Gingrich gana en Carolina del Sur

Aunque Mitt Romney era el gran favorito hace unos días, todos los medios venían informando de que Newt Gingrich estaba remotando posiciones en las primarias de Carolina del Sur. Era importante esta cita con las urnas para todos los candidatos y parece que las primarias de ese Estado han aclarado bastante las cosas. Según se mire, claro. No en el sentido de que está claro quién ganará, sino en el sentido de que parece que ya conocemos al gran rival de Romney para ser candidato republicano a la Casa Blanca. Es cosa de dos. Ahora el Partido Republicano ya tiene claro qué aspirante de los que representan el ala más conservadora del partido en este proceso plantará cara a Romney, el candidato más moderado. Es un duelo a dos lo que queda a partir de ahora. Los miembros que están más a la derecha del partido interpretarán con este resultado que Gingrich es su hombre y está por ver cuál de las dos vertientes gana la partida.

La victoria no Gingrich no ha sido testimonial ni nada por estilo. Se ha hecho con el 40,4% de los votos, sacando 13 puntos a Romney. Nadía esperaba una distancia tan grande entre los dos aspirantes. Rick Santorum quedó tercero con el 17% de los votos y se desinfló mucho el libertario Ron Paul, que sólo atrajo al 13% de los votantes. El vencedor de las primarias de ayer, que fue presidente de la Cámara de los Representantes en el pasado, da un golpe encima de la mesa. Normal que ayer en su comparecencia se mostrara algo crecido. Dijo que "las élites habían querido obstaculizar su candidatura y aseguró que las próximas elecciones presidenciales serán las más importantes en mucho tiempo en Estados Unidos. Según él, si Obama lograra revalidad su mandato para cuatro años más habría "desastrosas" consecuencias. Los candidatos republicanos, por muy metidos que estén en su batalla interna por ser candidato, no se olvidan en ningún momento de quién es su rival, de quién es el enemigo y de a quién desean todos vencer en noviembre.

El 31 de enero volverá a ser una fecha clave para el Partido Republicano porque ese día se celebran las primarias en Florida. En este tipo de procesos no es fácil saber si clave es sinónimo de decisivo, es decir, no se puede saber de antemano si las primarias en Florida serán tan importantes como para que el 1 de febrero los republicanos tengan ya claro quién debe ser su candidato. Gingrich elogió ayer en su discurso el trabajo de dos de sus rivales, Santorum y Paul. Sus seguidores, por cierto, pidieron que el primero de ellos se uniera a la campaña de Gingrich y fuera candidato a vicepresidente. ¿Qué dijo ayer Romney? Hasta pocos días antes de las primarias él el era gran favorito para ganar, también en Carolina del Sur, pero en lugar de una victoria que le habría dado mucha fuerza se ha encontrado con un derrota que le complica las cosas. "Esto se pone aún más interesante" aseguró Romney. Seguro que él desearía que no lo estuviera tanto. En pocos días ha pasado de ser el vencedor en las dos primeras citas de la carrera y el gran favorito para la tercera, a haber ganado sólo unas primarias (los caucus de Iowa fueron finalmente para Santorum) y a perder en Carolina del Sur.

Florida queda, por lo tanto, como lugar clave para decidir quién será el candidato republicano. Es innegable que Gingrich ha logrado darle la vuelta a las encuestas en muy pocos días gracias, según los expertos, a sus intervenciones en los debates entre los candidatos y a las últimas informaciones aparecidas sobre Romney y que, entre otras cosas, revelaban que parte de su inmesa fortuna está en paraísos fiscales y que paga sólo un 15% de impuestos, más o menos lo mismo que un americano de clase media. En temas de impuestos, a los republicanos estadounidenses les dan donde les duele. Carolina del Sur es un Estado conservador, por lo que también tiene su lógica que Gingrich haya vencido allí. Lo que sucede es que esta derrota provoca un doble efecto negativo para Romney: se vuelven a generar dudas sobre su pureza conservadora y los más conservadores del partido vuelven a tener esperanzas de que algún otro candidato podrá plantar cara al blando candidato moderado que tan poca gracia les hace. Tiene razón Romney al decir que esto se pone muy interesante. Lo que no está claro es a quién beneficiaría que la lucha interna en el Partido Republicano se alargara mucho más. A Obama seguro que no le importaría en absoluto que, mientras él tiene tiempo para preparar su campaña, los del partido rival estén todavía con dudas y divisiones. Cierto es que nada tiene que ver la política de Estados Unidos con la de Europa. Allí, por ejemplo, Obama y Clinton se tiraron los trastos a la cabeza durante las primarias hace cuatro años y al día siguiente eran un tándem electoral que dio buen resultado a los demócratas. Veremos.

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