Congelado el salario mínimo

Ayer se hicieron públicas las cuentas de la Casa Real y, casi al tiempo que esto sucedía, conocíamos una de las primeras medidas concretas del gobierno: congelar el salario mínimo. Como hacer comparaciones entre lo que cobra el Jefe del Estado y lo que cobran los trabajadores menos remunerados me parece muy demagógico y simplón, me centraré en lo segundo. La transparencia es siempre sinónimo de buen hacer y celebro que la Casa Real la adopte. Confío en que sea su compañera de viaje en el futuro. Sobre el salario mínimo, el nuevo gobierno anunció ayer a los sindicatos que se verá congelado, por lo que se mantendrá en 641,40 euros, muy lejos de otros países de Europa. Como digo es una de las primeras medidas concretas, junto a la actualización de las pensiones, que anuncia el nuevo ejecutivo. La actualización del poder adquisitivo de las pensiones era un compromiso de la campaña que hacen bien en cumplir, mientras que la congelación del salario mínimo interprofesional puede ser un adelanto de lo que viene.

Mariano Rajoy ha repetido hasta la saciedad estos últimos meses, casi años, que existen grandes problemas económicos en España que hay que afrontar y que la austeridad debe ser un eje central de la acción del gobierno. Ahora sabemos que para el nuevo presidente congelar el salario de los trabajadores que menos cobran es prioritario. Sinceramente considero que es decepcionante que una de las primeras medidas que se tomen sea precisamente ésta. Es verdad que hay grandes problemas, también que todos deberemos sacrificarnos, pero realmente piensan los señores del gobierno que el camino correcto es congelar el salario mínimo. Yo no soy de esos, que haberlos haylos, que están deseando que el gobierno anuncie alguna medida de recortes que ellos consideren injustos para atacarle sin piedad. Creo más bien que hay que darles, como a todos los nuevos gobernantes, un voto de confianza. Pero alejado del sectarismo y de la frontal oposición a todo lo que proceda del PP que hay en algunos sectores políticos y sociales, creo que esta medida es un grave error y me temo que puede servir para indicarnos por donde van a ir los tiros. Y no me gusta nada.

Son pocas personas, 134.000, las que cobran este sueldo mínimo, pero es un concepto importante porque se usa como referencia para fijar conceptos retributivos en los convenios. Es decir, que los trabajadores saldrán perdiendo, para no variar, con esta medida mientras que los empresarios empezarán a celebrar las acertadísimas y muy necesarias medidas del gobierno. Tanto los sindicatos como la oposición política ha criticado ya severamente esta medida. Desde IU se asegura incluso que es "casi una declaración de guerra", en palabras de José Luis Centella. A esta formación realmente le hace falta poco para salir a las calles contra el PP. Valeriano Gómez, ex ministro de Trabajo, parece querer seguir la senda de Leire Pajín y las responsables de Igualdad en los últimos tiempos, que no han tardado mucho en salir a hablar en público de las medidas de sus sucesores en el cargo, lo que se llama una actitud de leal y responsable oposición. El ex ministro de Trabajo ha dicho que la medida es "regresiva" e "injusta". Son dos términos, en cualquier caso, que definen a la perfección el sentir general por esta congelación del salario mínimo.

No tardarán mucho en escucharse las voces de oportunistas empresarios que digan que es mucho mejor cobrar 641 euros que no tener trabajo, o las de quienes aseguren incluso que todos los trabajadores deberán apretarse el cinturón, que deberemos caminar hacia la moderación salarial. Estos argumentos son ideas clave de la mentalidad que tienen algunas personas en estos tiempos de crisis: tener un trabajo es un privilegio y nadie que lo tenga se puede quejar por nada. Da igual que cobres una miseria o que sufras unas nefastas condiciones laborales, tienes trabajo y eres un privilegiado por ello. Es un argumento tramposo que busca minusvalorar los derechos de los trabajadores y aprovechar la tesitura para hacer que todos aquellos que tengan un empleo no puedan quejarse por sus condiciones. El mismo argumento se emplea siempre cuando un colectivo de cualquier tipo se pone en huelga. Es algo similar a lo escuchado en Madrid con el conflicto de la enseñanza. Desde el gobierno regional se dijo que los maestros trabajan poco y que eran unos privilegiados, que sólo se les pedía un pequeño esfuerzo.

La alta tasa de paro parece un aliado excepcional para algunos empresarios y para aquellos que desean que los derechos de trabajadores pierdan valor. ¿Cómo nos vamos a quejar por la congelación del salario mínimo si al menos tenemos trabajo, algo de lo que carece un 20% de la población activa? Como digo el argumento no es válido. La imagen que dará el gobierno con esta medida es la de siempre, que los que menos tienen serán los que más tendrán que esforzarse y a los que más afectarán los recortes. La congelación del salario mínimo es sólo el primer paso. Parece que el gobierno estudia seriamente congelar también el salario de los funcionarios. Mientras todo eso sucede, en otra mesa el ejecutivo estudia crear un banco malo que se coma, con perdón, toda la mierda que tienen las entidades financieras en activos tóxicos a cuenta del Estado. Lo que se dice un gobierno justo que busca repartir los sacrificios entre toda la población. Qué lástima da ver que al final siempre se recurre a lo más fácil y siempre se es fuerte con los débiles y débil con los fuerte.

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