Camps y Costa, absueltos

Ayer conocimos el veredicto del jurado popular (de pueblo, no del partido), que tenía que decidir si el ex presidente valenciano, Francisco Camps, y el ex secretario del PP en esa Comunidad, Ricardo Costa, eran o no culpables de cohecho impropio. Nunca antes unos trajes habían dado para tanto. El jurado ha absuelto a los dos políticos al entender que no había pruebas de que hubieran recibido esos regalos. Un par de obviedades para empezar: hay que respetar la justicia siempre, no sólo cuando nos agrada lo que decide; y algunas actitudes, comportamientos y mentalidades pueden no ser delicitivas, pero desde luego tampoco son nada nada éticas. A Camps le agradará mucho la resolución del juicio, pero no ha quedado precisamente en un buen lugar. En la sala se han escuchado conversaciones bochornosas que bastarían, por sí solas, para desacreditar su gestión al frente del gobierno valenciano y para poner muy en duda su capacidad política.

El ex presidente tuvo algún que otro comportamiento extraño durante el juicio. Se diría incluso que en algún caso parecía que se le había ido la pinza. Esos aires de grandeza y ese discurso populista que, quién sabe, puede que le haya venido bien de cara al jurado cuando dijo que venía a buscar la justicia de sus conciudadanos. Hay quien anda diciendo ya en Twitter que en España sólo hay cinco personas que creen que Camps pagó sus trajes, pero que los cinco estaban en el jurado. Bromas aparte, por cinco votos a cuatro el jurado decidió que Camps y Costa eran inocentes, por lo que han quedado absueltos. Es de suponer que la acusación recurrirá el fallo. Entre otras cosas porque están en su derecho, pero también porque han jugado muy fuerte contra Camps y Costa, han apostado por su culpabilidad de forma muy decidida y segura y no creo que ahora se contenten con su absolución. El tiempo dirá. El veredicto debió de caer como un jarro de agua fría sobre los que no tenían la más mínima duda de la culpabilidad del ex presidente, mientras que los que decían que el juicio costaba mucho más que precio de los trajes regalados a Camps y que era un juicio político y esas chorradas creerán que llevaban razón.

El argumento de que el juicio costó más que el precio de los trajes es endeble. Sí, costaba más. ¿Por eso es menos delito que un gobernante acepte regalos de unos empresarios cuando ese gobernante puede tomar decisiones en favor de esos tipos? ¿A partir de que cantidad de dinero deberíamos investigar los presuntos delitos? Yo me haría mirar esa visión de la justicia. Por otro lado, es evidente que la oposición al PP en Valencia intentó lograr por la vía judicial lo que, hasta el momento, no ha logrado en las urnas, pero es que estaban en su obligación de denunciar este caso si creían que había indicios de delito. ¿Camps sale rehabilitado del juicio? Puede. Sale como inocente, pero insisto en que la imagen que ha dado no ha sido la mejor. Ni su actitud ni, desde luego, lo que se ha dicho y escuchado de él en el juicio hablan muy a su favor. No será un delito, pero las conversaciones que se escucharon en el juicio tenían un tufillo podrido que echaba para atrás. Reflejaban comportamientos poco ejemplares y también mentalidades infantiles. La mayoría de los acusados han quedado retratados como tipos mediocres, absurdos y poco éticos.

Camps intentará volver a la política, no tengo ninguna duda. No sé si Alberto Fabra le hará un hueco en Valencia o si el PP nacional, ahora que tiene puestos donde enchufar a su gente para regalar, le pondrá en algún cargo. Quizás se tome un tiempo para pensar. Sólo él lo sabe. Mariano Rajoy, cuando Camps dimitió como presidente para defender su inocencia en este caso, dijo que tenía un gran futuro. Rajoy no acostumbra a hablar claro, por lo que vete tú a saber lo que quería decir con eso. El caso es que ahora ha sido absuelto y es probable que quiera volver a pisar moqueta. La gestión económica de Camps, dicho sea de paso, fue pésima. Valencia tiene el dudoso honor de tener grandes eventos deportivos junto a graves problemas económicos. Un joven valenciano que va al instituto con una carpeta de Ferrari tiene más fácil ver un gran premio de Fórmula 1 en su ciudad que no pasar frío en clase por el gobierno autonómico no paga. Paradójico.

Políticamente, está claro que Camps tiene su público, y que es además un público numeroso en Valencia. Ganó las elecciones autonómicas de la pasada primavera cuando ya sonaba con fuerza su posible imputación en el caso de los trajes. El PSOE valenciano debe de estar tirándose de los pelos. Algo han tenido que hacer mal, muy mal, para no mejorar resultados ni hacer frente al PP en estos momentos. Con el ex presidente Camps en el banquillo de los acusados por un presunto delito de cohecho impropio y el gobierno autonómico sin poder pagar y con algunos institutos o centros de distintos servicios sociales al borde del precipicio, la oposición política al PP no es capaz de asomar la cabeza. Increíble pero, de momento, cierto. En fin, la justicia ha hablado. No vale, como digo, eso de pedir respeto a la justicia cuando lo que dice nos viene bien y no hacerlo cuando nos molesta. No puede haber término medio. O respetamos o no respetamos. Por lo tanto, si la justicia dice que Camps y Costa son inocentes, desde un punto de vista legal, jurídico, lo son. Desde la crítica política o hasta ética, la cosa no cambia en exceso por esta absolución. Lo visto y oído estos días en el juicio son un ejemplo claro de lo que jamás debería ser la política, de lo que nunca debería hacer un gobernante.

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