Marcha a favor de ETA

Ayer una multitudinaria manifestación a favor de los presos de ETA, es decir, de los asesinos de ETA, recorrió las calles de Bilbao. La llamada izquierda abertzale logró convocar a miles de personas que gritaron en favor de una amnistía a lo que ellos llaman presos políticos vascos, como si asesinar a sangre fría a cientos de personas, extorsionar y secuestrar fueran delitos políticos. Tal vez les cueste reconocer que su amada banda no es más que un grupo mafioso de criminales y que sus asesinatos no tienen ningún tipo de connotación. No luchan por la libertad de un pueblo ni pamplinas de ese tipo. Comprendo que a ellos, que ven a ETA como una banda libertadora y como un grupo de luchadores por su pueblo contra la opresión del Estado español les cueste entender que esos a los que apoyan no son más que unos odiosos delincuentes. Roban, matan y secuestran como el resto de delincuentes y, por mucho que lo intenten, sus delitos no tienen nada más detrás, ningún valor añadido ni nada por el estilo.

A la marcha acudieron muchas personas próximas a Aralar y Amaiur. No es ninguna sorpresa que la manifestación fuera tan multitudinaria, porque la izquierda abertzale cuenta con un apoyo ciudadano notable como se pudo ver en las pasadas elecciones generales y también en las municipales. A los ciudadanos que acudieron a esta marcha se unieron también personas como el actor Willy Toledo, siempre dispuesto a adorar a Otegi y gente de esa calaña, o partidos antisistema como ERC. Al margen de esa nota de color, lo destacable es la gran afluencia de ciudadanos vascos. Es una lástima, pero de ciertas personas sorprendería mucho más verlas en una marcha a favor de las víctimas de ETA que apoyando manifestaciones a favor de quienes han asesinado durante tantos años a ciudadanos cuyo delito era pensar diferente. Corremos el riesgo de que los que ayer se manifestaron intenten vender una historia de lo ocurrido en Euskadi durante las últimas décadas que nada tiene que ver con la realidad. ETA sólo ha aportado a la sociedad vasca dolor, muerte, desgracia y falta de libertad. Ése y no otro es su historial al servicio del País Vasco. Si algunos premian a su entorno con su voto, allá ellos.

ETA anunció en octubre del año pasado el final de su actividad armada y era muy esperable que sus allegados se movilizaran más pronto que tarde para reclamar gestos por parte del Estado español. Los que estuvieron a salvo de los coches bomba y de los tiros en la nuca quieren una amnistía para los asesinos de la banda. Tenían la opción de pedir perdón por su bajeza moral y de reclamar a los presos de ETA que pidieran perdón por sus asesinatos, pero han optado por seguir corrompiendo el lenguaje, por desarrollar su particular visión de los hechos y por aferrarse a posturas inaceptables. Deben de pensar que les ha ido bien así. En las elecciones generales lograron un resultado histórico con Amaiur que les ha llevado a entrar con fuerza en el Congreso. Si no fuera porque esta gente no merece ningún tipo de consideración, me daría pena su cateto y estúpido pensamiento, su radical visión de la realidad, su relativismo moral y el engaño en el que viven y del que quieren hacernos partícipes.

De nada vale que los demócratas y el sentido común repitan una y otra vez que no existe tal conflicto vasco, que no llega la paz porque nunca hubo una guerra, que ETA no puede representar a nadie, que ella ha sido la opresora máxima de Euskadi, que lo que ellos llaman presos políticos son meros delincuentes y que están muy equivocados si piensan que les vamos a dar las gracias por dejar de matar. De nada vale porque ellos seguirán en sus trece. Lo cierto es que extraña que sean precisamente ellos los que llamen a la reconciliación y a un escenario pacífico de encuentro y diálogo. Podrían empezar por llamar a las cosas por su nombre. Podrían ser ellos los que dieran el primer paso reconociendo errores y tendiendo la mano de forma sincera, pero no lo harán. No tiene ningún sentido esperar algo de quien no lo va a dar. Se llamen Amaiur, Bildu o como quieran, lo único inamovible es que su planteamiento seguirá siendo el mismo. Los asesinos de ETA serán gudaris vascos y los que no piensan como ellos serán enemigos de Euskal Herria. ¿Se creerán realmente la ficción en la que viven?

Se abre un nuevo tiempo en el País Vasco y la democracia sabrá estar a la altura, como siempre. No deberíamos perder la cabeza y pensar que les debemos algo a los que durante tantos años han vivido cómodamente al amparo de ETA. Algo va mal cuando pueden salir libremente a la calle sin ningún pudor personas que defienden la libertad de odiosos asesinos, mientras que los que salían para protestar contra esos matones se estaban jugando la vida y recibían insultos a amenazas. La izquierda abertzale está en su derecho de salir a la calle, pero si ellos, que consideran poco menos que héroes a los asesinos de los demócratas, pueden hacerlo, es porque la democracia ampara incluso a los que la odian y la ponen en cuestión. Claro que detrás de Amaiur y Bildu hay mucha gente, muchos ciudadanos vascos. Merecen el mismo respeto que el resto de personas. Pero como vivimos en un Estado de derecho y en un país libre, aunque los asesinos de ETA han intentado destruirlo tantas veces, los demás también estamos en nuestro derecho de repetir una y mil veces que están equivocados y que no es justo que los grandes beneficiados políticamente del final de ETA sean sus aledaños.

Por supuesto que la inmensa mayoría de los demócratas estaríamos dispuestos a sentarnos en la misma mesa que los manifestantes de ayer y claro que en la sociedad vasca deberá emprenderse un camino en el que todos pongan de su parte para lograr esa estabilidad total que tanto merecen. La democracia es generosa y razonable. Había mucha gente ayer en Bilbao apoyando a la izquierda abertzale y pidiendo la libertad de los asesinos de ETA. Miles de personas han votado a Amaiur. Todo eso es verdad y de nada serviría mirar para otro lado. Pero porque miles de personas califiquen a unos asesinos como presos políticos vascos y porque defiendan una visión de los hechos muy alejada de la realidad no vamos a caer todos en la trampa. No son presos políticos y las cosas no son como las cuentan. Ellos viven en esa ficción y su montaje histórico no les va mal, se ve que tienen su público. Pero la realidad no se puede manipular tan fácilmente. Al menos sería de agradecer que llamaran a las cosas por su nombre y dijeran: libertad para los asesinos. Claro que, si dijeran esas cosas, se las verían con la Justicia del opresor Estado español y por eso es mejor disfrazar el discurso lo máximo posible aunque se les escapé lo de presos políticos. Ayer había mucha gente en la marcha. La deducción no debe ser tranquilamente que habrá que atender a lo que dicen y que puede que tengan parte de razón. Yo lo que deduzco es que había ayer mucha gente equivocada con una moral cuestionable y un relativismo asombroso que pedían sin pudor que cientos de asesinatos quedaran impunes.

Comentarios