos interese a los ciudadanos esforzarnos y apretarnos más y más si luego no tendremos ni siquiera las prestacciones básicas que venimos pagando con nuestros impuestos?


Como digo, las otras dos tasas se reducen sencillamente a un intento desesperado y algo torpe de aumentar los ingresos vía impuestos. Lo de la subida del canon del agua podría tener un pase si busca, en efecto, controlar el consumo excesivo, mientras que lo de tener que pagar un impuesto por pernoctar en Cataluña es una torpeza supina y no creo que haga mucho bien al turismo en la comunidad. Pero, como digo, son dos errores de esos a los que estamos muy acostumbrados y que pueden provocar las típicas discrepancias y pueden argumentarse mal que bien por la urgente necesidad de aumentar los ingresos para contener el dichoso déficit. Lo del copago es harina de otro costal. Es un paso peligroso que perfectamente puede sentar un precedente y que, además, contó con el visto bueno, a través de su abstención, del PP, por lo que podemos temernos que el gobierno central no ve con malos ojos el copago sanitario. Hasta el momento ha sido casi una palabra tabú para la mayoría de los políticos, pero en Cataluña Mas lo ha introducido sin excesiva dificultad y veremos si también sin coste electoral, como indicaban todas las encuestas que seguían dando una intención de voto elevada a CiU pese a sus innumerables recortes.


Dicen desde CiU sobre el copago sanitario que "su voluntad recuadadora está en segundo plano". Así lo expresó ayer Ramón Espalader, portavoz adjunto de CiU en el Parlamento catalán. En fin, no hace falta por lo visto creer lo que uno mismo dice para ser diputado. Con todo, la postura que tiene más miga es la del PP. Están como locos por el hecho de que, después de mucho tiempo, vuelven a ser importantes en Cataluña, y por eso alardean de contribuir a la estabilidad de la comunidad y prometen que estas tasas desaparecerán cuando la situación económica mejore. Se sienten importantes, en realidad lo son, porque CiU les necesita para sacar adelante este tipo de medidas, y siempre viene bien tener amigos en el Congreso de los Diputados para sumar votos a los de tu mayoría absoluta que den la imagen de que dialogas y cuentas con el resto de grupos.La relación entre PP y CiU, que ahora es de entendimiento cordial, ha tenido más vaivenes las relaciones amorosas que cuentan las telenovelas. Ahora, como expresó Albert Riera (Ciudadants) van al Parlamento catalán en plan Pimpinela.
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ás allá de los cálculos políticos, la postura del PP catalán obliga al gobierno de Rajoy a aclarar su posición ante el copago sanitario. De momento, la ministra de Sanidad, Ana Mato, se fue ayer por la tangente en el Senado y no dijo ni que sí ni que no, se limitó a decir que propuestas de implantar el copago han llegado desde todos los frentes ideológicos, también desde el PSOE, lo que no sirve más que para el rifirrafe estéril e inútil al que los políticos nos tienen acostumbrados. Sería deseable que el gobierno central hablara claro sobre el copago sanitario y expusiera lo que piensa de esta medida. Es verdad que la abstención del PP catalán que facilitó la implantación del euro por receta en Cataluña da alguna pista sobre su postura, pero es necesario que aclaren su posición al respecto. La actual situación económica obliga a hacer recortes, de acuerdo, pero el debate debe ser dónde ponemos las líneas rojas. Y la sanidad debería quedar fuera de los ajustes. La senda emprendida ayer por el gobierno catalán es peligrosa y creo que no es infundado el temor de que otras administraciones, incluida la central, tengan la tentación de seguirle. El copago sanitario es ya una realidad. Ya se ven las grietas. El edificio del Estado de bienestar empieza a resquebrajarse.

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