Cobardía moral de China y Rusia

Siria se está desangrando por las matanzas indiscriminadas del régimen de Al Asad y dos países con derecho de veto en el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas (Rusia y China) están mirando para otro lado demostrando una cobardía moral y una repugnante forma de poner sus intereses económicos por encima de los Derechos Humanos. Esta actitud les hace cómplices de los crímenes contra la Humanidad que se están cometiendo en Siria. El ejército sirio está bombardeando la ciudad rebelde de Homs. Según algunas informaciones, 50 personas han muerto esta mañana en esa localidad. Al Asad, como muchos otros tiranos, se aferra al poder cueste lo que cueste. Dice querer a su pueblo, pero le importa más bien poco masacrarlo con tal de poder seguir en el poder y, sobre todo, de seguir expoliando Siria aún a costa de violar reiteradamente los Derechos Humanos.

La situación en Siria está próxima a una guerra civil, pero para Rusia y China no es suficiente para que la ONU apruebe una resolución contra el régimen de Al Asad. En Naciones Unidas fueron los países árabes los que tomaron la iniciativa para pedir su apoyo al resto de Estados. La situación es excepcional y de una extrema necesidad. Cada día que pasa sin actuar se traduce, lisa y llanamente, en más muerte y destrucción. Los países europeos y Estados Unidos sí han estado esta vez a la altura. Los que han preferido ponerse del lado de los verdugos y no de las víctimas han sido China y Rusia por la sencilla razón de que sus negocios en la zona los tienen con los que exteriman a su pueblo, no con esos locos ciudadanos que se rebelan y piden libertad. El embajador de Francia ante la ONU, Gerard Arnau, declaró ayer que "la historia no tendrá piedad con aquellos que han impedido al Consejo de Seguridad ayudar a la Liga Árabe". Coincido con el fondo del mensaje, pero lamento discrepar algo. La Historia nos ha demostrado en muchas ocasiones que países con actitudes como las que están llevando a cabo Rusia y China se han ido de rositas.

El bloqueo de Rusia llegó a ta punto que un último borrador en el que se comprometían a no intervenir militarmente en Siria y a no pedir la salida del poder de Al Asad también fue rechazado. Sergei Lavrov, ministro de relaciones exteriores ruso, pidió que se reconociera la violencia por los dos bandos. Algo así como pedir que una persona que es agredida y se defienda para salvar la vida es igual de culpable de la situación de violencia que se genera que el que le ha atacado. El derecho internacional, los Derechos Humanos, la justicia y todos esos valores han vuelto a ser pisoteados por los intereses particulares de dos países, en este caso, Rusia y China. Prefieren ser cómplices de las atrocidades que está cometiendo el régimen de Al Asad que arriesgarse a poner en vilo sus intereses estratégicos, económicos o militares. Estados Unidos, que también sabe un rato de vetar resoluciones para defender sus estrategias y sus alianzas, esta vez sí está actuando como se espera de un país fuerte como él. Obama dijo que los ciudadanos sirios tienen que saber que están con ellos y afirmó que el régimen sirio debe caer. Hillary Clinton, secretaria de Estado, ha llamado a Europa a actuar junto a ellos contra las tiranías de forma decidida, es decir, tomar decisiones y actuar al margen de la ONU, lejos del veto de Rusia y China.

Al margen de las cuestiones particulares que estén detrás del caso sirio, al margen de cuáles sean esos intereses tan importantes de Rusia y China, más allá de las características específicas de esta situación, es necesario defender una vez más un principio general que vale para todos los lugares, para todas las personas y para todos los tiempos: los Derechos Humanos deben estar siempre por encima de los intereses económicos, militares o estratégicos. Tener la mera tentación de poner en una balanza los derechos fundamentales y los intereses en un país es una actitud cobarde y poco ética. Pero llevar a cabo esa operación resolver que es mucho mejor no hacer nada contra el tirano que masacra a su pueblo para poder defender sus intereses, va mucho más allá y retrata a la perfección a Rusia y a China, pero también lo oscura y poco justa que es la política exterior. La actuación de Rusia y China es la propia de un país que manipula las elecciones y detiene a los opositores y de otro donde se violan los Derechos Humanos de forma sistemática y donde se está creciendo económicamente a costa de esclavizar a sus ciudadanos. Si hay que actuar al margen de la ONU, adelante. Aunque quede en evidencia el poder y la influencia real de esta organización. Miles de vida están en juego.

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