Urdangarin, imputado

Se veía venir pero hay noticias que, no por previsibles, dejan de ser destacadísimas. Es el caso de la imputación del duque de Palma, Iñaki Urdangarin, que ha sido finalmente imputado por el juez José Castro. Su declaración se producirá el próximo 6 de febrero. El escándalo entre en una nueva fase. Pocos podían dudas de este nuevo paso, pero el cambio en la situación procesal de Urdangarin es muy importante. Siguen siendo, naturalmente, supuestos o presuntos sus delitos, pero ya no es una información periodística la que le pone contra las cuerdas, sino que un juez ve indicios de delito y por eso le ha imputado. Si hace unos dís escribía que la reacción del Rey al caso Urdangarin había sido bastante buena, exceptuando los primeros momentos de indecisión, no se puede decir lo mismo del duque de Palma. Todo lo que ha dicho, en comunicados y por boca de su abogado en España, es que lamenta el daño que las informaciones de prensa (no los actos que hay detrás de ellas) estaba haciendo a la Casa Real. También se permitió el lujo de decir que estaba algo indignado, esto fue por boca de su abogado, por el juicio mediático al que estaba siendo sometido.

Puede que este cambio procesal cambie algo las cosas para la Casa Real, pero creo que ya contaban con la imputación, como todos por otra parte. El que, desde luego, deberá cambiar su actitud es el duque, pues ya no le valdrá echar la culpa de todo a la prensa o esconderse por más tiempo. Los investigadores del caso creen que el afán de hacer dinero de Urdangarin era muy grande. Supuestamente, el duque habría hecho mucho dinero gracias a una institución sin ánimo de lucro, pero es mucho mayor el daño que ha hecho a la Jefatura del Estado. Sería injusto que al Rey le afectara más de la cuenta el escándalo, pero nadie duda de que sí pasará muy malos ratos en 2012 por los negocios de su yerno. La justicia tendrá que determinar si las actuaciones de Urdangarin son ilegales, pero la propia Casa Real y toda la sociedad española considera ya, con razón, que son poco éticas y nada ejemplares. No es de recibo que alguien que, obviamente, goza de una posición de privilegio por formar parte de la Familia Real, haga negocios en España de este modo. Entre la presunta actitud pícara del duque y la estupidez manifiesta de tantos y tantos que se creían muy importantes por codearse con él, el caso creció, supuestamente, y con él el daño causado.

Sobre esto último sí me gustaría comentar algo más. Tan presuntos son los delitos de Urdangarin como la tontería imperante en los políticos y empresarios que dieron tanto dinero al duque, anque esto último puede fácilmente ser demostrado por otras vías. Alcaldes que se creían los reyes del mambo por reunirse con el mísmismo duque de Palma, responsables autonómicos que no dudaban en darle al señorito lo que pedía y empresarios con ojo de lince que pensaron que todo lo que llevara el sello de Urdangarin sería de fiar y, lo que es más probable, les podía traer grandes beneficios y reputación sin temer represalias. Como digo, los delitos tendrán que ser demostrados en el proceso judicial, pero ese extraño modo de actuar de muchos es patente y manifiesto. El duque, que de tonto no tiene un pelo, conocía esa fascinación de todos esos serios hombres de negocios por estar relacionados, ni más ni menos, que con el yerno del Rey. La conocía y se aprovechó, presuntamente, de ella. Es muy español eso de sentirse grande por codearse con gente de alta alcurnía independientemente del tipo de negocio que estés haciendo.

No sé si el duque de Palma pensaba que ser yerno del Rey le daría carta blanca. Todo está por demostrarse en el proceso judicial, pero da la sensación de que, en efecto, más de uno pensó que las normas no se aplican igual para los ciudadanos corrientes que para todo un duque de Palma y los que, con la boca abierta, le seguían en sus negocios. No creo en las sentencias ejemplarizantes, no creo que se deba castigar severamente a alguien sólo por el hecho de dar una lección y aprovechar la sentencia para demostrar algo, pero el caso Palma Arena, concretamente la causa separada de esa trama que afecta al duque, sí puede servir para demostrar que la ley es igual para todos, o al menos que a eso hemos de aspirar. Puede que tanto Urdangarin como los que le rodeaban pensando que se arrimaban al sol que más calienta creyeran que sus actividades, en caso de ser ilegales, quedarían impunes. Puede que pensaran que ningún juez se atrevería a meterse con el yerno del Jefe del Estado. Cuando en el cole o en la uni explicaron eso del Estado de Derecho y todas esas cosas de libertad e igualdad, esta gente debía de estar haciendo cursos intensivos de economía o cursos de business.

Estos días hemos visto una entrevista pública antigua al duque en una televisión balear, todo se queda en casa, porque se le podrán reporchar muchas cosas a Urdangarin, pero no lo mucho que le ha calado eso de ser duque de Palma, todos sus negocios los llevó a cabo allí. El caso es que en esa entrevista el duque bromeaba sobre ls dificultades económicas que tenía para sacar adelante a todos sus hijos. Lo hacía en tono jocoso, como digo, pero estoy convencido de que ya entonces Belén Rueda (no me pregunten por qué, pero la actriz compartía mesa con el duqe en ese programa) debió de quedarse flipando con tales palabras. Los que estuvieron en ese plató no saldrán de su asombro estos días. En la entrevista el señor Urdangarin (empezaré a llamarle así de vez en cuando por si lo de duque de Palma lo pierde por el camino al juzgado, que todo puede ser) decía que había que ser honrado en todos los ámbitos de la vida. Cuando dijo eso habría hasta quien diría qué tipo más majo o qué joyita se ha llevado la Infanta Cristina. El duque malo por aquel entonces era Marichalar. El tiempo ha terminado demostrando que el ex marido de la Infanta Elena podía ser muy extravagante, pero le daba (y le da) mil vueltas en muchas otras cosas bastante más importantes que el vestir al otro yerno. A Marichalar se le criticaba por ir en patinete mientras, supuestamente, Urdangarin hacía fondos para desplazarse mejor en Ferrari o Mercedes.

¿En qué situación queda la Infanta Cristina? Yo, desde luego, no me cambiaría por ella. A nivel personal, debe de estar pasándolo muy mal. La Infanta ve como todos el tremendo daño que las actividades de su marido están dañando gravemente a su padre, a la Casa Real y hasta a las relaciones familiares. Lo que habrá que ver es si la Infanta es una víctima más de su marido o si también formó parte de los negocios o si sabía algo de ellos. Pueden ser las dos cosas, pero costará demostrar (supongo) que Cristina veía entrar dinero y compraba palacetes sin saber de dónde procecían los billetes. Como escribí hace tiempo, la Infanta Cristina está en una delicada situación. Si no sabía nada, malo, porque no hacía falta ser un lince; pero si lo sabía, peor, porque también podría tener que darse un paseo por los juzgados de Palma. El tiempo dirá.

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