Campaña electoral en Andalucía y Asturias

La campaña electoral en Andalucía y Asturias, las dos comunidades autónomas que acudirán a las urnas el próximo domingo 25 de marzo, entra en su recta final. Las encuestas dan al PP de Javier Arenas una amplia victoria en Andalucía que le otorgaría la mayoría absoluta, o le dejaría muy cerca de ella. En Asturias, el PSOE de Javier Fernández obtendría la victoria, pero el panorama político asturiano seguiría siendo complicado y necesitaría pactos para formar gobierno. Más allá de encuestas y sondeos, la campaña está transcurriendo con la economía como eje central y con un intento bastante claro de algunos candidatos de darle un carácter nacional a las elecciones autonómicas, algo que es comprensible, pues los partidos se juegan mucho, pero que no se entiende desde el punto de vista de los ciudadanos andaluces y asturianos, que quieren escuchar propuestas para resolver los problemas de su región y las cuestiones propias de su comunidad.


En Andalucía, José Antonio Griñán sigue defendiendo públicamente que el PSOE está recortando distancias con el PP y que aspira incluso a ser la lista más votada, más o menos con la misma convicción con la que Rubalcaba defendía que podía ganar las generales del 20 de noviembre
. Al PSOE andaluz le pesan los casos de corrupción como el apestoso escándalo de los ERe irregulares, pero sobre todo tiene en su contra una realidad difícilmente rebatible, que es el hecho de que los socialistas llevan décadas gobernando Andalucía y los resultados de su gestión no parecen ser especialmente brillantes y, desde luego, da la sensación de que todo lo que son capaces de hacer lo habrán hecho ya en estos años, que cuesta mucho esperar de ellos soluciones novedosas a los problemas que llevan tantas legislaturas gestionando desde el gobierno autonómico. Para el PSOE estas elecciones son muy importantes, porque el partido no anda sobrado de comunidades en las que gobierne. Andalucía es de las pocas que le quedan, pero es que además es un bastión, un feudo socialista que nunca antes ha estado tan cerca de perder.


Teniendo en cuenta que el PSOE lleva tanto tiempo gobernando en Andalucía, resulta un poco triste que los argumentos de Griñán para pedir el voto giren en torno al miedo al avance del PP y a frenar a la derecha. Si tan bien lo han hecho estos últimos años, bien podrían presumir de sus logros y presentarlos como el mejor aval. Lo que hacen, por contra, es defender una y otra vez que ellos son el único freno posible a los recortes y atropellos del PP. Javier Arenas sabe que las medidas impopulares que ha tomado el gobierno de Rajoy le pueden perjudicar, así como la tibieza de su partido en relación al copago. Convendría también que el que tiene todas las papeletas para ser nuevo presidente de la Junta de Andalucía hiciera más propuestas, aceptara el cara a cara con sus rivales y no centrará sus discursos en presentar en prosa y en verso la desastrosa gestión socialista. Izquierda Unida, por su parte, pide el voto para romper con el bipartidismo y buscar pescar en río revuelto del voto de izquierdas. Los descontentos con el PSOE tenderán a votar mucho más a IU que a dar un giro de 180 grados y votar al PP. UPyD no aparece en la encuesta del CIS ni en otras, pero hay quien les da como la llave incluso en caso de que el PP no logre mayoría absoluta y el partido magenta logre entrar en el Parlamento. Sobre e partido de Rosa Díez hablaré otro día con más profundidad, porque es bastante evidente el vacío que PP y PSOE le están haciendo en el Congreso y en todas partes ante el temor, tal vez, de que les quite votantes.


Andalucía necesita un cambio, eso parece claro. Lo que debe intentar hacer el PSOE andaluz es convencer a la ciudadanía de que ese cambio llegará con ellos, es decir, con los que llevan décadas al frente del gobierno; y todo ello sin hacer autocrítica no reconocer errores. Creo que las temporadas tan largas de un partido al frente del gobierno no son buenas ni sanas, pero el PP de Arenas debe aportar más argumentos de peso que la mera necesidad de la alternancia. Se suele decir que las elecciones se pierden, no se ganan. Puede que a Arenas le sirva para llegar a la presidencia que Griñán pierda las elecciones y el PSOE caiga por el peso de sus propios errores, pero lo suyo sería que intentará ganarlas él con un proyecto ilusionante para Andalucía. En esa comunidad parece bastante cantado lo que ocurrirá, pero habrá que esperar a ver si se confirma no la mayoría absoluta del PP, porque si los diputados de PSOE y los de IU suman la mayoría absoluta, no hay duda de que formarán gobierno. Al menos de entrada, no hay muchas posibilidades de que en Andalucía suceda como en Extremadura, donde IU prefirió apoyar al PP que darle su voto al PSOE.


En Asturias el panorama está bastante menos claro y hay mucha más división. Los asturianos votaron el 22 de mayo de 2011, pero la incapacidad de Foro Asturias para lograr apoyos a sus presupuestos y el órdago lanzado por Cascos al convocar elecciones menos de un año antes de llegar al gobierno han provocado una nueva cita con las urnas. Viendo las valoraciones de líderes en las encuestas, tiene toda la pinta de que los asturianos están muy descontentos con sus políticos. Y no es para menos. La política asturiana en este último tiempo se puede definir con muchas palabras, pero responsabilidad no es una de ellas. Que el candidato más valorado por los ciudadanos no llega al 4 de nota dice bastante del grado de desánimo que tienen los ciudadanos. El hecho de que un partido nacido de la nada (Foro Asturias) ganara las elecciones en mayo también demuestra que los partidos tradicionales no lo han hecho nada bien y que los ciudadanos no están conformes con ellos.


Franciso Álvarez Cascos está adoptando un discurso populista bastante indisimulado. Está en una huida hacia adelante y sabe que tendrá difícil poder repetir resultados. Será complicado que los ciudadanos no le culpen a él como último responsable del adelanto electoral que no hace otra cosa que paralizar la política asturiana en un momento en el que se requiere cualquier cosa menos este parón. No ha sido precisamente ilusionante su gestión en este corto periodo de tiempo en el que ha gobernado. El populista Cascos está lanzando mensajes propios de partidos nacionalistas. Mensajes de esos en los que se valora poco la inteligencia de los votantes y en los que se busca apelar a los sentimientos y no a las razones o a los argumentos lógicos. "Que la capital de Asturias no sea Madrid", es una de sus últimas joyas. Es el mismo discurso, calcado, que Cascos criticó tantas veces a los partidos nacionalistas. Insisto, lo más triste de todo es que valore tan poco a los asturianos para pensar que con ese tipo de mensajes populistas y simplones va a arrasar en las urnas.


El PP, con Mercedes Fernández como nueva candidata, busca quitarle a FAC votos. Los dos pescan en el mismo caladero y, en ese sentido, el PSOE tiene el discurso hecho sobre la falta de resposnabilidad de la derecha y las batallas que tienen entre ellos dejando en un segundo plano los intereses generales de los asturianos. No vivo en Asturias ni soy asturiano, pero por lo que estoy siguiendo de la campaña en los medios, creo que el candidato que está haciendo una mejor campaña, más sensata y sólida, es Javier Fernández, del PSOE. Entre tanto griterío, tantos discursos vacíos y tantas palabras huecas, percibo en las intervenciones del candidato socialista algo que me convence bastante más que el resto. Él parte con ventaja para ganar las elecciones, según las encuestas, pero parece seguro que los pactos jugarán un papel central en el futuro político asturiano. Lo deseable sería que los políticos fueran más responsables que en este último año. Al señor Cascos habría que decirle que la situación no está para órdagos absurdos, ni para populismos ni para personalismos caducos y rancios. Al resto, que piensen por una vez en el interés general.

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