Intolerable actuación policial en Valencia

Antes de que nos envíen a Laponia a trabajar o a lo que sea sin que podamos resistirnos, seguiremos comentando la actualidad mientras podamos. Ayer en Valencia se vivieron escenas impropias de un Estado de derecho y de un país democrático como España. Aquí tiene que empezar a dimitir gente de forma inmediata sin darle más vueltas al asunto. 30 detenidos desde que comenzaron las protestas en defensa de la educación pública. Precisamente eso, educación, parece no sobrar en ciertos responsables políticos. Antonio Moreno, jefe superior de Policía de Valencia dijo que los jóvenes detenidos eran "el enemigo" y que tuvieron que emplear la fuerza cuando fueron atacados. Como si esto fuera Afganistán y estuviéramos en guerra. La delegada del gobierno en la Comunidad valenciana, Paula Sánchez de León no estuvo mucho más acertada, ya que dijo que espera que lo ocurrido ayer quede como "una anécdota que no se vuelva a repetir". Los dos deben dimitir por lo sucedido, ya que la respuesta policial fue desproporcionada.

La respuesta a las protestas, protagonizadas por jóvenes, en muchos casos menos de edad, fue inaceptable y no se puede tolerar que los responsables de esta carga se vayan de rositas. Pongamos que sólo fue un error, que se les fue de las manos, de acuerdo, pues dimisión inmediata de los superiores y expedientes a los agentes causantes de los incidentes. Las actuaciones, por lo que se ve en las imágenes, fueron cuaquier cosa menos "proporcionadas", que así es como el responsable de la Policía en Valencia las ha definido. No se pueden volver a repetir cargas como las vistas ayer y poner paños calientes como hoy ha hecho el ministro del Interior, Jorge Fernández Díaz, no es una respuesta válida a estos graves incidentes. El ministro al menos sí reconoce que pudo haber "algún exceso" y alguna "actuación desproporcionada". Este mensaje ya parece más lógico que los de los responsables anteriormente citados, pero es claramente insuficiente. Se debe abrir una investigación sobre lo ocurrido y, por decencia y responsabilidad, el jefe de la Policía de Valencia y la delegada del gobierno deberían dimitir ellos solitos.

"Erras es de humanos", ha dicho el ministro sobre las declaraciones de Antonio Moreno en las que decía que los estudiantes que protestaban eran "el enemigo". Fernández Díaz comparecerá en la comisión de Interior del Congreso para dar explicaciones sobre lo ocurrido. Falta hacen, desde luego. Alberto Ruiz-Gallardón, ministro de Justicia, sigue en ese equilibrio prodigioso que le permite defender posiciones muy alejadas de su partido y su gobierno (matrimonio de homosexuales como último ejemplo), pero también ponerse en plan radical y decir que los policías fueron "violentamente agredidos" y actuaron "obligados" por esa violencia. Luego sacó el clásico principio de que el Estado es el único que puede realizar una accion legítima de fuerza. Le agradecemos esa lección, pero se la podía haber ahorrado. El Estado tiene esa capacidad, obvio, pero no le da carta blanca. Los errores se pueden cometer (lo ideal es intentar evitarlos), pero es mucho menos justificable empeñarse en defenderlos cuando se debería agachar la cabeza , pedir perdón y asumir responsabilidades.

Estamos en España, donde la palabra dimitir está fuera del diccionario de la inmensa mayoría de los responsables políticos. En esas estamos. La red se ha incendiado contra esta desproporcionada actuación policial. Para que quede claro, la violencia es igual de repugnante y despreciable cuando la practican los manifestantes que cuando lo hace la policía. Defender la causa de los jóvenes brutalmente agredidos y criticar la respuesta policial no es lo mismo que legitimar a esos grupos de violentos que siempre se unen a este tipo de protestas y lo ensucian todo. Los radicalismos deben ser rechazados en todos los casos. Ahora, como siempre en estos casos, unos se empeñarán en demostrar que en el "bando enemigo" había muchos violentos y que no eran jóvenes indefensos, y otros harán ver que la policía se lío a dar leñazos a las primeras de cambios y sin mediar palabra. Ambas cosas son posibles, pero tal vez haya un poco de las dos cosas. Da igual. Lo importante es que los extremistas violentos que se unen a las manifestaciones, si es que en este caso había, cosa que desconozco, no hacen ningún favor a quienes realmente creen en lo que están defendiendo y piden ser escuchados de forma pacífica. En cualquier caso, no es tolerable que se cargue así contra los manifestantes.

Además de eso, la actitud es de una torpeza increíble. Tal vez pretendían silenciar las protestas de esta forma tan matona y autoritaria, pero han logrado justo lo contrario. Ahora casi no se habla de otra cosa y la indignación va en aumento. Es muy difícil justificar una carga brutal contra jóvenes contra esta. Es cierto que las imágenes sacadas de contexto pueden desvirtuar la realidad, pero algunas hablan por sí solas. La policía se equivocó y actuó de un modo inaceptable en un Estado democrático. O alguno no se ha enterado de que en democracia las cosas no se hacen así, o han medido mal, o actúan de mala fe, o son muy torpes, o muy violentos, o todo un poco. Pero lo que está claro es que no se puede repetir lo visto ayer. A todo esto, los jóvenes pedían parar los recortes en educación y creo que al gobierno le va a costar ridiculizar su mensaje por mucho que quieran caricaturizarlo y atribuirles el cartel de violentos. Por cierto, la portada de hoy de La Razón es incalificable. De esas que deberían ser estudiadas en todas las facultades de periodismo como ejemplo de lo que no hay que hacer nunca.

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