The Artist

Ayer al fin vi The Artist en el cine. Me encantó. Es una película maravillosa y, por encima de todo, una exquisita declaración de amor al cine y una auténtica delicia. Generalmente cuando vas a ver una película de la que has escuchado y leído mucho no es fácil que se cumplan tus expectativas. Pero en este caso, me gustó aún más de lo que esperaba. De algún modo me había hecho la idea de que en el fondo no era mucho más que una idea original, una ocurrencia genial en estos tiempos de 3D y efectos especiales. Pero es mucho más que una película muda y en blanco y negro en pleno siglo XXI. De hecho, en sentido estricto, no se puede decir que así sea al cien por cien. Salí del cine fascinado y amando un poco más al cine. Perfectamente comprensible que el mundo del cine se haya rendido a los pies de esta película francesa. Es un elogio bellísimo al cine y a todo el mundo le gusta que le elogien de modo tan brillante.


La película se centra en un actor de cine mudo que es una estrella admirada por todo el mundo y al que la crítica y el público adoran. Se refleja muy bien esa devoción por el cine y sus estrellas que, aunque de un modo distinto, conserva nuestra sociedad. El actor, magistralmente interpretado por Jean Dujardain, vive encantado en ese mágico mundo del cine. De repente, los jefazos le presentan un invento que puede cambiar la historia del cine y que, sobre todo, cambiará muchisimo su propia vida: el cine sonoro. La gente empieza a querer escuchar a los actores. El público así lo demanda y, como le dice un jefazo al actor, "el público siempre la razón". Él no se lo toma muy en serio y no cree que eso sea "el futuro" como le cuentan todos. El final de la historia, en relación al cine, es de sobra conocida. Hasta tal punto ha triunfado el cine sonoro que hacer una película muda en el año 2011 es algo súper atrevido y original. La película es una declaración de amor al cine, como digo, pero también es la historia de alguien al que, de repente, se le cae el mundo donde tan cómodamente vivía.


Esta obra maestra tiene muchos aspectos que le hacen merecedora de tal nombre. La historia que cuenta, sin ser algo nunca visto y muy original, es preciosa y, en el fondo, es la historia de alguien a quien le cuesta adaptarse a los cambios, alguien acostumbrado a hacer las cosas de un modo determinado y que se muestra reticente a cambiar y también dado de lado. Es la historia de siempre sobre los jóvenes que vienen empujando y a quien parece que los veteranos han de dejar paso sin rechistar. En el fondo, la vida no es más que una constante transición: de la niñez a la adolescencia, de allí a la madurez, de los estudios al trabajo, de la soltería a las relaciones formales, en fin, de eso habla The Artist también. Del cambio, de cómo hemos de adaptarnos a él porque si no nos derriba sin piedad. Habla también de la nostalgia, de esa forma de aferrarse a un pasado que sabemos que nunca volverá, pero que en el fondo consideramos infinitamente mejor que lo que viviremos en adelante.


Por supuesto es también una historia de amor, amistad, fidelidad y lealtad. Sentimientos que apreciamos en el actor protagonista, pero también en la joven actriz que pronto tendrá una relación intensa y especial con él, y en el asistente de la estrella de cine. Una de esas historias atemporales. Porque esta película habla de un mundo concreto (el del cine) y de un momento determinado (el paso del cine mudo al sonoro), pero habla en el fondo de situaciones que pueden ser fácilmente trasladadas a cualquier otro espacio y a cualquier otro tiempo. Porque se hablan de relaciones personales, de éxitos, de fracasos, de amor, de orgullo. Este último punto juego un papel muy importante en la película. Porque es muy interesante ver el modo en el que afronta el actor del cine mudo ese cambio imparable que conduce al cine sonoro y le arrinconará. Y, como digo, es también, y muy especialmente, una declaración de amor en toda regla al cine. La mejor forma de elogiar al cine es hacer películas espléndidas como la dirigida por Michel Hazanavicius que tan merecidamente ha sido premiada en todas partes y elevada a película del año.


Maravillosa película. En adelante, de hecho, me reservaré aún más el calificativo "exquisita" o "deliciosa" a la hora de hablar de película, porque tal vez abuse algo de él. Hacía tiempo que no disfrutaba tanto de una película, que no me sumergía de ese modo en una historia y que no admiraba tanto un trabajo tan bien hecho. Dejo para el final dos aspectos finales que quier destacar especialmente. La música es uno de ellos. Acompaña de forma excepcional a la película y ayuda muchísimo en este juego que propone The Artis. Y luego, aunque pueda parecer una frivolidad o un comentario poco serio, el perrito Uggie. Qué delicia de animal. No es que yo ame a los perros, precisamente, pero en esta película es un actor más, un protagonista más (en algún momento de la cinta, realmente vital para el desarrollo de la historia). Qué adorable criatura. Quiero uno igual. En fin, a modo de conclusión, absolutamente merecidos los premios y los elogios a esta exquisita película. Cabría decirles a sus autores merci beaucoup.

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