Sindidatos y patronal pactan la moderación salarial

Ayer el Banco de España se unió al festival de negras previsiones para la economía española en 2012 al afirmar que decrecerá un 1,5% este año y que se pueden destruir hasta medio millón de puestos de trabajo. El drama del paro, por lo tanto, seguiría así sumando más caras de desesperanza, más sufrimiento, más angustia... Ante este panorama tan gris todos, absolutamente todo el mundo, tenemos que poner de nuestra parte, nuestro granito de arena. Naturalmente, podrán poner mucho más unos que otros y no se podrá hacer pagar los platos rotos a los mismos de siempre. Pero la situación actual no está para posiciones radicales vengan de donde vengan. No sería sensata una defensa numantina y una cerrazón al diálogo por parte de los sindicatos, como también sería irresponsable una actitud de pedir el oro y el moro por parte de los empresarios. A empresarios y sindicatos habrá que unir a todos los ciudadanos y, por supuesto, a los políticos. La situación exige altura de miras, responsabilidad y capacidad de esfuerzo y de diálogo.

La fiesta se acabó, se dice mucho ahora. Desde luego, bienvenido sea el final de la fiesta si se refieren a que se acabó esa extraña situación en que vivíamos todos de que esto iba de maravilla, de que podíamos vivir por encima de nuestras posibilidades y de que podíamos construir aeropuertos sin aviones, porque yo lo valgo. Los políticos han cometido una inmensa cantidad de errores en su gestión que, si los hubieran cometido en cualquier empresa privada, les hubiera costado, como mínimo, un expediente y muy probablemente el despido inmediato. Por lo tanto, los políticos pueden empezar por ellos mismos en ese cambio de mentalidad que reclama a gritos la sociedad. Los sindicatos y los empresarios, por supuesto, no pueden vivir ajenos a la realidad. Aunque ni unos ni otros sin independientes del poder (los dos cobran del Estado por aquí y por allá, y no se suele morder más de la cuenta la mano que te da de comer), deberían buscar la independencia de forma firme y decidida y, ya que están, deberían intentar ser útiles a la sociedad. Comisiones Obreras y UGT hacen bien en mostrar disposición al diálogo y al acuerdo, y a CEOE también acierta al abrirse a debatir.

Según parece, sindicatos y empresarios han alcanzad un principio de acuerdo sobre moderación salarial. Habían recibido severas críticas porque dio la sensación de que habían tirado la toalla demasiado pronto en la negociación que les pidió el gobierno sobre una nueva reforma del mercado laboral. Ni siquiera apuraron el plazo que les dio el ejecutivo para alcanzar un acuerdo. Ahí mostraron estar algo alejados de la realidad y ser poco conscientes de la gravedad de la situación. De todos modos, con el acuerdo alcanzado esta medianoche han demostrado que sí pueden llegar a ciertos pactos y, sin profundizar mucho más allá, siempre es una buena noticia que así sea. Además de la moderación salarial (subida de sueldos del 0,5% en 2012 y del 0,6% en los dos años siguientes), también han acordado cambiar la estructura de los convenios y flexibilidad interna en las empresas si la situación económica se pone fea. También se incluye el estudio de la contención de beneficios, sueldos de directivos y precios de productos básicos.

Falta por firmarse el acuerdo final y será entonces cuando se conozcan todos los detalles de este pacto, pero es de agradecer que sindicatos y empresarios, tan distantes en sus planteamientos en casi todos los asuntos, hayan tomando conciencia de la gravedad de la situación y de que hoy más que nunca son necesariso los acuerdos. La CEOE quería que se congelaran las salarios, por lo que esta moderación puede tomarse como una cesión en su postura inicial. Los salarios crecerán un 0,5% finalmente. Está por debajo de la inflación prevista para 2012, por lo que se perderá poder adquisitivo. Es un esfuerzo más a añadir a una larga lista, pero quizás sea necesario y un mal menor por el que los ciudadanos tengan que pasar. Los tipos de contrato y el coste del despido son dos puntos importantes en los que no ha sido posible el acuerdo y que quedarán en manos del gobierno. A falta de un análisis más profundo del acuerdo, creo que los sindicatos y los empresarios han estado, por una vez, a la altura. La situación es excepcional y requiere de muchas cosas, y una de ellas debe ser siempre el diálogo hasta la extenuación si es preciso.

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