Zapatero se despide y el PSOE elige hoy a su nuevo líder

Aunque ni la situación del partido ni la del país está para mucha lírica, Zapatero fue fiel a sí mismo en su último discurso en la primera línea política. Tocaba hacer balance de su gestión y la frase con la que cerró su intervención resume bastante bien lo que ha sido Zapatero y cuál es su forma de entender la política, al menos de elaborar los discursos: "la ciudadanía española jamás renunciará a la aspiración de la igualdad fraternal". Después de siete años como presidente del gobierno, por todos es sabido ya lo mucho que le gustan a Zapatero este tipo de frases. Zapatero fue bastante fiel a sí mismo, como digo. El único atisbo de autocrítica que se encontró en el discurso fue el reconocimiento por parte de Zapatero de que tardó en reconocer la crisis económica. Por lo demás, el ex presidente repitió su diagnóstico de la crisis: culpa de lo ocurrido en Estados Unidos y agravado por la crisis griega más tarde. Afirmó que su gobierno no improvisó y que siempre trabajó para evitar que España fuera rescatada.

"Hemos analizado la derrota, hemos hecho autocrítica", dijo Zapatero en el discurso de algo más de una hora. ¿De verdad? No lo parece. A tenor de lo dicho ayer por él, lo único que su gobierno hizo mal fue tardar demasiado en reconocer la existencia de la crisis (es decir, en mentir a los españoles, especialmente a los que se dejaran engañar). Como señala la periodista Vera Gutiérrez Calvo en su crónica de El País, el discurso tuvo "mucho más orgullo que autocrítica". Realmente que Zapatero no haga autocrítica puede ser poco importante, puesto que él ya no tendrá responsabilidad en el PSOE, pero quien le suceda al frente del partido sí debería hacer esa reflexión profunda que no se ha producido todavía y que debe ser la base sobre la que cimentar el nuevo tiempo de los socialistas. Zapatero culpó nuevamente a factores externos de la crisis y hasta afirmó que la UE actúa con demasiada lentitud (no será cuando exige reformas y ajustes a España, que de eso él debe de saber más que nadie).

El ex presidente del gobierno hizo bien al poner en valor los logros de su gestión. Destacó los avances en derechos y libertades, la batalla incansable contra el machismo y la violencia contra las mujeres, el trabajo por lograr el final de ETA, etc. Lo más acertado de su discurso, desde mi punto de vista, fueron sus palabras sobre cómo debe ser la oposición del PSOE, su papel estos próximos años. En una frase de las suyas, pero cargada de sensatez y que no debería quedarse en un mero titular, en una frase hecha, Zapatero aseguró que el objetivo del PSOE no puede ser derrotar al PP, sino derrotar a la crisis económica y ver cómo se crea empleo en España. Para ello pidió que el PSOE haga una oposición constructiva, leal y con sentido de Estado y colaboración. Ojalá quien salga elegido secretario general le haga caso. Por mucho que suene a cantinela de los líderes socialistas, es cierto que la labor de oposición del PP estos últimos años ha sido muy mala, alejada de la actitud de colaboración y lealtad que exige un momento como el actual. El PSOE acertará si es capaz de hacer lo contrario que les hizo el PP a ellos.

Zapatero pidió que el partido apoye al nuevo secretario general tal y como le han apoyado a él. El todavía secretario general del PSOE espera que el partido salga reforzado y unido de este congreso de Sevilla, que para algo se celebra en el Hotel Renacimiento. Al final el 90% de los delegados apoyó su balance de gestión. No me parece este hecho la mayor prueba de falta de autocrítica. Tampoco sería muy coherente que los le han estado once años dando palmaditas en la espalda, babeando cada vez que hacía un discurso lírico de los suyos y celebrando los triunfos electorales del PSOE, en definitiva, los que no alzaban la voz en ninguna reunión ejecutiva para criticar su gestión, vinieran ahora a renegar de aquello. Mucho mejor le hubiera al PSOE si hubiera habido más debate interno y más autocrítica, pero el apoyo mayoritario de ayer a la gestión de Zapatero es bastante lógico por varias razones. Él ya se va y tampoco es plan de amargarle la despedida, y además ellos serían muy cínicos si censuraran lo que tanto tiempo han estado apoyando con sus palabras o con su silencio.

El ex presidente estuvo muy correcto al hablar de los dos candidatos a sucederle. Dijo que son "dos magníficos dirigentes políticos" y que está tranquilo sobre el futuro del partido. También se puso como ejemplo de por dónde debe caminar el partido a partir del lunes. Dijo que en el 35 Congreso disputó con José Bono (cuánto se han echado de menos sus intervenciones en prensa en este proceso) la secretaría general del partido. Zapatero ganó, pero de ahí surgió una lealtad y una amistad. Hae bien Zapatero en poner como ejemplo su relación con Bono, porque lo de Rosa Díez, que también se presentaba en ese congreso, quedaría menos claro. El caso es que me gustó más el Zapatero ex secretario general y hombre de partido que el Zapatero ex presidente del gobierno. Eso no dice mucho a su favor. Quizás debería haber ido más allá a la hora de reconocer errores en su gestión. En todo caso, creo que es de justicia reconocer que Zapatero sí ha hecho muchas cosas bien en asuntos sociales y que se la ha jugado muy fuerte siempre por acabar con ETA. Tal vez tenga que pasar el tiempo para que se le reconozca que le tocó bailar con la más fea (la crisis de 2008 es de las peores de la historia) y que no todo en sus siete años de gobierno fue tan oscuro.

¿Y ahora qué? Esta mañana intervienen en el congreso los dos candidatos, Rubalcaba y Chacón. No sé si sus discursos serán o no decisivos para arañar votos a los delegados indecisos. Ayer Chacón comentó en una conversación informal que se sentía como Messi sorteando patadas. Teniendo en cuenta que Chacón es del Barça y que el último jugador que le pisó la mano al astro argentino fue uno del Real Madrid, no hace falta ser un lince para saber quién está, según Chacón, lanzándole las patadas. El PSOE intentará muy probablemente vender este congreso y el proceso previo al mismo como un ejercicio ejemplar de democracia interna. Se podrá aceptar, pero sólo a medias. Es verdad que es el partido el que con su voto habrá elegido al nuevo líder (¿es que podría ser de otro modo?), aunque sólo hayan votado 956 personas. Lo que no será tan cierto es que todo haya sido muy ejemplar. Ha habido, según se cuenta, presiones poco aceptables y en más de un caso los dardos lanzados entre las dos candidaturas se han pasado tres pueblos. Hoy a las 14 horas conoceremos quién sucederá a Zapatero al frente del PSOE.

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